MADRID, 21 (SERVIMEDIA)
El matrimonio formado por los refugiados afganos Nilofar Bayat y Ramesh Naik Zai competirá a partir del próximo mes de octubre con el club Bidaideak Bilbao BSR en la División de Honor de la Liga Nacional de Baloncesto en Silla de Ruedas, algo más de un año después de ser evacuados desde Kabul (Afganistán) tras el regreso de los talibanes al poder de ese país.
Ambos salieron de Kabul el 20 de agosto de 2021 en el segundo vuelo enviado por el Gobierno español para evacuar a intérpretes y colaboradores de las Fuerzas Armadas en Afganistán. En ese avión viajaron 110 personas.
Nilofar tiene afectada su movilidad por un misil que estalló en su casa cuando tenía dos años y que le dañó la médula espinal, al tiempo que mató a uno de sus hermanos. Es la capitana de la selección femenina de baloncesto en silla de ruedas de Afganistán. Estudiaba Derecho y colaboraba con el Comité Internacional de Cruz Roja en su país.
Disputó el Campeonato de Asia-Oceanía de Baloncesto en Silla de Ruedas de 2019, que ponía en juego tres plazas para los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, pero la selección afgana no pudo clasificarse al finalizar sexta.
Pese a que a comienzos de 2020 habían firmado un acuerdo de paz con Estados Unidos, los talibanes iniciaron el año pasado una ofensiva coincidiendo con la paulatina retirada de las tropas estadounidenses en tierras afganas.
Poco después de la entrada de los talibanes en Kabul, Nilofar contactó con el periodista español Antonio Pampliega, reportero secuestrado durante 299 días por Al Qaeda y a quien conoció mientras trabajaba en Cruz Roja.
El periodista se puso en contacto con la Federación Española de Baloncesto (FEB), el Consejo Superior de Deportes (CSD) y otras instituciones, que hicieron llegar su llamada de socorro al Ministerio de Asuntos Exteriores.
FAMILIARES EN ESPAÑA
Nilofar y Ramesh se afincaron en Bilbao, cuyo equipo de baloncesto en silla de ruedas había ganado la liga española en la temporada 2020/2021. El Bidaideak Bilbao BSR quiso contar con ambos para que entrenaran y disputaran partidos.
Ambos disputaron un encuentro amistoso el pasado mes de octubre en Amurrio (Álava) contra el Fundación Vital Zuzenak, de Vitoria, pero no pudieron ser inscritos para disputar la liga y la Copa del Rey ante la falta de regularización administrativa.
“El proceso duró unos seis meses. Hasta febrero de este año no pudieron tener los primeros papeles”, apuntó a Servimedia el presidente del Bidaideak Bilbao BSR, Txema Alonso, una de las personas que más se han afanado por dar una segunda oportunidad a Nilofar y Ramesh.
De hecho, el club vasco ha colaborado para que 16 familiares de Nilofar estén en España desde abril o junio. La mayoría residen en Bilbao y Vitoria, y otro grupo vive en Madrid. “Su obsesión era sacar a su familia de allí”, indicó Alonso.
Nilofar y Ramesh se encuentran actualmente en proceso adaptativo en Bilbao con sus documentaciones en regla de ciudadanos refugiados. Ella tiene dificultades de movilidad por los trozos de metrallas incrustados en su columna vertebral tras la deflagración del proyectil cuando era niña y él tiene amputada una pierna y otra también afectada al pisar una mina.
“No ha sido fácil este último año. Me siento como en casa en Bilbao, pero aún extraño Afganistán”, comentó Nilofar a Servimedia, antes de indicar que cuenta con “todos los documentos para poder vivir en España”.
EL DEPORTE COMO DESEO
Ambos sobreviven con el sistema de apoyo del Gobierno. Nilofar trabajaba en el departamento jurídico de Cruz Roja y ha realizado gestiones para incorporarse a varias empresas, mientras que Ramesh espera la homologación de su título de fisioterapeuta, que le habilitaría para trabajar en el centro de rehabilitación de Bidaideak. “El mayor problema para los dos es el idioma, pero creo que en septiembre podrían incorporarse”, recalcó Alonso.
“Afortunadamente, toda mi familia vino a España. Espero que podamos vivir todos juntos en Bilbao”, indicó Nilofar. “Uno de mis deseos es volver a jugar al baloncesto en silla de ruedas”. El Bidaideak Bilbao BSR abre sus puertas a ella y su marido para que cumplan por fin ese sueño.
Su historia de superación forma parte de los cerca de 3.900 colaboradores afganos, incluidas sus familias, que han sido evacuados por el Gobierno de España desde que hace un año comenzó la operación para abandonar Afganistán y sacar de allí a personas que podían sufrir represalias de los talibanes.
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