CASTELLÓ, 14 (EUROPA PRESS)-
Un profesor de tenis ha reconocido hoy haber agredido sexualmente a una alumna menor -tenía 14 años en el momento de los hechos-, como consecuencia de lo cual ésta quedó embarazada y abortó. El hombre ha pedido perdón a la víctima y a su familia durante el juicio que se ha celebrado este lunes en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Castellón.
El hombre, durante su declaración, ha reconocido los hechos de los que se le acusaba y ha mostrado “arrepentimiento total”, además de pedir perdón a la menor y a su familia.
Al finalizar el juicio, el ministerio público ha rebajado la petición de pena para el procesado, al que acusa de un delito continuado de agresión sexual a menor de 16 años, pasando de 18 a 10 años de prisión, basándose en el reconocimiento de los hechos por parte del hombre y en que ha abonado la responsabilidad civil -apartado en el que la fiscal solicitaba 50.000 euros para la víctima por perjuicio moral y 1.955,90 euros para la Generalitat por la asistencia prestada a la menor-.
Así mismo, la fiscal solicita la inhabilitación especial del acusado para cualquier profesión, oficio o actividad, sean o no retribuidos, que conlleve contacto regular y directo con personas menores de edad por tiempo de 20 años, así como la medida de libertad vigilada para su ejecución con posterioridad a la pena por un periodo de diez años, y la prohibición de aproximarse a ella a menos de 500 metros, a su domicilio, lugar de trabajo y cualquier otro frecuentado por la misma, y de comunicarse con ella por cualquier medio o procedimiento por tiempo de 20 años.
En sus conclusiones definitivas, la fiscal señala que entre septiembre de 2022 y abril de 2023 el procesado, en su condición de profesor de tenis y sirviéndose de la confianza que en él tenían los padres de la menor, empezó a interesarse en el rendimiento deportivo de ésta, a la que prestaba más dedicación que al resto de alumnos. Así, la recogía él mismo en su casa para llevarla al entrenamiento y la llevaba, además de a la cancha de tenis, a una vivienda de su propiedad, en la cual no reside y en la que existe un gimnasio, con la excusa de realizar entrenamiento físico.
Fue en dicha vivienda -según el ministerio público- donde el acusado agredió sexualmente de la menor. Cuando la víctima manifestó al procesado que no le venía la regla, éste se puso de rodillas y le suplicó que no dijera nada a sus padres, que les dijera que había mantenido relaciones sexuales con otro menor y así no pasaría nada, porque si les decía que había sido él, lo iban a meter en la cárcel.
Como consecuencia de estos hechos la menor quedó embarazada y se procedió a la interrupción voluntaria del embarazo.
Durante la vista oral dos psicólogas -peritos propuestas por la fiscal- han ratificado que el relato de la menor sobre los hechos fue “claro, coherente y con sentido”, y que, aunque no se observó daño psicológico en la misma, sí presentaba problemas de ansiedad e incomodidad respecto del sexo.
Así mismo, otros peritos del Instituto de Toxicología de Barcelona que establecieron un perfil genético tras analizar muestras de los restos fetales del hijo de la víctima no nacido han apuntado que el padre era el acusado.
Tanto las acusaciones como la defensa se han adherido al escrito de conclusiones definitivas del ministerio público, que ha solicitado una sentencia condenatoria. La defensa ha pedido que se tenga en cuenta en la sentencia que el acusado ha reparado el daño y ha pedido perdón en dos ocasiones. El juicio ha quedado visto para sentencia.
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