
En cartel del 2 al 20 de abril en la Sala Roja Concha Velasco
MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
Durante la ocupación alemana en Francia, un oficial nazi golpea la puerta de una casa en un pequeño pueblo del sur del país galo. Dentro aguarda Pau Casals, un compositor catalán exiliado tras la Guerra Civil española que responde con un ‘no’ lleno de dignidad a la petición de tocar su violonchelo para el Führer.
Esa historia es el corazón de ‘Música para Hitler’, la obra escrita 10 años atrás por Juan Carlos Rubio y Yolanda García Serrano y que Teatros del Canal lleva a escena a la Sala Roja Concha Velasco del 2 al 20 de abril.
“Supo decir no en un momento donde hacerlo podía costarle todo. Fue esa escena –ese momento en el que alguien le propone tocar para el dictador alemán y él dice que no– lo que lo condensó todo. Su dignidad. Su humanidad. Su lucha”, ha afirmado Rubio en una entrevista concedida a Europa Press.
En aquel momento histórico, Pau Casals, que contaba con 66 años, estaba alojado en Villa Colette, en Prades. Desde allí había volcado sus esfuerzos en ayudar a miles de compatriotas, también forzados a abandonar España y hacinados en campos de trabajo cercanos.
Así, con la música como arma, organizaba conciertos para ayudar a refugiados. El actor Carlos Hipólito, que encarna a Casals, lo define como “un personaje fascinante y enormemente emocional” que se regía mucho por el corazón. “Fue un genio de la música, sí, pero lo que más me ha conmovido es su humanidad. No podía distanciarse del dolor ajeno. Luchó con su batuta y con su chelo por una causa más grande que él mismo”, destaca.
La obra arranca con una frase demoledora: “No voy a volver a tocar nunca más”. Y desde ahí, todo es un viaje hacia la redención interior del personaje.
“Casals está hundido en una depresión por el mundo que le rodea”, explica Hipólito. “Pero ese enfrentamiento con el oficial nazi, ese ofrecimiento de tocar a mayor gloria del Führer, le devuelve la fuerza. Lo saca de la oscuridad. Porque él sabe que puede negarse. Que debe hacerlo, aunque eso pueda acarrearle terribles consecuencias”, asegura.
Porque, tal y como subrayó el director durante la presentación de la obra, ‘Música para Hitler’ no es una biografía. Se articula en seis escenas que corresponden a los movimientos de la ‘Suite nº1’ de Bach, en homenaje al compositor que Casals más veneraba. “Es nuestra forma de rendir tributo al alma musical del personaje. El público no lo sabe, pero todo está impregnado de esa pasión por la música”, cuenta Rubio.
En escena, el conflicto no es solo político, es moral. Humano. Entre la duda y la certeza. Entre el deber y el deseo. Entre cuatro personajes encerrados en una casa que se convierte en campo de batalla. Junto a Hipólito, completan el reparto principal Kiti Mánver, Cristóbal Suárez y Marta Velilla.
“Esta obra habla de la valentía cotidiana”, añade Hipólito. “De esa capacidad de decir no a lo que nos da miedo. De no mirar hacia otro lado. De no acomodarnos”, señala.
“NOS RECUERDA TODO LO QUE SOMOS CAPACES DE PERDER”
Ambos coinciden en que Pau Casals sigue siendo una figura poco conocida en España. “Durante la dictadura fue silenciado. Y quizá por eso las nuevas generaciones no lo conocen bien”, dice Hipólito.
“Yo sabía quién era, claro, pero no conocía su dimensión humana”, confiesa. “Sabía que era un genio, pero no sabía tanto cómo era. Y ahora, después de habitarlo, puedo decir que lo admiro profundamente”, expresa en su charla con Europa Press.
Durante los ensayos, hubo lágrimas. “A veces, al ver una escena, se nos empañaban los ojos a todos”, recuerda Hipólito. “No por el drama, sino por la verdad. Porque sabíamos que estábamos contando algo importante. Algo que puede tocar a quien nos vea”, destaca.
Rubio también lo vivió intensamente. “No podía dejar de llorar en algunos momentos. Es que Casals, con ese no, nos recuerda todo lo que somos capaces de perder o de defender”, explica.
“No es solo la historia de un genio de la música. Es la historia de un hombre enfrentado a un dilema moral que podría costarle la vida. Y es la historia de todos los que, en algún momento, deben decidir si ceden o resisten”, afirma.
Quizá por eso esta obra no solo quiere emocionar: quiere recordar. Y no solo a Pau Casals, que fue silenciado por el franquismo. También quiere recordarnos algo sobre nosotros mismos.
“Casals dijo no. Y ese no es un recordatorio de que siempre podemos elegir. Pero, ¿estamos eligiendo bien? ¿Somos conscientes de lo que significa ceder ante discursos autoritarios? ¿Nos damos cuenta de lo frágil que es la democracia si no la defendemos?”, se pregunta Rubio. “Un pequeño no, cada día, puede sumar a un gran no colectivo. No todo está perdido si decidimos que no lo esté”, resalta.
Porque la obra no pretende dar respuestas, según han señalado a Europa Press, pero sí sacudir al espectador. “Queremos que salgan con preguntas”, dice Hipólito. “Que se pregunten qué harían ellos en su lugar”, añade.
“El teatro siempre se ha manifestado como un lugar de pensamiento y de enfrentar a los espectadores con historias que tienen que ver con sus vidas. Para mí es un placer poder traer al momento presente una historia como esta y que el teatro sea el medio en que la contamos. Es un medio de libertad maravilloso, espero que nunca tengamos que dar un paso atrás en este aspecto”, expresa Rubio.
‘Música para Hitler’ se convierte así en una obra cargada de justicia para devolver al presente la memoria de Casals. “El teatro puede ser una forma de justicia poética. Puede rescatar del olvido a quienes dijeron ‘no’ cuando todos callaban. Y eso es lo que intentamos”, concluye Hipólito.
Casals no tocó. No fue al encuentro con el Führer. Eligió el silencio. Y ese silencio hoy nos recuerda que el arte, cuando es valiente, también puede convertirse en toda una trinchera.
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