SE HAN REPARADO EL OJO IZQUIERDO, NARIZ, LABIO, PÓMULO Y MENTÓN
La Sección de Cirugía Plástica Infantil del Hospital Gregorio Marañón ha culminado con éxito los tratamientos y cirugías que han realizado a Nguyet, una niña de Vietnam con un tumor vascular gigante en su cara. Se le han procticado cuatro intervenciones quirúrgicas para reparar el ojo izquierdo, la nariz, labio, pómulo y mentón y se ha recuperado el pelo en la parte izquierda de la cabeza, eliminándose gran parte de las secuelas del tumor.
La pequeña de cinco años ha contado con la ayuda Patti Maxey de Alabama, en Estados Unidos, que tras ver la situación de la pequeña en una foto de unos amigos que había hecho turismo en Vietnam emprendió una campaña para conseguir el dinero suficiente para financiar los viajes a Madrid. Un jardinero de la ciudad donde vivo me enseñó una foto de Nguyet, una niña vietnamita de seis meses con un tumor vascular gigante, dramático, que ocupaba más de la mitad de su cara. Su madre la sujetaba en brazos y miraba a la cámara con ojos de súplica y pensé, si no hago algo, la niña morirá”, explica Patti Maxey.
Inmediatamente se puso en contacto con su médico de cabecera, quien a su vez le informó de varias organizaciones humanitarias americanas que podrían colaborar. Una organización de San Francisco se interesó por el caso y comenzó a buscar equipos especialistas mundiales en el tratamiento de tumores vasculares. Entre los más reconocidos se encontraba el Equipo Multidisciplinar de Anomalías Vasculares de Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
Un caso muy excepcional
El caso de Nguyet era muy excepcional por su gravedad y tamaño. El equipo del Marañón se implicó de lleno para buscar soluciones. Se trazó un plan de actuaciones y se establecieron las pruebas y abordajes que sería necesarios y se iniciaron los trámites burocráticos para poder traer a Nguyet a España. Nguyet y su madre Lam, que nunca habían salido de su pueblo, se embarcaron en un vuelo de 14.000 kilómetros de Hanói a Madrid. En la T4 les esperaba Patti que, de forma voluntaria, y pagando los gastos de su dinero, decidió acompañarlas para ayudar con los traslados, las consultas y las traducciones.
Tras seis semanas de análisis, resonancias, ecocardiografías, biopsias, entre otras pruebas, las especialistas del Hospital Gregorio Marañón confirmaron que se trataba de un hemangioma facial gigante, que no tenía afectación intracraneal ni se asociaba a otras malformaciones congénitas. Es un tipo de tumor benigno pero que, dependiendo del tamaño y localización, pueden poner en peligro la vida o dejar secuelas funcionales y estéticas gravísimas. Nguyet y su madre, Lam, volvieron a Vietnam con un diagnóstico y con medicación para tratar de reducir el tumor y así, posteriormente poder operarla. Patti se encargó de enviarle la medicación durante los dos años siguientes.
Al cumplir cuatro años, Nguyet estaba preparada para comenzar las operaciones para reconstruir su cara. La medicación había funcionado y el volumen del tumor había disminuido significativamente, pero en la mitad de la cabeza no crecía pelo y no tenía párpados en el ojo izquierdo, que estaba permanentemente abierto. La nariz era enorme y totalmente deformada, los labios estaban desfigurados, la piel de ese lado de la cara tenía aspecto de quemada, tenía muchos bultos y estaba descolgada. Además, había perdido los dientes y hablaba mal.
Un largo camino
El 12 de abril de 2016 se realizó la primera intervención en el Gregorio Marañón. Los especialistas del equipo de Cirugía Plástica Infantil diseñaron un plan quirúrgico, puesto que la deformidad era enorme y afectaba a todas las estructuras de ese lado de la cara. Los especialistas recontruyeron los párpados, la nariz, los labios y la mejilla y colocaron un expansor en el cuero cabelludo para hincharlo poco a poco y poder reconstruir la gran alopecia en un segundo momento. La operación duró siete horas y fue muy difícil por el abundante sangrado del tumor residual, pero esa misma tarde, en la UCI pediátrica Nguyet ya sonreía.
El 18 de mayo se llevó a cabo el segundo tiempo de la operación, para avanzar el cuero cabelludo expandido. De esta forma se pudo eliminar la gran extensión de cuero cabelludo sin pelo, dañado por el hemangioma. Además se realizaron unos retoques en la nariz y en los párpados, para devolver el aspecto más normal posible a esos elementos, y se cerró el paladar, que estaba abierto, para que pudiera hablar mejor. La niña también se recuperó bien de la segunda operación.
Tras dos años de espera para el asentamiento de estas operaciones, en abril Nguyet volvió al Hospital Gregorio Marañón acompañada de su madre Lam y Patti. Tras las pruebas y exploraciones pertientes, el 9 de abril se llevó a cabo otra intervención para avanzar el cuero cabelludo y conseguir la simetrización con la otra parte de la cara, se realizó la reconstrucción de párpado inferior izquierdo, se eliminaron de cicatrices de anteriores intervenciones, se arregló la comisura de los labios y el surco nasogeniano (surco de la risa) y parte de la nariz. Además se realizó injerto de su espalda en párpado superior izquierdo, labio, pómulo izquierdo y mejilla para que el aspecto del rostro sea más natural.
Tras un mes en el que Nguyet, Lam y Patti han vivido a caballo entre el hospital y un hotel, y una vez que esta intervención maduró se ha realizado una última intervenciónel 9 de mayo en la que se llevó a cabo la cobertura de la zona afectada con injerto obtenido de espalda, se retocó el ojo izquierdo y se avanzó la piel sana hasta el mentón. Actualmente está recibiendo las últimas curas para lograr la correcta cicatrización.
Nguyet es más feliz
La pequeña Nguyet se marchará en breve a su país y su rostro es ya otro, a la espera de las últimas curas y que baje la inflamación. Su madre Lam y su abuela postiza Patti aseguran que la niña es mucho más extrovertida, le gusta ir de compras y jugar con otros niños. Probablemente vuelvan al Hospital Gregorio Marañón cuando crezca para hacer algunos retoques por los cambios que se producen con el crecimiento, pero a Nguyet ya le gusta presumir de su nuevo rostro.
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