VALÈNCIA, 27 (EUROPA PRESS)
Graphenano y el Instituto de Ciencia Molecular (ICMol) de la Universitat de València han desarrollado la primera celda de baterías sin colectores de corriente ni terminales metálicos. El sistema, que usa en su lugar grafeno y nanomateriales de carbono, da paso a la fabricación de baterías “más seguras, ligeras y eficientes”, según ha informado la institución académica en un comunicado.
Su aplicación en el sector del automóvil eléctrico, la aviación o el almacenamiento estacionario, entre otros, revoluciona el ámbito de la seguridad y la eficiencia de las baterías. El proyecto ha logrado retirar las láminas de cobre, aluminio o acero utilizadas en las baterías convencionales para evacuar la corriente eléctrica, y también los tabs (terminales de corriente) de níquel u otros metales, que se usan para trasladar la energía del interior al exterior de la batería.
La sustitución de estos metales por grafeno y otros nanomateriales de carbono -materiales con buena conductividad eléctrica- disminuye “significativamente” el peso y el volumen de los dispositivos, aumenta la densidad energética entre un 30 y un 60 por ciento, y elimina el riesgo de accidente por explosión o incendio al contacto con el aire, tal y como se ha comprobado en los ensayos.
ESTABILIDAD QUÍMICA
“Hemos patentado una tecnología que soluciona el problema de seguridad en baterías con una aproximación disruptiva”, ha señalado Martín Martínez, presidente ejecutivo de Graphenano. “Nuestro sistema proporciona tal estabilidad química que la batería no arde al contacto con el aire, ni siquiera en presencia de agua, y esto permite prescindir de los pesados blindajes de seguridad de las baterías actuales”, explica el empresario.
Esta técnica permite desarrollar baterías “más seguras, ligeras, potentes, compactas y, en definitiva, más sostenibles”. La disminución de peso y volumen permite aumentar tanto la densidad energética (en vatios hora por kilogramo) como la volumétrica (vatios hora por litro), “sin necesidad de substituir la maquinaria actual de ensamblado de celdas, algo que facilita su implantación sin excesivo coste industrial”.
SOSTENIBLE Y RECICLABLE
La nueva celda resulta más sostenible a nivel medioambiental al no contener los metales de los colectores. También reduce “considerablemente” su huella de carbono y favorece el reciclaje de materiales en línea con Battery Passport, la estrategia de la Comisión Europea para controlar el ciclo completo de vida de la batería.
“Prescindir de estos metales escasos en la Tierra impacta sin duda en la economía y en la geoestrategia mundial”, ha asegurado Gonzalo Abellán, líder del grupo 2DChem (ICMol) implicado en el proyecto junto al equipo del catedrático Eugenio Coronado, por parte de la Universitat de València.
“Se trata de un sistema muy versátil que se puede emplear en diferentes químicas, como por ejemplo las que utilizan litio o sodio, y que abre un nuevo campo en baterías con silicio, supercondensadores, pilas de combustible y electrolizadores de hidrógeno”, ha explicado Abellán. “La colaboración entre empresas innovadoras, como Graphenano, y centros de investigación de excelencia como el ICMol es fundamental para progresar económica y socialmente, y esto es un ejemplo de ello”, ha concluido el científico.
En su división de energía, Graphenano explota el negocio de las celdas de polímero de grafeno para su uso en diferentes aplicaciones. El Instituto de Ciencia Molecular de la Universitat de València centra su trabajo en los aspectos moleculares de la nanociencia y en el estudio de materiales que presentan propiedades magnéticas, eléctricas u ópticas. Desde 2015, es un centro reconocido ministerialmente como Unidad de Excelencia María de Maeztu.
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