El asesino confeso reconoció ante el juez su autoría y desveló cuál fue el arma homicida
MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
La Guardia Civil busca la barra de hierro con la que Dilawar Hussain F.C. habría matado el pasado 17 de diciembre a golpes a los hermanos de Motada de Tajuña en el patio de su propia vivienda y sigue investigando si el homicida recibió algún tipo de ayuda para trasladarle tras el crimen.
El asesino confeso cumple desde ayer prisión provisional después de declarar ante el juez de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Arganda del Rey, en funciones de guardia de detenidos, que ordenó su ingreso penitenciario a pesar de la petición de su letrada de que se le dejara libre bajo fianza.
La abogada consideró “desproporcionada e innecesaria” la medida de prisión provisional, ya que a su juicio no existe riesgo de fuga puesto que lleva 25 años viviendo en España, y que su intención es la de trabajar para mandar dinero a su familia, que reside en Pakistán”.
En el auto, el magistrado esgrimió que existían indicios de que los hechos podrían ser constitutivos de tres delitos de homicidio. Según la resolución, estaría acreditado que “el investigado habría acudido al domicilio situado en la Travesía del Calvario, número 3, de Morata de Tajuña, el 17 de diciembre de 2023”.
“Una vez allí, y empleando un objeto contundente, habría atacado, con ánimo de acabar con su vida, a tres personas, que resultaron fallecidas. Con posterioridad, habría intentado prender fuego a estas personas, con ánimo de dificultar la investigación”, agrega.
El juez sustentaba su decisión en el riesgo de fuga y de alteración o destrucción de pruebas, ya que “el investigado ha dejado algunas lagunas en su declaración” como el haber usado un mechero para quemar a las víctimas.
En cuanto al arma homicida, según el juez, solo ha ofrecido “explicaciones algo vagas sobre el lugar donde arrojó la barra que dice que empleó”. Además, sospecha el instructor la existencia de un tercer sujeto, que habría participado con él en la comisión del ilícito penal, y a quien podría poner sobre aviso de no acordarse la medida que se solicita.
LA INVESTIGACIÓN
Los agentes pertenecientes al Grupo de Homicidios de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Madrid investigan si alguien ayudó a trasladar al autor confeso del triple crimen de Morata a ese municipio el día que supuestamente perpetró los asesinatos. Pese a lo publicado hasta ahora, el detenido ha colaborado “en todo momento” con los agentes, han señalado a Europa Pres fuentes policiales.
Los guardias civiles han preguntado en Arganda del Rey a varias personas para averiguar si algún compatriota o compañero del piso le trasladó en coche de esa localidad a la vecina Morata, pero que no habría participado en su autoría. Incluso están comprobando por antenas de telefonía los posicionamientos de determinados móviles en el lugar del crimen.
El arrestado vivía en Arganda del Rey con otros muchos compatriotas en una casa de la avenida del Ejército número 41. Según reconoció a los agentes, sus víctimas “le habían arruinado” y no tenía “ni para comer”, por lo que no contaba con vehículo para moverse. La Guardia Civil también quiere saber de dónde sacó la garrafa de gasolina con la que supuestamente roció los cadáveres
LOS REGISTROS
En el marco de la ‘Operación Calvario’, la Guardia Civil registró hace unos días durante dos horas la casa de Arganda en la que vivía el asesino confeso para recabar pruebas y encontrar arma supuestamente utilizada en los crímenes, que no hallaron. No se descarta que pueda haber un nuevo registro ni tampoco una reconstrucción de los hechos, si así lo indica el juez.
Debido al estado de los cadáveres, las autopsias, que comenzaron el viernes, aún no han concluido, y continúan hoy en el Instituto de Medicina Legal de Valdebebas. El estado de los cuerpos indica que fueron víctimas de un calvario –de ahí el nombre de la operación y el hecho de que vivían en la Travesía del Calvario–, ya que presentaban golpes, apuñalamientos y quemaduras.
En el registro del jueves pasado de la escena del crimen en Morata los agentes hallaron una pistola de fogueo que habrían comprado los hermanos para defenderse de sus amenazas. Además, ni las cerraduras ni las ventanas de la vivienda de Morata en la que se hallaron los cadáveres estaba forzada, por lo que los investigadores sospechaban desde el principio que abrieron la puerta a algún conocido o éste tenía las llaves.
LA LLEGADA DEL PAQUISTANÍ
El arrestado vivió hace más de un año varios meses con las víctimas, que le habían alquilado o dejado una habitación en la casa. Al principio, tenían buena convivencia e incluso acompañaba a los mayores a realizar gestiones y a la compra. Le habían conocido precisamente en el locutorio que regentaba en la calle Juan de la Cierva, donde las hermanas enviaban dinero a sus supuestos ‘novios’ estadounidenses.
Según algunos vecinos, convencieron a Dilawar Hussain, que llegó a prestarles unos 30.000 euros a los hermanos a cambio de devolverles pasados los meses el doble de esa cantidad, de ahí la reclamación de los 60.000 euros.
Como no fue así, y tras enterarse de que todo se trataba de una estafa amorosa, el ciudadano paquistaní, en principio muy afable, comenzó a amenazarles, llegando a abofetear en enero de 2023 a Amelia y arranca un pendiente a su hermana, quienes no le denunciaron.
Luego, el 23 de febrero volvió a agredir a Amelia, esta vez con un martillo en la cabeza y, cuando cayó suelo la pateó, lo que le provocó importantes lesiones. Avisaron a la Policía, pero las hermanas no quisieron denunciarles, según fuentes municipales. Pero los agentes actuaron de oficio y el ‘Negro de Morata’ fue detenido y tras un juicio rápido, fue condenado a prisión, de la que salió el mes de septiembre.
A pesar de la condena, la indemnización y una orden de alejamiento de 500 metros sobre los hermanos, Dilawar Hussain intentó contactar por teléfono y mensajes con las hermanas, que no le contestaban a sus demandas de devolución de dinero o le daban largas. De hecho, llegó a denunciarlas por estafa el pasado otoño.
Los investigadores creen que hace unas semanas el paquistaní no aguantó más, ya que “no tenía dinero ni para pagar el alquiler de su piso” de Arganda, y acudió al domicilio de las hermanas en Morata para volverles a exigir el dinero y fue entonces cuando les agredió mortalmente. Luego, apiló los cadáveres en el salón, les roció gasolina e intentó quemarlos sin éxito utilizando papeles y cartones.
VÍCTIMAS DE UNA ESTAFA AMOROSA
Desde el entorno de los fallecidos han contado a los agentes que desde hace siete años las hermanas habían contactado con dos supuestos militares, con los que entablaron una relación pseudoamorosa a distancia.
Pasado un tiempo, uno de los presuntos militares les informó que el otro había fallecido y que necesitaba una importante cantidad de dinero para poder cobrar una herencia de 7 millones de euros, pero a cambio les tendrían que enviar unos 400.000 euros “para los trámites administrativos”.
Desde entonces, una de las fallecidas comenzó a mandar dinero a la cuenta de su ‘novio’ estadounidense Edward, quien no cesaba en pedirle cada vez con más frecuencia le exigía que le enviara más cantidades con diversas excusas. Las hermanas enviaron propiedades y comenzaron a pedir dinero primero a familiares y conocidos y luego a otros prestamistas como Dilawar.
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