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En la entrada de Moros y Cristianos de Ontinyent (Valencia) desfilan alrededor de 18.000 personas, en lo que se considera la celebración más multitudinaria

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VALÈNCIA, 24 (EUROPA PRESS)

Alrededor de 18.000 personas, entre festeros de las 24 comparsas, bandas de música y músicos, bailarines, extras o equipos de asistencia a las carrozas y espectáculos, han desfilado este viernes en la entrada de Moros y Cristianos de Ontinyent (Valencia) “más multitudinaria que se recuerda”.

El acto se ha extendido durante más de ocho horas, desde las 18.00 hasta pasadas las 02.00 horas ante miles de espectadores repartidos entre las avenidas Almaig y Daniel Gil, y ha llenado de “historia, fantasía, espectáculo y emociones” la localidad.

El alcalde de la ciudad, Jorge Rodríguez, acompañado por la vicepresidenta de la Diputación de Valencia y primera teniente de alcalde, Natalia Enguix, y los concejales de la corporación, ha presidido el desfile en la tribuna de autoridades, según ha informado el Ayuntamiento en un comunicado.

El hilo narrativo de los boatos de las capitanías de Marineros y Taifas ha compartido una “importante presencia” de elementos marítimos, mientras que las embajadas de Contrabandistas y Abencerrajes se han ambientado en las sierras de La Vall d’Albaida y Granada.

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También se ha visibilizado este año la “voluntad integradora” de las comparsas, con la presencia en ambas capitanías de alumnado del Centro Ocupacional Municipal José Antonio Bodoque, que en la entrada cristiana incluso ha contado con escuadra propia.

Por su parte, la capitanía Marineros ha presentado una historia ambientada en la época de la Corona de Aragón del siglo XIII, donde el hilo narrativo lo llevaba un personaje principal que vivía toda una serie de peripecias hasta desembocar en la figura de Lucía Gil, capitana del bando cristiano, quien ha aparecido en la popa de un gran barco acompañada por sus hijas.

Antes se han podido ver representaciones de batallas navales y zonas portuarias, figuras históricas como la de Roger de Llúria y también mitológicas como el monstruo Leviatán o un llamativo ejército de soldados atlantes.

Mientras, la embajada cristiana de los Contrabandistas, con José Francisco Seguí como embajador y su hermano David Seguí como abanderado, ha recuperado la historia del bandolero Mariano Seguí Calatayud, ‘el gatet d’Otos’, y su amigo Francisco Mira, ‘Sitala’ en el siglo XIX.

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Caballos, carrozas ambientadas en la temática bandolera y una representación de espacios y elementos autóctonos, incluso con la figura del patrón de las fiestas, el ‘Morenet’, han predominado en un boato que ha culminado con la carroza del embajador y el abanderado con elegantes vestimentas en color negro.

ENTRADA MORA

Por la noche, la entrada mora ha arrancado con otra capitanía vinculada al mar, en este caso de la mano de los Reyes de Taifa y la historia del ‘Dragón de Saphor’, Ali Iqbal y su ansia de venganza por la muerte de su hermano, el ‘león taifa Mujahid-Al-Amin’, sultán de la taifa de Dénia en el siglo XI, de la que formaban parte las Islas Baleares.

Una “espectacular” capitanía de la que han maravillado al público especialmente los bailes y donde ha sorprendido un dragón de ultratumba que abría al capitán moro, José Manuel Pardo, transformado en el ‘Dragón de Saphor’, Ali Iqbal, rodeado de varios familiares.

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Finalmente, el último de los cuatro boatos era el de la embajada de los Abencerrajes, con una representación planteada como “inclusiva, integradora y transversal” de la ‘Rebelión de les Alpujarras’ de Granada, la revuelta que bajo el liderazgo de Farax Aben Farax y Aben Humeya se inició en 1568 en respuesta a una pragmática antimorisca que prohibía la lengua, los libros o la vestimenta árabes, y que supuso un “importante conflicto” en el que participaron tropas argelinas y del Imperio Otomano.

El boato, con maquillajes y vestimentas “muy trabajadas”, ha tratado de “estimular los sentidos” con elementos como perfumes o la degustación de dulces del siglo XVI, con bailes que han tratado de involucrar al público y un ambiente “suntuoso” en la representación de espacios como los jardines de la Alhambra, con el embajador Samuel Martínez y la abanderada Mar Padrino cerrando la velada de fiesta morocristiana.


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