MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
La centrocampista de la selección española Aitana Bonmatí confiesa que tiene “la esperanza” de que la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) dé a las internacionales “el respaldo” que se merecen y que decidió mandar el correo renunciando a ser convocada porque sentía que había que “hacer ciertos cambios” de cara a poder “ganar grandes torneos”.
“Durante la temporada, y sólo puedo hablar por mí, mantuve algunas reuniones con la federación. Ambas partes acordamos y aceptamos que algunas cosas tenían que cambiar para que pudiera volver. Tengo la esperanza de que la federación nos dé el respaldo que merecemos, así que al final decidí jugar este Mundial”, relata Bonmatí en una columna en ‘The Players Voice’.
Para la catalana fue “muy difícil” ser una de las que solicitó no ser convocada si no había cambios. “Te pierdes partidos, dinero, patrocinadores, todo. Te ‘matan’ en la prensa. Pero yo quería participar. Sentía que la RFEF tenía que invertir más en nosotras, que había que hacer ciertos cambios si queríamos ganar grandes torneos, que es lo que queremos hacer, si no, ¿para qué?”, remarca.
Ahora, ya con la Copa del Mundo iniciada, prefiere no darle “por ahora más vueltas” a este asunto. “Simplemente estoy muy ilusionada con este torneo. Y confío en haber tomado la decisión correcta”, asegura la centrocampista.
“Australia y Nueva Zelanda son lugares increíbles, pero no estamos aquí de vacaciones. Nuestro equipo es diferente ahora, en el Mundial de 2019 nos faltó experiencia, esta vez tenemos un grupo de jugadoras que lo han ganado todo con el Barça”, advierte la catalana.
En este sentido, la futbolista blaugrana cree que “cuando te conoces del club, es más fácil”. “Y como el Barça ha crecido tanto, es lógico que la selección también mejore. En el Barça hemos hecho mucho trabajo físico y hemos construido una mentalidad mucho más fuerte. Sin esto, ganar el Mundial es imposible”, advierte.
Sobre la final de la Liga de Campeones, no esconde que su cabeza “se remontó a la final del año anterior” perdida ante el Olympique de Lyon cuando se adelantó de forma rápida el Wolfsburgo. “Mi primera reacción fue: ‘No! ¡Otra vez no!’ Pero sólo duró un segundo”, remarca la internacional que sabía que “quedaba mucho tiempo” y que a partir de ahí dominaron “por completo” y crearon “una ocasión tras otra”. “Fallamos, fallamos y fallamos, pero estaba segura de que el gol llegaría pronto y luego marcaron de la nada”, apunta.
“Aun así, cuando entré en el vestuario en el descanso, todo lo que vi fue positividad. Habíamos aprendido lo que hicimos mal contra el Lyon y todas estábamos de acuerdo en tener confianza, mantener la calma y seguir jugando. Por eso ganamos 3-2”, celebra Bonmatí.
La centrocampista admite que “jugar en el Barça es muy intenso” y que su objetivo es el de “seguir ganando”. “Me encanta esta presión, la sensación de que no puedes fallar, de que tienes que exigirte lo mejor cada día. Se ha convertido en parte de lo que soy”, recalca. “Voy a dar el 200 por 100 para ayudar al equipo en este Mundial. Y como siempre, saldré a jugar el fútbol que aprendí de Xavi e Iniesta, es la forma que más me gusta”, añade.
“A VECES PIENSO QUE ESTE MUNDO ES UNA MIERDA”
La de Sant Pere de Ribes expresa en esta columna diez cosas sobre ella para conocerla mejor, entre las que se encuentran su admiración por Pep Guardiola al que sigue “donde quiera que trabaje” y cuyos años al frente del FC Barcelona “pertenecen a la leyenda”, que en sus primeros pasos en el Barça vio “cero” oportunidades de llegar al primer equipo y que pensó incluso en irse a los Estados Unidos.
También recuerda los más de 90.000 espectadores que fueron al Camp Nou a verlas ante el Real Madrid en la vuelta de los cuartos de final de la Champions. “Cuando salimos del túnel de vestuarios, nos dimos cuenta de que aquello era real. Se me puso la piel de gallina cuando nos pusimos en fila para escuchar el himno de la Champions. Miré hacia arriba y a mi alrededor, esta vez también sentí vértigo”, confiesa.
Finalmente, resalta su gusto por viajar porque es su forma “favorita de desconectar” y su papel a la hora de ayudar a los más desfavorecidos como colaboradora de ACNUR. “A veces pienso que este mundo es una mierda. Tanta gente tiene que dejar sus casas sin querer por culpa de la guerra y llegan a lugares como España e Italia sin dinero, sin amigos y sin hablar el idioma. Sinceramente, me rompe el corazón”, lamenta.
“Tragedias como ésta me hacen darme cuenta de lo privilegiada que soy. El año pasado empecé a trabajar con ACNUR, que organiza entrenamientos en Barcelona para mujeres refugiadas con el fin de proporcionarles una red de apoyo aquí y ayudarlas a integrarse. Siempre pido a mis compañeras de equipo botas y ropa de repuesto que puedan tener. No va a arreglar el mundo, pero creo que ha mejorado bastantes vidas. Para mí, eso significa mucho”, sentencia.
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