ALICANTE, 3 (EUROPA PRESS)
La estimulación cerebral no invasiva, que persigue mejorar el tratamiento ante trastornos como la depresión o enfermedades como el párkinson, es clave para influir en el funcionamiento de este órgano en pacientes “sin tener que introducir nada dentro del cerebro, ni fármacos ni dispositivos metálicos”.
Así lo ha explicado el doctor Francisco Mira, director de la unidad de Neurología del Hospital Vithas Medimar, quien ha detallado que esta tecnología –que incluye la estimulación magnética transcranial (TMS)– permite tratar enfermedades neurológicas y psiquiátricas con “óptimos resultados”. Esta tecnología se extiende a trastornos como la ansiedad crónica, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y el estrés postraumático.
Mira ha recalcado en un comunicado el “impacto” de esta técnica en casos de depresión “resistente” a fármacos. “Cuando una depresión no funciona con fármacos convencionales o el paciente no los tolera o incluso no los quiere tomar, por ejemplo, por su profesión, tiene altas posibilidades de encontrar un beneficio importante en las técnicas de estimulación cerebral no invasiva”, ha detallado.
En el ámbito de la neurología, la estimulación cerebral no invasiva también ha demostrado ser “eficaz” ante patologías como la demencia, el párkinson y la esclerosis múltiple.
En palabras de Mira, para la demencia es un tratamiento “muy prometedor”, que ayuda a estabilizar o incluso mejorar a un porcentaje cercano al 40 o 50 por ciento de los pacientes. “Hablamos de mejorar de forma sostenida, cosa que ningún fármaco consigue”, ha agregado.
“Tenemos pacientes que llevan varios años en tratamiento manteniéndose estables e incluso han mejorado en las pruebas de metabolismo cerebral”, ha destacado el especialista.
Mira ha resaltado que el tratamiento se realiza con el paciente “completamente consciente y cómodo” y que este puede hablar con el personal del equipo médico “relajado y sin ningún problema”.
El tratamiento puede durar desde 40 segundos hasta 37 o 38 minutos, dependiendo de la patología. En algunos casos, el paciente realiza ejercicios cognitivos o físicos durante la sesión, “lo que ayuda a potenciar los efectos de la terapia”.
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