MÚNICH (BAVIERA, ALEMANIA), 18 (DPA/EP)
Alrededor de 700.000 personas han visitado la fiesta de la cerveza de Múnich, el Oktoberfest, en su primer fin de semana, una cantidad menor que el millón de personas registrado en la última fiesta anterior a la pandemia, en 2019.
El director del festival, Clemens Baumgaertner, ha manifestado su satisfacción por el inicio de la fiesta sin incidentes. “Pero para las próximas dos semanas esperamos que San Pedro recuerde cuál es el clima correcto para el ‘Wiesn'”, ha afirmado en referencia a las lluvias ya registradas el fin de semana. El Theresienwiese (Prado de Teresa o simplemente Wiesn) es la explanada en la que se celebra la fiesta cervecera todos los años.
Entre las personas que se acercaron al Oktoberfest también ha habido muchas familias con niños y turistas extranjeros, de países como Estados Unidos o Francia.
El sábado antes de que saliera el sol ya había gente haciendo fila en las entradas para poder ocupar buenos lugares en las carpas cerveceras. Las primeras carpas cerraron sus puertas alrededor del mediodía.
El portavoz de los cerveceros anfitriones, Christian Schottenhamel, ha asegurado el número de visitantes ha sido similar al de la fiesta de 2019 y el clima fue de euforia y de alegría por volver a celebrar el Oktoberfest.
El portavoz de las carpas pequeñas del Wiesn, Otto Lindinger, ha destacado que el público es ahora más joven y ha revelado que la comida más vendida ha sido, como siempre, el pollo Wiesn. También se han pedido platos sin carne.
El frío y la llovizna ha hecho que las atracciones más populares fueran las techadas, como el tren fantasma y la noria gigante. En los puestos callejeros se vendieron bien las almendras tostadas y las salchichas fritas.
La fiesta de la cerveza continúa hasta el 3 de octubre, cuando se celebra el Día de la Unidad Alemana.
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