MADRID, 23 (SERVIMEDIA)
Como mínimo el 80% de los lugares terrestres más importantes del mundo para la biodiversidad actualmente contienen infraestructuras humanas, de los cuales más del 75% incluyen carreteras.
En el futuro, más sitios que son importantes para la biodiversidad podrían contener centrales eléctricas, minas e infraestructura de petróleo y gas.
Así se desprende de un análisis realizado por BirdLife International, WWF y RSPB (Real Sociedad para la Protección de las Aves, de Reino Unido), en asociación con la Universidad de Cambrigde. El estudio está publicado este jueves en la revista ‘Biological Conservation’.
Esta es la primera evaluación de la presencia de infraestructura en Áreas Clave para la Biodiversidad (KBA, por sus siglas en inglés), una red global de miles de sitios reconocidos internacionalmente como las zonas más cruciales del mundo para la vida silvestre.
La infraestructura es uno de los mayores impulsores de las amenazas a la biodiversidad, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), pues puede causar la destrucción y fragmentación del hábitat natural, la contaminación, el aumento de la perturbación o la caza por parte de los humanos, así como la propagación de especies invasoras y puede tener impactos más amplios más allá del sitio de desarrollo.
“Es preocupante que existan desarrollos humanos en la gran mayoría de los sitios que se han identificado como críticos para la naturaleza”, indica Ash Simkins, doctorando en zoología de la Universidad de Cambridge.
Las KBA son sitios que contribuyen significativamente a la persistencia global de la biodiversidad. Por ejemplo, pueden contener especies que están en alto riesgo de extinción o son el hogar de especies o ecosistemas que se encuentran en un área pequeña en todo el mundo.
Los investigadores evaluaron 15.150 KBA en tierra y descubrieron que el 80% contenía infraestructura humana. Carreteras (75%), líneas eléctricas (37%) y áreas urbanas (37%) son las más comunes.
Los posibles desarrollos de infraestructura futuros planificados podrían conducir a 2.201 Áreas Clave para la Biodiversidad adicionales con minas (de 754 a 2.955; un 292% más), 1.508 adicionales con infraestructura de petróleo y gas (de 2.081 a 3.589, un 72% más) y 1.372 que contienen centrales eléctricas (de 233 a 1.605, un 589% más).
FUTUROS DESARROLLOS
Los mapas de las KBA se cruzaron con conjuntos de datos espaciales de diferentes tipos de infraestructura que los investigadores clasificaron como transporte, represas y embalses, extractivos (relacionados con los recursos naturales), energía (líneas eléctricas y centrales eléctricas) y áreas urbanas.
La energía y las industrias extractivas fueron las únicas categorías para las que se dispuso de algunos datos globales sobre posibles desarrollos futuros planificados.
“Reconocemos que la infraestructura es esencial para el desarrollo humano, pero se trata de construir de manera inteligente. Idealmente, esto significa evitar o minimizar la infraestructura en los lugares más importantes para la biodiversidad. Si la infraestructura debe estar allí, entonces debe diseñarse para causar el menor daño posible, y los impactos deben compensarse con creces en otros lugares”, indica Simkins.
Los investigadores encontraron que los países de América del Sur (por ejemplo, el 82% de las KBA en Brasil), África subsahariana, central y meridional, y partes del sudeste asiático se encuentran entre las zonas con la mayor proporción de reclamos extractivos, concesiones o actividades planificadas para desarrollar en sus Áreas Clave para la Biodiversidad.
Todas las KBA identificadas hasta ahora en Bangladesh, Kuwait, República del Congo y Serbia tienen posibles reclamos extractivos, concesiones o desarrollo planificado.
“También es preocupante ver que en el futuro se planea construir una extensa infraestructura relacionada con la minería y el petróleo y el gas en muchos de los sitios más importantes del mundo para la biodiversidad”, lamenta Simkins.
Parte de la tecnología para hacer frente a la crisis climática, como los paneles solares y las turbinas eólicas, también depende de la minería de metales preciosos. “Necesitamos soluciones inteligentes para la crisis climática mientras evitamos o minimizamos los impactos negativos en la biodiversidad”, recalca Simkins.
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