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La Policía desmiente la versión de la mujer que asesinó a su vecina tras encontrar una gran cantidad de sangre en su apartamento

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Marta C. mantiene que su vecina se resbaló en el baño y se golpeó la cabeza, pero reconoce que la quemó

MADRID, 14 (EUROPA PRESS)

El Grupo de Desaparecidos de la Policía Nacional desplegó un seguimiento a la acusada de matar y descuartizar a una vecina en el distrito de Carabanchel un día después del crimen ante sus sospechas de ligar el caso con un homicidio, lo que les llevó a inspeccionar el domicilio de la procesada, donde hubo “un hallazgo masivo de sangre” en las paredes de su piso incompatibles con un fallecimiento accidental.

El juicio por el crimen de Pilar G., de 68 años, que tuvo lugar el 27 de febrero de 2022 en el número 64 de la calle la Oca, se celebra en la Audiencia Provincial de Madrid. Un jurado popular tendrá que dirimir si los hechos encajan en un delito de homicidio imprudente, como mantiene la acusada, o si se está ante un asesinato, como sostiene la familia a través de su abogado Santiago Torres.

El fiscal solicita trece años de cárcel para la encausada por un delito de homicidio mientras que la familia eleva la pena a 28 años de prisión por un asesinato, falsedad documental y profanación de cadáver. La defensa reclama dos años de prisión y cuatro meses por homicidio imprudente y profanación.

El móvil del crimen es una deuda de unos 1.000 euros que tenía pendiente Marta con la comunidad de vecinos de su bloque. Al parecer, la víctima había descubierto junto a la administradora de la propiedad que la acusada había falsificado dos recibos de 500 euros del banco para evitar el pago de los mismos.

Los familiares de Pilar denunciaron su desaparición un día después del crimen al no poder contactar con ella. Tras detectar varias contradicciones en los testimonios de la expareja de la acusada y otros vecinos, la Policía Nacional desplegó un dispositivo de seguimiento a Marta, que les llevó a un vertedero donde la vieron merodeando y que precisamente era el lugar donde se hallarían los restos humanos de la víctima poco después.

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“Nos resultó desde el principio una desaparición inquietante porque Pilar era una persona con rutinas muy establecidas y se montó un seguimiento de vigilancia”, ha relatado el instructor de las diligencias, quien ha detallado que se realizó una inspección ocular del piso de Marta donde se hallaron múltiples salpicaduras de sangre en las paredes y en la que se detectó que se había limpiado con lejía.

Este tipo de salpicaduras de sangre son incompatibles con una muerte accidental y encajan más en la hipótesis de que se produjera un corte en un vaso sanguíneo del cuello con algún arma inciso cortante.

Una vez que es detenida, la acusada indica a los agentes que la trasladaron a Toledo el lugar exacto de la escombrera donde había quemado el cadáver en una hoguera y dónde tiró los huesos.

UN GOLPE ACCIDENTAL

Marta mantiene que ese día acudió al que era su domicilio con una maleta para retirar los últimos enseres que todavía tenía en la vivienda, dado que tenía que dejar el piso tras romper con su pareja.

Según su versión, quedó con la presidenta de la comunidad de propietarios para revisar, y en su caso abonar, unas deudas que tenia pendiente con la comunidad en una sucursal bancaria cercana.

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Así, la víctima se presentó en el domicilio de la procesado y, estando en el mismo, en concreto en el baño, resbaló perdiendo el equilibrio y cayó golpeándose la cabeza. Marta intentó levantarla pero al ver el golpe, asustada, de forma involuntaria la soltó, dejándola caer de nuevo.

Marta confesó que tras el fallecimiento de Pilar en su domicilio, introdujo su cuerpo sin vida en la maleta que se encontraba allí con motivo de la mudanza, y la trasladó en su vehículo a la población de Las Ventas con Peña Aguilera (Toledo) donde lo quemó hasta la carbonización.

Tras ello, trasladó los restos a una escombrera situado en el camino del Chorrito de Las Ventas con Peña Aguilera y los depositó allí. Este reconocimiento fue posteriormente recogido el 3 de marzo de 2023 en sede policial.

HECHOS JUZGADOS

La fallecida, en su condición de presidenta de comunidad de propietarios, venía reclamando a la acusada las deudas que tenía pendientes. Por este motivo M. C. H. sobre las 10.30 horas del 27 de febrero de 2023, accedió a la vivienda donde residía la mujer “con el propósito de acabar con su vida” y deshacerse del cadáver.

Para ello, portaba una maleta de grandes dimensiones donde tenía pensado introducir el cuerpo sin vida de la otra mujer para llevarlo a otro lugar. Tras acceder al inmueble donde residía la víctima, M. C. H. consiguió llevarla hasta la que era su residencia habitual donde la asesinó.

A continuación, introdujo el cadáver en la maleta que había llevado consigo, la llevó hasta el maletero de su vehículo y lo trasladó hasta la población de Las Ventas con Peña Aguilera (Toledo) donde lo quemó hasta la carbonización.

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Para ello, en los días 27 y 28 de febrero, realizó una pira con la maleta, cubierta por maderas, utilizando gasolina como acelerante, en la parcela sita en la calle Vieja, nº 16, de la referida localidad toledana. Una vez se produjo la carbonización, introdujo los restos humanos en un saco y los depositó en una escombrera sita en el camino del Chorrito de Las Ventas con Peña Aguilera.

ACCIDENTAL

Marta C. H., de 34 años, manifestó en instrucción que la muerte de Pilar fue accidental, una versión que chocaba con el escenario del crimen que tuvo lugar en la planta tercera del número 64 de la calle la Oca al estar el piso repleto de rastros de sangre en el suelo y de salpicaduras en las paredes.

Tras el supuesto asesinato, la presunta asesina introdujo su cuerpo en una maleta y lo trasladó a su pueblo, situado en Las Ventas con Peña Aguilera (Toledo). Quemó la maleta en su finca y se deshizo de las cenizas en una escombrera.

Las cámaras de seguridad de los comercios próximos al edificio captaron a Marta C. H. salir con una maleta horas antes de que la familia de la fallecida denunciara su desaparición en extrañas circunstancias.

Los investigadores sospecharon desde el principio que la muerte fue etiología violenta por el escenario del crimen que dejó la mujer. A pesar de que limpió con lejía el baño y otras estancias de la vivienda, los agentes hallaron en la inspección ocular abundantes restos de sangre en suelo y paredes, un extremo que choca con la tesis de que murió de un golpe en la cabeza.


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