VALÈNCIA, 22 (EUROPA PRESS)
Del “infierno en la tierra” en el que se ha convertido Darfur tras el estallido en abril de la guerra entre el Ejército sudanés y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) a una “esperanza de futuro” gracias a la educación.
Ese es el trayecto vital de Ayoub, un estudiante sudanés al que el conflicto bélico en su país –que ha provocado un número indeterminado de miles de muertos y alrededor de 5 millones de desplazados– sorprendió el pasado 15 de abril durante un intercambio académico en la UPV, está acabando el TFG de Ingeniería Informática gracias al apoyo y la solidaridad de numerosas personas e instituciones.
Sin haber podido regresar a su país ni ver a su mujer y a su hijo desde que salió de Sudán el 4 de febrero, y con su universidad de origen gravemente afectada por los combates en Jartum, Ayoub ha vivido durante meses una auténtica odisea para intentar obtener un título universitario clave para su futuro y el de los suyos.
“Darfur es el infierno en la Tierra”, asevera en un comunicado Elena Taulet, técnica de la Universitat Politécnica de València (UPV) responsable del proyecto Erasmus+ K171, la región ubicada en el oeste de Sudán, cerca de una de esas líneas rectas con las que las potencias europeas decidieron irresponsablemente dividir parte del continente africano en la Conferencia de Berlín de 1884-1885 auspiciada por Bismarck.
Allí, en 2003, milicias mayoritariamente árabes del exdictador Omar Al Bashir llevaron a cabo una feroz campaña de limpieza étnica. En total, más de 300.000 personas fueron asesinadas en Darfur, donde en la actualidad se levanta el campamento de refugiados de Kalma en el que más de 100.000 personas viven ya de manera permanente.
“Nacer en Darfur y acabar estudiando en la UPV tiene un mérito increíble”, destaca sin ocultar su admiración Elena. Y eso es lo que, gracias a la colaboración de la Oficina de Acción Internacional (OAI-UPV) y el Centro de Cooperación al Desarrollo (CCD-UPV) con el Comboni College of Science and Technology de Jartum (Sudán), logró Ayoub a principios de este año.
Estudiante de Ingeniería Informática, Ayoub llegó a la UPV en febrero con la intención de continuar una formación clave para su futuro y el de su familia, su mujer (Arafa) y su hijo (Khalid), de quienes se separó de manera inicialmente momentánea para proseguir sus estudios en Valencia.
No podía imaginar Ayoub, cuando el pasado 4 de febrero salió de Sudán en dirección a España, que su país, que había puesto fin a los 30 años de dictadura de Al Bashir en julio de 2019 –con una revolución pacífica que dio paso a una transición democrática que, pese al golpe de estado de octubre de 2021, debía completarse el pasado 6 de abril–, que, durante su estancia en la UPV, iba a estallar un nuevo conflicto armado en su país.
Pero eso fue exactamente lo que sucedió. El 15 de abril, con Ayoub en España, los combates entre las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) dieron inicio a la 3ª Guerra Civil Sudanesa, con especial incidencia en Jartum, donde “tuvieron que salir corriendo del Comboni College, ubicado a escasa distancia del palacio presidencial”, explica Elena.
Ante la imposibilidad de volver a su país una vez acabado el semestre, comunicándose a duras penas con su familia –los cortes de electricidad y de la conexión de Internet son habituales desde el inicio del conflicto y duran varias semanas cada uno– y con el Comboni College inoperativo –y se desconoce hasta qué punto físicamente destruido–, a Ayoub le quedaban pocas soluciones.
Ante tal tesitura, la UPV, con la colaboración de la Embajada Española en Sudán (ahora mismo, reubicada en Madrid como consecuencia del conflicto), la Embajada Española en Kenia, y el padre Jorge Naranjo -director del Comboni College y actualmente en Egipto- inició los difíciles trámites para intentar que Ayoub pudiera estudiar un segundo semestre en la UPV y completar de este modo su formación.
“Volver allí, o intentarlo, supone con casi toda probabilidad dejar de estudiar, sino algo peor”, señala Elena Taulet. “Por ello, nos pusimos todos en marcha para intentar que se le concediese la posibilidad de estudiar un 2º semestre aquí en la UPV, pudiera hacer su trabajo final de grado y acabar la carrera”.
“Ha sido todo muy complicado –cuenta la técnica UPV– porque los documentos necesarios para solicitar la prórroga estaban en su universidad de origen, y además, Sudán está incluido todavía en la lista de países patrocinadores del terrorismo (pese al anuncio de Donald Trump en octubre de 2020 de ir a eliminarlo), por lo que tienes que enviarlo todo varias veces para explicar que Ayoub no tiene nada que ver con eso”.
“Ante la imposibilidad de entrar y salir de Sudán, le gestionamos un visado en Kenia. Él tuvo que desplazarse hasta allí y, una vez lo cursó, pudimos proseguir todo el proceso hasta completarlo”. Es por ello que hoy, Ayoub está en la UPV haciendo su TFG bajo la supervisión del profesor Antonio Martí.
“Lo primero que quiero hacer es enviar un mensaje a la gente de mi país, de Sudán. Quiero pedirles que detengan esta guerra que está devastando el país, acabando con él y con las vidas de los sudaneses”. Con rostro serio y lógicamente preocupado por su familia y la situación de su país, son las primeras palabras que salen de la boca de Ayoub, con quien tenemos la oportunidad de hablar en el campus de Vera de la UPV.
“Cuando salí de Sudán el pasado 4 de febrero, era un país en paz y en buenas condiciones, y la guerra lo ha cambiado todo”, lamenta Ayoub. “Vine para hacer un semestre y regresar a mi país con mi familia, pero todavía no he podido volver, no había manera, y ellos siguen allí, una parte en Jartum, en el centro del conflicto y, afortunadamente, otra parte lejos de allí, en un lugar más seguro”.
COMUNICACIÓN CON LA FAMILIA
“Al no poder entrar en Sudán, finalmente decidí ir a Kenia para obtener un nuevo permiso para volver aquí y tener más tiempo para seguir estudiando”, relata Ayoub, que recuerda que, “antes del inicio de la guerra, ya había cierta inestabilidad en cuanto a electricidad y servicios de Internet, y ahora la situación se ha vuelto más complicada”.
“Es difícil contactar con mi familia. A veces, están 20 días o un mes sin electricidad y sin Internet, por lo que tengo que estar semanas enteras sin saber nada de mi mujer y mi hijo. Cuando puedo, hablo con ellos a través de redes sociales, especialmente por whatsapp, que es el único servicio que pueden utilizar debido a la debilidad de Internet. No se puede usar Teams o Skype, así que, cuando puedo, utilizo whatsapp o llamadas telefónicas, que son muy costosas a veces”.
- Te recomendamos -