La desaparición de campos de cultivo en la Comunitat Valenciana se ha ralentizado en los últimos años. Así lo reflejan los datos de evolución de la superficie de tierras de cultivo, recopilados y analizados por el Servicio de Estudios de la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente. El Informe del sector Agrario Valenciano que se publica hoy en la web de la Conselleria (ver aquí), muestra cómo la variación anual de hectáreas perdidas dedicadas a la agricultura es una de las menores de la serie histórica, con un descenso de tan solo 1.975 hectáreas.
La publicación del Informe coincide con el debate en les Corts Valencianes del anteproyecto de Ley de Estructuras Agrarias, concebida como “uno de nuestros principales instrumentos para facilitar el acceso a tierras por parte de jóvenes y profesionales que se sumen al sector”, señala la consellera de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, Elena Cebrián.
Es un “instrumento fundamental” que atiende a las demandas y necesidades del sector, planteadas desde años atrás, añade la consellera, y que “se complementa con acciones que estamos llevando a cabo en políticas de calidad, producción ecológica, incorporación de jóvenes y transferencia de tecnología”, añade la consellera.
Las últimas cifras del Informe del Sector Agrario Valenciano arrojan un aumento de la extensión dedicada al regadío, de 1.812 hectáreas, y una reducida pérdida de terrenos de secano, que disminuyeron en 5.762 hectáreas. De esta manera, se ralentiza la tendencia negativa que viene afectando al territorio, ya que entre 1983 y 2017 se perdieron en la Comunitat Valenciana un total de 278.865 hectáreas de superficie de tierras de cultivo, lo que supone un 29,8% del total.
Entre los cultivos que más terreno han ganado en los últimos tres años, se encuentra el limonero y el olivar. A pesar de que, desde el comienzo de la serie histórica, la superficie de mandarino es la que más ha aumentado en 26.414 hectáreas. Precisamente, de 1983 a 2017 la reducción de superficie de cultivo ha sido de 105.874 hectáreas en viñedo, 40.382 hectáreas en almendro, 22.411 hectáreas en naranjo, 7.908 hectáreas en limonero y 1.120 hectáreas en olivar.
De esta manera, los datos del último periodo analizado, 2015-2017, son mas positivos y difieren de otras épocas donde la desaparición de campos tuvo una gran intensidad. En esta línea, los dos cuatrienios en los que se dio una mayor pérdida de superficie fueron 1991-1995, con una pérdida de 66.746 Has, coincidiendo con la primera gran Reforma de la Política Agrícola Común (PAC) y la del periodo 2003-2007, con una pérdida de superficie de cultivo de 92.885 Has, la mayor de la serie, coincidiendo con la burbuja inmobiliaria y la presión urbanística.
En estos 35 años el descenso de la superficie de tierras de cultivo se ha producido básicamente en secano (-44,8%) y apenas se ha notado en regadío (-4,3%). Por provincias, la tendencia decreciente entre 1983 y 2017 ha sido más acusada en Alicante (-42,9%) que en Castellón (-24,5%) y Valencia (-23,1%). Las desapariciones de hectáreas más acusadas se han dado entre 2003-2007 en Alicante y Castellón, y entre 1991-1995 en Valencia.
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