– Subraya que”no cabe la equidistancia ni la miseria moral del acomodo coyuntural” ante las “viejas amenazas disfrazadas de modernidad”
– Ha intervenido en la apertura del congreso organizado por la UV para conmemorar los 70 años de Declaración Universal
València. El president de la Generalitat, Ximo Puig, ha subrayado la necesidad de llevar a cabo una reflexión colectiva sobre el contenido de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en un momento de “cierto retroceso” que lleva a la reaparición de “los viejos fantasmas de la barbarie”.
El president ha participado en la apertura del congreso internacional ’70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos’, organizado por la Universitat de València (UV), que tiene lugar en el Centro Cultural La Nau, y al que también ha asistido la consellera de Justicia, Administración Pública, Reformas Democráticas y Libertades Públicas, Gabriela Bravo.
“Ante las viejas amenazas que, disfrazadas de modernidad, recorren el mundo, no cabe la equidistancia ni la miseria moral del acomodo coyuntural”, ha asegurado Puig, que ha concluido que la Declaración Universal de los Derechos Humanos surge “como respuesta, como el grito por la civilidad, como la mejor versión de la humanidad”.
“Hoy, más que nunca, hay que exigir una reflexión colectiva”, ha manifestado el president, y ha considerado que “los gobiernos y los responsables políticos tienen mucha más responsabilidad”, pero también la ciudadanía, a la que ha llamado a defender “lo más fundamental, que es la dignidad de las personas”.
El jefe del Consell, que ha dicho sentirse “orgulloso” de que la Universitat de València haya convertido a la capital valenciana en “la capital de los derechos humanos”, ha definido el congreso como “el aniversario de una solemne declaración de amor a todos los miembros de la familia humana”.
Asimismo, se ha referido al texto de la declaración como “una referencia ética básica” y un “imperativo moral”, y ha recordado que la Constitución española, que el pasado 6 de diciembre cumplió 40 años, “es deudora de la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.
“Porque rechazamos la barbarie también hoy necesitamos la Declaración Universal para distinguir lo correcto de lo equivocado”, ha considerado Puig, que ha destacado su importancia “para enfrentar adecuadamente el fenómeno migratorio, para tratar con dignidad y derechos a las personas que huyen de la pobreza y la persecución”.
Ha añadido que la declaración es el instrumento más adecuado para “combatir las desigualdades que impiden la justicia social, para construir y restaurar las condiciones básicas de vida”, además de para “conseguir la igualdad real entre hombres y mujeres y reivindicar el feminismo todos los días”.
La “batalla por los derechos” “Necesitamos la Declaración Universal porque la batalla por los derechos no ha terminado, más bien al contrario, diría que se recrudece”, ha afirmado el president, que ha incidido en que “los derechos solo se consiguen si se lucha por ellos y solo se conservan si se defienden”.
En este sentido, ha llamado a los cargos públicos a “escuchar atentamente y con respeto los argumentos que indican los errores que se cometen”, aunque ha apostado por reivindicar también “lo que se ha hecho y se hace bien” para “perseverar en ello”.
El president ha alabado el apoyo a este acto mostrado por el embajador de Canadá ante la Unión Europea y Alemania, Stéphane Dion, como el embajador de Canadá en España, Matthew Levin, desde unas convicciones que convierten a su país en “referencia mundial” de los valores de la Ilustración, “un ejemplo de sociedad que armoniza progreso con cohesión social, un país que nunca construye muros a la solidaridad”.
Además, ha agradecido la labor de la UV, el Instituto de Derechos Humanos y de los y las activistas por la defensa de los derechos de las personas, y ha destacado su trabajo “para que la Declaración Universal sea algo más que una norma de treinta artículos”.
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