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-La exposición ‘El tiempo suspendido. Pintura y fluidez’ inaugura una nueva temporada en el MUA

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ALICANTE, 11 (EUROPA PRESS)

El Museo de la Universidad de Alicante (MUA) comienza nuevo curso expositivo con la inauguración de la muestra ‘El tiempo suspendido. Pintura y fluidez’ el próximo viernes, 13 de septiembre, a las 19.00 horas.

Esta exposición, en la sala el Cub, está integrada por las creaciones de Sandra Tortosa, Raissa García Rodríguez y Luis Eduardo Rincón, alumnos egresados del Máster en Proyecto e Investigación de Arte (MUPIA) de la Facultad de Bellas Artes de Altea de la Univesidad Miguel Hernández (UMH). La exhibición podrá visitarse hasta el 13 de octubre.

Las propuestas de Luis Eduardo Rincón, Sandra Tortosa y Raissa García Rodríguez convergen en un punto común: “la capacidad de suspender el tiempo a través de la pintura, pero no para fijarlo sino para contemplar el flujo constante de transformación que atraviesa todas las cosas”, han indicado desde la organización de la exposición.

La comisaria de la muestra, María Tinoco, profesora de la facultad, ha señalado que “las dimensiones del espacio y el tiempo constituyen un entramado indisociable para la experiencia humana, de forma que el significado con el que construimos nuestra percepción de lo que nos rodea germina en ese entramado espacio-temporal”.

Tinoco ha afirmado que “entrar en este espacio expositivo supone una inevitable suspensión del tiempo que convierte cada obra en un testimonio visual que encapsula la tensión entre lo transitorio y lo permanente invitándonos a explorar y reflexionar sobre las múltiples capas de significado y emoción que surgen en ese momento de pausa que se produce a través de la contemplación de cada una de las piezas”.

Las tres series que integran la exposición establecen un diálogo entre lo suspendido y lo fluyente, donde lo transitorio y lo permanente coexisten ofreciendo al espectador una oportunidad para detenerse y, al mismo tiempo, ser arrastrado por el flujo de la transformación, ha explicado la misma fuente.

Luis Eduardo Rincón, a través de ‘Cuerpo en crisis’, presenta una reflexión sobre la crisis como un punto de inflexión, donde el cuerpo –metáfora del organismo social y personal– enfrenta su propia descomposición y regeneración. La crisis, entendida en su sentido etimológico como un proceso de separación y decisión, se manifiesta en el cuerpo pictórico a través de la fragmentación y la ruptura, ha añadido.

Las piezas de este creador evocan un cuerpo desmembrado que ha perdido su integridad, pero que, en ese estado de crisis, expande su potencial simbólico. Al trascender los límites del marco, las obras invitan al espectador a contemplar un cuerpo fluido, que no cesa de transformarse y que, al mismo tiempo, refleja las tensiones de nuestra realidad social y personal.

Con ‘Nuestro reflejo’, la artista Sandra Tortosa muestra bocetos y obras acabadas de una serie donde el vínculo emocional entre humanos y animales se convierte en el eje de una exploración íntima y autobiográfica. A través de la figura del perro, captura sus propios pensamientos y emociones, proyectando en sus mascotas el reflejo de su mundo interior.

Las pinturas de esta artista están marcadas por el uso de capas, manchas y difuminados, y juegan con la memoria y el recuerdo, creando una atmósfera que evoca la impermanencia de los lazos que nos conectan con el mundo que nos rodea, ha señalado la organización. “Cada pieza se convierte en un espejo de lo personal, donde la fluidez de las emociones y la experiencia vital toman forma pictórica, creando una conexión entre lo íntimo y lo universal”, han apuntado.

Por su lado, Raissa García Rodríguez, en su serie ‘Evermore’, sitúa en el centro de su obra “el concepto de impermanencia (Anicca), considerado en la tradición budista la quintaesencia del universo, lo que impregna nuestro mundo y nuestra experiencia vivida de él y en él”.

“NADA PERDURA”

“Nada perdura, todo se destruye, todo cambia”, han destacado. A través de la exploración del azar, la mancha y la sombra, la creadora invita a aceptar la naturaleza transitoria de la existencia, donde el sufrimiento surge precisamente de la resistencia al cambio.

Sus tres piezas pictóricas, “cargadas de simbolismo y expresionismo abstracto”, sumergen en un proceso de autoexpresión y catarsis donde el arte se convierte en un espacio de transformación constante. “El diálogo que la artista establece con el espectador invita a una reflexión profunda sobre la percepción de nuestra propia existencia y la aceptación de la fluidez de la vida”, han agregado.


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