El jurado popular deberá decidir si el procesado tuvo intención de matarle o fue un homicidio imprudente
VALÈNCIA, 4 (EUROPA PRESS)
Un hombre se enfrenta a 12 años de cárcel por matar a la expareja sentimental de su novia, con quien había reiniciado la relación y tenían una hija en común, en la casa de ella en abril de 2023. La víctima, al que la mujer había dejado dos días antes, acudió para recoger unas herramientas sin saber que el acusado estaba allí y al oír su voz presuntamente empujó con fuerza la puerta para entrar. El procesado le clavó tres veces un cuchillo de 33 centímetros que había cogido de la cocina y al llegar la Policía les reconoció: “Yo, yo, le he pinchado”.
Por estos hechos, el fiscal solicita inicialmente 12 años de prisión por un delito de homicidio con la agravante de abuso de superioridad y atenuante de confesión de la infracción. Asimismo, deberá indeminizar con 100.000 euros al hijo de 5 años; con 45.000 euros a su madre y con 15.000 euros a su hermano, mientras que las tres acusaciones elevan la pena a entre 14 y 15 años de cárcel.
Por su parte, la defensa reclama, en el juicio que se ha iniciado este jueves en la Audiencia de Valencia con jurado popular, tres meses de cárcel por un delito de homicidio imprudente al entender que concurre la atenuante incompleta de legítima defensa, confesión de los hechos, reparación del daño por haber tratado de parar la hemorragia y por haber actuado en situación de arrebato u obcecación mental para “defender a las hijas, de 3 y 6 años, que en esos momentos se encontraban en la casa, ante un temor serio y racional de que pudiera atentar contra ellas”.
Los hechos, según el escrito provisional del ministerio público, sucedieron el 8 de abril de 2023 cuando la víctima, de 33 años, acudió a la casa de su expareja, con la que había mantenido una breve relación sentimental –tres meses–, para recoger unas herramientas que se había dejado tras ayudarle con la mudanza. Ella le abrió la puerta y le dijo que bajara a la calle y que allí se las daría, lo que “extrañó” a la víctima, quien le pidió que le abriera la puerta.
El acusado, de 26 años, abrió ligeramente la puerta y también le dijo que lo mejor es que se fuera a la calle. Al oír una voz de hombre, la víctima trató de hacer fuerza para entrar mientras la mujer trataba de cerrar la puerta para impedir que entrara.
Entonces, el encausado cogió un cuchillo de unos 20 centímetros de hoja de la cocina y en el momento en el que el exnovió accedió a la vivienda se lo clavó “de forma repentina” hasta tres veces, una en el antebrazo izquierda y otra en el hemitoráx izquierdo. La tercera se la asestó en el hemiabdomen derecho y le alcanzó la arteria aorta, lo que causó la muerte en el propio recibidor de la vivienda. El tribunal decidirá si lo hizo con la intención de causarle la muerte.
“POR MIEDO”
Al respecto, la defensa ha admitido que el crimen es “reprobable”, pero “no para una condena por homicidio a sangre fría” porque su defendido actuó por “miedo y para defender a su familia”. Así, ha alegado que la víctima, a la que su defendido no conocía, se personó en el domicilio por “sorpresa”, e “irrumpió” en la casa empujando de “forma brusca y violenta” la puerta y que llevaba “algo en las manos”, que resultaron ser unas llaves de coche pero que “en ese momento no se podía discernir si era un arma”.
Ha justificado que cogió el cuchillo “sin intención de matarlo”, sino solo “para amedrentar” a la víctima para que se fuera porque sus hijas “estaban atemorizadas llorando”. “¿Qué habrían hecho ustedes?”, ha cuestionado al jurado. Además, ha apuntado que fue el exnovio el que comenzó a agredirlo y que las acometidas se produjeron durante “el forcejeo”. “La víctima era mucho más corpulenta; a su lado mi defendido era un muñeco”, ha señalado.
“QUERÍA MATARLO”
Por contra, las acusaciones particulares niegan todas las atenuantes. Aseguran que no pude ser un homicidio imprudente cuando fue a la cocina a por un cuchillo y le asestó tres acometidas y “con fuerza” para poder haber causado una herida mortal. “Fue un homicidio doloso, quería matarlo”, han señalado. Además, mantienen que no hubo proporcionalidad para reclamar legítima defensa porque la víctima iba desarmado y el acusado no tenía ninguna lesión.
Tampoco se puede apreciar confesión, consideran, porque “la policía se lo encontró encima del cuerpo” ni tampoco reparación del daño porque la cuchillada en el abdomen era mortal y “habría fallecido hiciera lo que hiciera”. Además, señalan que fue un vecino el que llamó a Emergencias en primer lugar y trataron de “esconder” el arma. “No es el caso de un hombre desconocido que irrumpe en la tranquilidad de un hogar para hacer el mal, sino que había un vínculo, él tuvo la esperanza de una relación y hasta de vivir en ese inmueble hasta dos día antes y fue a recoger sus herramientas”, han señalado. Ella le había dado las llaves.
En esta primera sesión también ha testificado la mujer –el acusado lo hará en último lugar– que ha explicado que solo le dio las llaves para que desmontar un armario. Ha relatado que dijo al acusado dos días antes de los hechos que se estaba replanteado volver con el padre de sus hijas y que él se “enfadó muchísimo”. Afirma que fue la víctima quien se “abalanzó” sobre el procesado y que le comenzó a pegar “puñetazos en la cara”, mientras que él mantenía el cuchillo abajo.
Asegura que el acusado no quería matarle y que le pidió varias veces que se fuera porque estaban sus hijas, que no vio ninguna acometida y que cundo cayó al suelo pensó que se había desmayado hasta que lo escuchó decir: “Me has dado”. Justifica que no avisaron antes a la Policía porque estaba muy nerviosos y después se concentraron en tratar de parar la hemorragia y guardaron el cuchillo para alejarlo de las niñas.
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