La actuación respeta “la huella de la historia” y dejará a los visitantes del templo “con la boca abierta”
VALÈNCIA, 29 (EUROPA PRESS)
Los trabajos de restauración de la Iglesia de los Santos Juanes de València están avanzado hasta dejar entrever cómo será su resultado final. Se trata de un “proyecto único e irrepetible” en el que se recuperarán cerca de la mitad de los frescos de Palomino que se destruyeron en el incendio de 1936, para lo que ha sido indispensable la fotografía de un aficionado que inmortalizó las pinturas antes de las llamas y ha permitido así que los especialistas rescaten “las huellas del pasado”.
Además, el equipo multidisciplinar de expertos que está desarrollando los trabajos ha descubierto inscripciones en la superficie de la bóveda que estaban bajo los paneles e, incluso, en el reverso de algunos de ellos, de forma que se ha podido documentar la fecha de 1965 como final de la intervención de los hermanos Gudiol, así como la presencia de un grupo de al menos 15 ayudantes que dejaron sus nombres escritos. También han encontrado fragmentos de pintura original detrás de alguno de los paneles.
La profesora emérita de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Universitat Politècnica de València (UPV), Pilar Roig, que dirige el equipo de especialistas que trabaja en Santos Juanes; el profesor titular del departamento de Conservacion y director de obra, José Luis Regidor, y el arquitecto de la obra, Carlos Campos, han mostrado este miércoles a los medios en qué punto se encuentra la restauración y sus primeros resultados, después de haberse completado las dos primeras fases.
Las obras arrancaron en 2021 financiadas por la Fundación Hortensia Herrero –aunque ya se había iniciado una intervención que quedó parada en 2010– y su final está previsto para 2025. “Tendremos las pinturas de Palomino, un videomapping en el ábside y del zócalo hacia abajo todo blanco y oro. Hará que esta iglesia sea única en el panorama del patrimonio cultural valenciano”, ha destacado Roig.
La Iglesia de los Santos Juanes es uno de los emblemas del patrimonio valenciano, por su monumentalidad y situación estratégica en el corazón de València. Alzada bajo los cánones del gótico, su transformación barroca le hizo merecedora de ser declarada Monumento Histórico Artístico Nacional tanto por las pinturas de Palomino –las de mayor superficie pintadas por el maestro cordobés– como por la intervención escultórica y ornamental llevada a cabo por Bertesi y Aliprandi con los estucos lustros en blanco de sus esculturas y los dorados que convierten a esta iglesia en única en València.
“GRAN RETO DESPUÉS DE TODOS LOS AVATARES”
La restauradora ha explicado que el equipo de la UPV está “en un momento importante” de los trabajos y ha recordado que, al haberse incendiado la iglesia en 1936, “había restos quemados de la obra maravillosa de Palomino”. “Ha sido un gran reto conseguir recuperar ese original de Palomino después de todos los avatares que ha sufrido, también por una serie de restauraciones. Llevamos desde los años noventa intentándolo conseguir”, ha comentado.
Roig ha detallado que se ha conseguido recuperar aproximadamente un 50% de las pinturas de Palomino y ha evocado la sensación de “satisfacción enorme” de los expertos al conseguir que “queden partes muy importantes” de la obra “a pesar de todos los avatares y desgracias”.
En una anterior restauración entre los años 50 y 60, los Gudiol arrancaron los fragmentos de pintura conservados en dos tercios de la bóveda y presbiterio de los Santos Juanes y se las llevaron a Barcelona para colocarlas en paneles de madera contrachapada. Las pinturas del presbiterio nunca regresaron a València y el resto fueron colocadas en 90 paneles, en la bóveda pintada por Palomino, de los cuales se han restaurado 35. Además, se ha restaurado también la ornamentación, dorados esculturas y óvalos de un tercio del perímetro interior de la Iglesia.
Roig y Regidor han detallado que se ha empleado el tratamiento digital de imágenes para transferencia digital y a una serie de técnicas como la limpieza con bacterias, ultrasonidos foto-ablación láser. Los trabajos han reunido a una treintena de especialistas de ámbitos tan diferentes como la ingeniería topográfica, telecomunicaciones, arquitectos, documentalistas, especialistas físicos y químicos, biólogas e historiadoras de arte.
UNA FOTOGRAFÍA QUE PERMITIÓ RECUPERAR EL PASADO
En la reconstrucción de las pinturas de la bóveda ha tenido un papel central una fotografía de Juan Alcón, un fotógrafo aficionado a capturar la arquitectura y detalles de las iglesias, que retrató la iglesia de los Santos Juanes antes del incendio de 1936. Alcón falleció antes de saber que sus imágenes servirían a los expertos para poder recuperar la bóveda. “Sin su fotografía no hubiéramos podido hacer nada, nunca se lo agradeceremos lo suficiente”, ha destacado Pilar Roig, cuyo padre –catedrático de Restauración– conservaba la imagen en su despacho porque se la había regalado este autor.
Además, ha asegurado que desde el equipo de expertos han sido “muy respetuosos con la huella de la historia”, teniendo en cuenta que “los pigmentos no son los mismos que el plasmó en 1701 ni mucho menos, sino que han sufrido una agresión importante”. Han estudiado su obra para utilizar exactamente la misma paleta de colores. “Queda todo en una armonía manteniendo la huella de la historia”, ha subrayado.
Junto a la foto en blanco y negro, ha sido necesario el trabajo de topógrafos para obtener una información geométrica tridimensional de cómo era la bóveda, a fin de elaborar unos paneles de fibra de carbono que recrean la imagen, transferida de forma digital, y que conviven con las partes de pintura original que se conservan, según ha precisado José Luis Regidor.
“Es magnífico comprobar cómo, a pesar del viraje cromático que tuvieron las pinturas por la temperatura del incendio, se puede percibir y disfrutar la pincelada, materialidad y composición de un gran número de personajes y estructuras pictóricas de Palomino, tras todos los procesos de limpieza y consolidación a los que han sido sometidos”, ha indicado el especialista.
En la misma línea, Pilar Roig cree que el público se “emocionará” y “se va a quedar con la boca abierta” cuando dentro de unos años vea el resultado final de todos estos trabajos. “A nosotros nos emociona cada cinco minutos”, ha confesado.
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