VALÈNCIA, 28 (EUROPA PRESS)
El Jardí Botànic de la Universitat de València exhib la exposición ‘El sòl acull’, de Roser Pesquer, una muestra “cargada de significado y dedicada al suelo, un elemento esencial de la naturaleza que, a pesar de ser a menudo olvidado, sustenta la vida en el planeta”.
La propuesta la integran acuarelas sobre papel hecho a mano, utilizando pigmentos naturales y colores minerales, los propios de la tierra. La selección, además, deja patente que, como el proceso artístico, el trabajo de la tierra es lento, meticuloso y lleno de capas que se van sedimentando con el tiempo.
Así, el proyecto de Roser Pesquer tiene como protagonista el suelo “como elemento imprescindible, poco visible, de la generación y el sustento de la vida”.
“La ciencia dedica una atención creciente en el contexto de crisis climática. Un jardín botánico es un espacio idóneo por mi obra, porque el proceso artístico imita el trabajo en el campo: es lento y laborioso, implica el cuerpo y el gesto, utiliza capas y sedimentos. Pinto la tierra con tierra. Mis suelos son paisajes que a veces evocan el interior del cuerpo. Suelo humano, cuerpo geológico”, señala la autora en un comunicado.
La exposición reúne un conjunto de obras que dialogan entre ellas y con el espacio que las acoge. Los Almohadillados son nidos de tierra que simbolizan la protección y la acogida de la semilla, un punto de partida para el ciclo de la vida. La serie Sotaterra revela paisajes interiores escondidos bajo la superficie, mientras que Radicales celebra la fuerza y la expansión de las raíces. Además, las Placentas vegetales representan panes de tierra que se transforman en cuerpos llenos de vida, y Patatam sorprende con obras hechas a partir de polvo de patatas, un homenaje en la tierra más humilde y próxima.
El Jardín no había dedicado ninguna propuesta artística en exclusiva a este elemento esencial que, en palabras de su director, Jaime Güemes “forma parte de la vida”. “Sin él no existirían las plantas ni los animales; pero es, también, el resultado de la vida. Aun así, el suelo es el grande olvidado en la conservación o la gestión de los ecosistemas naturales; también en la percepción de la ciudadanía”, apunta.
Y agrega: “Pero Roser, no nos habla solo del suelo “nos explica cómo es el ritmo de las plantas. Nos describe un movimiento vegetal lento, persistente, imperceptible muchas veces, pero siempre imparable”.
Además, ahora el trabajo de Roser se centrará en acabar el catálogo de la muestra, que se presentará al Jardín Botánico acompañado de una conferencia sobre edafología, combinando el arte y la ciencia y usando el trabajo artístico como defensa del paisaje.
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