VALÈNCIA, 24 (EUROPA PRESS)
Mezclando realidad y ficción, pasado y presente, la obra de teatro ‘Amalia y el río’ retrata una realidad que el discurso desarrollista del franquismo trató de hacer olvidar. El estraperlo y contrabando que alivió la posguerra de muchos es la temática del espectáculo que la compañía extremeña Teatro Guirigai estrena en la Comunitat Valenciana, este sábado y domingo 29 y 30 en Sala Russafa.
El XII Ciclo de Compañías Nacionales ofrece esta pieza escrita y dirigida por Agustín Iglesias que toma como punto de partida el testimonio oral de una de las ‘mochileras’ que en los años 40 y 50 cruzaban de noche la frontera entre Extremadura y Portugal.
Magda García-Arenal y Cándida Gómez interpretan esta obra llena de fuerza, alegría, vitalidad y realidad sobre la condición de ser mujer en una España aislada sociopolíticamente, con los campos y la industria destrozada por la contienda civil. Un país que buscaba en el mercado negro cómo subsistir, relata la sala.
Por aquel entonces, en cada familia había pequeños trueques, alimentos obtenidos de estraperlo, incluso había quien conocía a alguien que se dedicaba a pasar mercancía entre los múltiples puestos de control que se establecieron en las carreteras y puntos de acceso de las ciudades.
“Esto no aparece más que de refilón en las películas o en los libros que se han hecho sobre la época. Quizás no se habla de ello por vergüenza, a nadie le gusta reconocer que ha sido pobre o que ha hecho cosas que estaban perseguidas. Pero de alguna manera había que comer”, comenta Agustín Iglesias, autor y director del espectáculo.
INSPIRADA EN UNA MOCHILERA QUE EMIGRÓ CON 8 HIJOS
‘Amalia y el río’ surgió del hallazgo de la tesis doctoral del profesor universitario Eusebio Medina, que hablaba sobre el estraperlo y contrabando en Extremadura con testimonios orales como el de Antonia ‘La Lirina’, vecina de Olivenza.
El autor de la obra quedó fascinado por la fortaleza y vitalidad de esa mujer, que representaba a tantas otras del momento: “Había comunidades de ‘mochileras’ que se cargaban 30 kilos de producto a la espalda, caminaban durante horas de noche y se metían en el río para cruzar la frontera. Era un oficio extremadamente duro por muchas cosas, no solo el desgaste físico. Había competencia entre ellas y con los hombres contrabandistas. Pero, sobre todo, estaba el peligro de ser detenidas, de que les robaran la mercancía los ‘guardinhas’ o la Guardia Civil o de que abusaran de ellas”.
Por eso se establecía una sororidad con la que buscaban protegerse, pero a veces era traicionada por las denuncias entre compañeras o incluso desde la propia familia. La pieza de Teatro Guirigai recrea esta faceta de la historia de España desde la ternura, la vitalidad, la alegría y la fortaleza del personaje de Amalia, inspirado en Antonia, una mujer que fue ‘mochilera’ desde 1942 hasta 1964, cuando tuvo que emigrar a Barcelona viuda y con ocho hijos para seguir sobreviviendo.
Por primera vez llega a València este espectáculo que, a su paso por varios municipios extremeños, se ha encontrado con las anécdotas de público. “Es como abrir la caja de Pandora, la gente nos cuenta las historias que vivieron en primera persona o a través de sus madres y sus abuelas”, comenta el dramaturgo y director de escena.
Magda García-Arenal encarna a la protagonista de ‘Amalia y el río’, una heroína “al otro lado de la ley” que regresa al pueblo y a los paisajes de su juventud como en un ensueño, mezclando el pasado con su presente, recordando las canciones de su madre que entonaba en sus salidas nocturnas, con grupos de mujeres atravesando las aguas frías bajo la luna.
Comparte escenario con Cándido Gómez, quien interpreta a “el hombre de piedra”, representación de las encarnaciones que adoptaba el patriarcado en una sociedad en la que las mujeres habían perdido sus derechos y eran consideradas eternas menores de edad.
La puesta en escena se completa con una escenografía onírica creada por Marcelino de Santiago Kukas, la música original de Irma Catalina y la iluminación de Lucía Alvarado. Todos han trabajado bajo la coordinación de Iglesias con el objetivo de convertir el espectáculo en una obra de arte al completo y a la altura las mujeres reales a las que rinde homenaje.
“Eran supervivientes natas, como lo son hoy en día muchas migrantes que llegan aquí con la esperanza de sacar una vida o una familia adelante”, asevera el autor.
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