UNICEF ha intentado mantener los programas de higiene y apoyo que antes se prestaban en los centros educativos
MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
El veto de los talibán a la educación secundaria de las niñas ha generado pérdidas de 500 millones de dólares (euros) en el último año, desde que los islamistas tomaron el poder en Kabul, según un estudio del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Esta cifra supone un 2,5 por ciento del PIB anual afgano además de implica privar a las niñas y jóvenes de su derecho a una formación. Según el estudio de UNICEF, si los tres millones de niñas que actualmente están en edad de la educación secundaria pudieran completar su formación y participar en el mercado laboral, las niñas y mujeres podrían aportar al menos 5.400 millones de dólares (5.261 millones de euros) a la economía afgana.
Sin embargo, estas estimaciones no tienen en cuenta el impacto no financiero de negar a las niñas el acceso a la educación, como el futuro déficit de profesoras, doctoras y enfermeras, el consiguiente impacto en la disminución de la asistencia de niñas a la escuela primaria y el aumento de los costes sanitarios relacionados con los embarazos adolescentes, alerta UNICEF.
Tampoco tienen en cuenta los beneficios más amplios de la educación, como el éxito educativo general, la reducción de las tasas de matrimonio infantil y una menor mortalidad infantil.
“La decisión tomada el 23 de marzo de no permitir a las niñas volver a la escuela secundaria fue impactante y profundamente decepcionante. No solo viola el derecho fundamental de las niñas a la educación, sino que las expone a una mayor ansiedad y a un mayor riesgo de explotación y abuso, incluyendo la trata infantil y el matrimonio forzoso y temprano”, ha destacado el representante de UNICEF en Afganistán, Mohamed Ayoya. “Ahora, este nuevo análisis explica claramente el terrible impacto económico que esta decisión tiene sobre el PIB del país”, ha añadido.
Incluso antes de que los talibán tomaran el poder el 15 de agosto del año pasado, más de 4,2 millones de niños en Afganistán estaban fuera de la escuela, el 60% de ellos niñas. Aunque el potencial coste de no educar a niños y niñas por igual es alto en términos de ganancias perdidas, no educar a las niñas tiene un coste especialmente alto debido a la relación entre el éxito educativo y el retraso del matrimonio y la maternidad, su participación en el mercado laboral, la toma de decisiones sobre su propio futuro y la mayor inversión en la salud y la educación de sus propios hijos más adelante.
El análisis muestra además que Afganistán no podrá recuperar el PIB perdido durante la transición ni alcanzar su verdadera productividad potencial si no respeta el derecho de las niñas a acceder y completar laeducación secundaria.
“UNICEF quiere ver a cada niña y cada niño de Afganistán en la escuela, aprendiendo”, ha destacado Ayoya. “No pararemos hasta lograr este objetivo. No es solo que la educación sea un derecho para cada niño y niña. Es que es la base del futuro crecimiento de Afganistán”, ha remachado.
NO IR A CLASE, UN RIESGO PARA LA SALUD DE LAS NIÑAS
Con las niñas sin poder volver a la escuela secundaria, surgen otros problemas que UNICEF está tratando de paliar. La organización está trabajando para prestar a las niñas adolescentes los servicios que necesitan tales como apoyo para prevenir la anemia o higiene y salud menstrual y que UNICEF solía proporcionar en las escuelas.
En los últimos doce meses, los servicios de salud y nutrición en las escuelas han llegado a 272.386 niñas y adolescentes con suplementos de hierro y ácido fólico. Es decir, la imposibilidad de las niñas de continuar su educación compromete su salud, subraya UNCEF.
La desnutrición infantil también está aumentando. En junio de 2021 30.000 niños recibieron tratamiento contra la desnutrición aguda en el país. En junio de 2022 fueron 57.000, es decir, un aumento del 90 por ciento.
Además, denuncia UNICEF, Los niños están siendo obligados a trabajar para apoyar a sus familias en vez de ir a la escuela, el lugar más seguro en el que podrían estar. “La de Afganistán sigue siendo una de las crisis de infancia más complejas y multidimensionales a nivel mundial”, ha advertido Ayoya.
“Se trata de un momento crítico para una generación entera de niños. Los derechos de las niñas están siendo atacados; sus infancias se ven perjudicadas por las privaciones. Por eso, a pesar de las dificultades para trabajar en este entorno, UNICEF está ampliando, ayudando y consiguiendo resultados como nunca antes”, ha destacado.
Ayoya ha agradecido además la confianza de la población afgana y le de los donantes y aliados. “Pero les instamos a mantener su apoyo vital a los niños, especialmente con el invierno a la vuelta de la esquina”, ha recordado.
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