El proyecto ya cuenta con una declaración de impacto ambiental favorable y con el permiso de construcción
ARANJUEZ, 23 (EUROPA PRESS)
Los vecinos del barrio de la Montaña de Aranjuez llevan años tratando de impedir la instalación de una macroplanta fotovoltaica cuya construcción está proyectada a escasos 25 metros del colegio Maestro Rodrigo y de decenas de viviendas. Sus quejas, hasta la fecha, no han tenido éxito, ya que el proyecto cuenta con el aval del Ministerio de Transición Ecológica, que aprobó la necesaria Declaración de Impacto Ambiental (DIA) de la planta, bautizada como Envatios XXII-Fase II.
Un paseo por la zona basta para comprobar la cercanía entre la ubicación de la macroplanta de 280 megavatios (MW) de potencia instalada (a partir de 50 MW ya se considera macroplanta) y el patio del colegio, apenas separados por un camino de tierra por donde ahora deambulan los vecinos de la urbanización, donde viven alrededor de unas 8.000 personas.
También se aprecia con facilidad la proximidad a algunas de las viviendas limítrofes del barrio, desde donde se podrá observar cómo los más de 11.000 olivos que en la actualidad ocupan la zona se convierten en decenas de miles de placas solares. Y es que la empresa promotora, Envatios Fuencarral SLU, cuenta desde enero de este año con la autorización administrativa de construcción, según aparece publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Aunque la empresa inició los trámites en marzo de 2021, no fue hasta el verano de 2023 cuando los vecinos comenzaron a ser conscientes del proyecto que se iba a construir a escasos metros de su barrio. En un terreno, eso sí, que pertenece a Colmenar de Oreja, ya que el camino que separa el colegio de los olivos marca también la frontera entre el término municipal de un pueblo y del otro.
OPOSICIÓN DE LOS VECINOS POR LA UBICACIÓN
Desde entonces, el vecindario ha remado a contracorriente para tratar de entender cómo debían organizar las quejas y para detener la instalación, pero el esfuerzo ha tenido poca recompensa, según explica el presidente de la Asociación por la Urbanización de la Montaña, José María Belmonte. “Cuando tú haces un paso, ellos ya van tres por delante”, resume.
Una de las opciones que han planteado en repetidas ocasiones ha sido alejar la ubicación de Envatios XXII-Fase II para evitar el contacto con los niños y los propietarios de las viviendas. Y es que, al inicio del proyecto, se barajaron tres alternativas, según se recoge en la página oficial de la Comunidad de Madrid, pero finalmente se accedió a aprobar la más cercana a la urbanización de La Montaña “por ser la más rentable económicamente”, según Belmonte.
Tampoco el apoyo primero de los partidos de la oposición, PSOE y Más Madrid, y más adelante del Ayuntamiento, donde gobierna el PP, ha sido suficiente, ya que las reclamaciones se iniciaron con la DIA ya aprobada y el proyecto avanzado.
Belmonte reitera una y otra vez que en la asociación no se oponen a las plantas fotovoltaicas ‘per se’, sino a que la instalación se produzca en un lugar que consideran perjudicial para la población. Así, divide la preocupación de los vecinos en cuatro cuestiones: la sanitaria, la medioambiental, la económica y la patrimonial.
AFECTACIONES SANITARIAS
En primer lugar, Belmonte señala la cercanía que habrá entre la línea de evacuación de la energía y el patio del colegio y el peligro por “las radiaciones electromagnéticas” que puede ocasionar. “No sabemos los efectos secundarios, no se ha hecho ningún estudio”, protesta.
En este sentido, la declaración de impacto ambiental promulgada por el Ministerio de Transición Ecológica en enero de 2023 estableció que “el promotor cumplirá con la normativa vigente” en relación a las restricciones de emisiones radioeléctricas y medidas de protección para garantizar la seguridad. Además, se indica que se realizará un seguimiento para comprobar que no se superan los niveles máximos de exposición.
Más allá de las radiaciones electromagnéticas, tanto Belmonte como uno de los vecinos que le acompaña (y que prefiere participar de forma anónima) muestran su preocupación por “el polvo en suspensión” que generará la macroplanta y por “el aumento de las temperaturas”.
La segunda de las preocupaciones, la medioambiental, está enfocada en el cambio de los olivos por placas solares y en la pérdida de la diversidad de fauna. “Aquí hay una zona de especial protección de aves que quedará atravesada por la planta fotovoltaica”, explica Belmonte, que añade que están preparando la publicación de unos estudios sobre la presencia de “especies protegidas” en la zona, aunque prefiere no detallar todavía de cuáles se trata.
En este sentido, la declaración de impacto ambiental positiva obliga al promotor a “soterrar el tramo de línea aérea que atraviesa el Corredor Ecológico de La Sagra”, a señalizar “el vallado de la planta para evitar la colisión de las aves” y a realizar “un seguimiento de los impactos” que pueda producir la planta fotovoltaica.
En cuanto al tema económico, el vecino que vive en una de las viviendas limítrofes apunta a “la devaluación patrimonial” que supondrá para todas las familias que viven alrededor de la futura planta. “No se ha tenido en cuenta en ningún momento el núcleo urbano, es como si no existiera”, lamenta.
PAISAJE CULTURAL DE ARANJUEZ PATRIMONIO MUNDIAL
Por último, el cuarto argumento que proclaman para oponerse a la instalación en esa zona es la afectación al patrimonio cultural. El Paisaje Cultural de Aranjuez, que ocupa una zona de más de 2.000 hectáreas alrededor del municipio, a las que hay que añadirle otras 16.600 de la zona de amortiguación, fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 2001. Una condición que el Ayuntamiento teme perder con la instalación de la planta Envatios XXII-Fase II, cuya construcción está proyectada en la zona de amortiguación.
En este sentido, el pasado 28 de enero, el alcalde de Aranjuez, Miguel Gómez, se opuso a la macroplanta fotovoltaica ya que, según un informe de la Real Academia de San Fernando, institución consultiva del Estado, supondría “un atentado contra la calificación del mencionado paisaje”. Reaccionaba así a la petición del principal partido de la oposición del municipio, el PSOE, que exigía a las administraciones “impedir la instalación”.
Una última vía de esperanza a la que se agarran los vecinos es la evaluación ambiental estratégica, que depende del Gobierno autonómico y que todavía se está tramitando. Esta consiste en analizar los posibles efectos negativos sobre el medio ambiente y, el informe que emite, es “preceptivo y determinante”, según se recoge en el portal web de la Comunidad de Madrid.
A pesar de los reveses que se han llevado durante el último año y medio en su empeño por detener la macroplanta, Belmonte mantiene la fe en que el proyecto se pueda cambiar de ubicación. “Hay alternativas que alejarían la planta de la zona residencial, del colegio y de la zona de amortiguación del Paisaje Cultural de Aranjuez”, expresa mientras recorre el camino que separa Aranjuez de Colmenar y donde se prevé la construcción de la línea de evacuación. “Nosotros no nos oponemos a la planta fotovoltaica, pero que no la pongan así”, zanja.
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