“Él no podía verla sonreír y tenía envidia hasta del aire que respiraba”, ha narrado una prima de la mujer
VALÈNCIA, 10 (EUROPA PRESS)
Familiares de la madre del niño de 11 años asesinado en la localidad valenciana de Sueca por su padre el 3 de abril de 2022, unos meses después de separarse, han narrado ante un jurado el “calvario” al que fue sometida la mujer durante muchos años: “La menospreciaba, la llamaba gorda, perra y la intentó violar un día con un cuchillo en el cuello”, han descrito.
Así lo han manifestado dos primas de la madre del menor que han declarado, como testigos, en el juicio que se sigue en la Audiencia de Valencia ante un jurado contra el hombre que ha confesado que mató a su hijo a puñaladas y mientras le permitía descolgar el teléfono móvil para que lo escuchara su madre. Se enfrenta a la prisión permanente revisable, tal y como reclaman las acusaciones.
El hombre, quien declaró ayer, ha confesado el crimen aunque ha afirmado que ese día estaba bebido. Uno de los agentes que llegó a la escena del crimen ha afirmado que no percibió olor a alcohol mientras que testigos han dicho que nunca le vieron ebrio. El acusado describió ante los miembros del jurado cómo cogió al menor del cuello tras una discusión y le clavó el cuchillo “varias veces”. También llegó a decir que eso no habría pasado si su expareja no se hubiera divorciado de él.
Este miércoles ha sido el turno de los testigos y los dos primeros han sido las primas de la mujer, ante cuyos testimonios el acusado ha permanecido impasible. La primera ha asegurado que el exmarido “menospreciaba” a su familiar y ha afirmado que obligaba a la familia a ver siempre TV3 en catalán.
En ese momento, la presidenta del tribunal le ha interrumpido y le ha preguntado si podía concretar si era valenciano o catalán y qué cadena y ha comenzado una discusión en la que la magistrada ha llegado a decir “no estamos en una taberna” para pedirle que se ciñera a los hechos y que fuera objetiva y la testigo ha terminado llorando.
Al concluir su testimonio, la presidenta del tribunal se ha disculpado: “Perdone. No carezco de empatía y sé su carga, pero en un juicio tiene que hacer el esfuerzo de ser objetivo porque se juzgan hechos…”.
Esta testigo, durante su declaración, ha manifestado visiblemente afectada que aunque no vio en primera persona los insultos ni los malos tratos hacia su prima, sí sabía que la despreciaba y que ella había perdido la confianza en sí misma. En una ocasión, tras la boda de su hermana, sí ha dicho que él se acercó a su prima cuando estaba con más gente “riendo y divirtiéndose” y “la forcejeó para salir. Vi cómo la sacaba hacia afuera, como que le molestaba que estuviera divirtiéndose”, ha expuesto.
Fue ya cuando ocurrió el crimen que su prima le confesó que en dos ocasiones el acusado le había cogido del cuello y que “muchas otras veces” intentó forzarla para mantener relaciones sexuales. Le comentó que en una ocasión cerró la puerta, la tiró contra la cama y le puso un cuchillo en el cuello, aunque logró zafarse.
“AU PADRE LO QUERÍA LOCURA”
La testigo, que ha manifestado que “nunca” vio ebrio al acusado, ha indicado que la relación de este con su hijo era “buena”. “Jordi –el menor– quería mucho a su padre. Era una relación normal de padre e hijo. A su padre lo quería con locura”, ha señalado.
Su testimonio ha sido similar al que ha prestado su hermana y también prima de la mujer, quien residía en Sueca. “Él nunca ha tenido una palabra bonita hacia ella. A mí me decía que estaba muy buena delante de ella y a la mujer que estaba gorda”, ha narrado, para afirmar que su prima le justificaba y siempre decía que era “broma”.
Ha aludido al día de su boda y ha señalado que él la zarandeó: “Estábamos riéndonos y pasándolo bien. Él tenía envidia hasta del aire que respiraba mi prima”, ha dicho. Ella le recriminó a él su actitud y a partir de ese momento le prohibió a su hijo ir a su casa. “Este hombre siempre ha sido así, tenía envidia de todo y no podía verla sonreír”, ha apostillado.
En una ocasión, ha narrado, la prima le dijo que no podía más pero que no se podía separar porque el niño iba allí al colegio y “él se pondría como se pondría”. Llevaba un pañuelo en el cuello y al tiempo le confesó que era porque él le había cogido del cuello. “Nos llamaba putas, desgraciadas y perreras”, ha señalado. “Llegamos a perder a mi prima porque la absorbió de tal manera que era solo para él”, ha añadido.
“NO HARÍA VIDA CON OTRO”
Por su parte, una amiga y compañera de trabajo de la madre del niño ha declarado que el acusado comenzó también a trabajar con ellas en 2017 y “pasaba de todo, no se relacionaba con nadie”. “A ella siempre le sonaba el teléfono y era él. También la cogía del brazo y una vez la llamó ‘perra'”, ha descrito. “”lla decía que no quería separarse porque el niño quería mucho a su padre”, ha indicado. Esta testigo también ha explicado que cuando la mujer se decidió a separarse, él le contestó que no haría vida con otro que no fuera él.
Otra testigo, amiga de la infancia de la madre, ha afirmado que el acusado trataba a la mujer “como un cero a la izquierda”. “Siempre ha sido para él su criada. Le hacía muchos desprecios. Decía que su mujer estaba gorda y que por eso no la miraba nadie”, ha narrado.
“Yo era una ‘perrera’ para él y no quería que su mujer se juntara conmigo. Él le prohibía venir con nosotras y ella no se podía reír con nosotras. Ella siempre estaba en casa limpiando y trabajando”, ha afirmado la testigo, que ha asegurado que nunca vio al acusado borracho y que la relación que mantenía con el niño era “muy buena, se preocupaba por él”.
SANGRE EN SUS GAFAS
Durante la sesión de este miércoles también han declarado dos agentes de la Guardia Civil que acudieron a la vivienda donde se produjo el asesinato. Uno de ellos ha explicado que cuando acudieron a la casa estaban en el portal la madre del niño y la abuela “muy alteradas”. Subieron los agentes y, tras llamar a la puerta, el acusado les abrió y se asomó con la cabeza. El guardia civil, al ver gotas de sangre en las gafas, abrió la puerta del todo y se introdujo en la casa.
Una vez allí descubrió el cuerpo del niño en el comedor con un cuchillo clavado. Su compañero se quedó con el acusado en el recibidor. Tras ver esa escena, lo redujeron, lo cachearon y le intervinieron otro cuchillo. Pidieron apoyo y se llevaron detenido al hombre. En ese momento ha indicado que el acusado solo decía que su hijo estaba vivo. Ha dicho que no percibió olor a alcohol.
Su compañero ha manifestado al jurado que el hombre estaba “desencajado, como si no entendiera nada de lo que le decíamos. No nos hacía caso. Sus pantalones y piernas tenían muchas manchas de sangre pero sus manos, no”, ha añadido.
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