MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
Rafael Díaz, un jubilado de 67 años, fue protagonista recientemente de un ejemplo del éxito de la ‘cadena de vida’ tras sufrir un infarto de miocardio que le provocó la parada cardiorrespiratoria cuando practicaba natación en una piscina municipal de Vicálvaro y hoy traslada su agradecimiento a los sanitarios y voluntarios que le salvaron la vida.
Como muchas mañanas, Rafael estaba el pasado 29 de noviembre nadando en la piscina del Centro Deportivo Municipal Margot Moles, en Vicálvaro, dentro del programa Natación y Salud. Se encontraba haciendo largos cuando, en el cuarto, a mitad del recorrido, donde no hacía pie, empezó a encontrarse mal y se acercó como pudo hasta el bordillo.
Uno de los preparadores físicos y el socorrista se percataron de que algo no iba bien y fueron en su ayuda, ha explicado Emergencias Madrid. Cuando Rafael intentó salir por la escalerilla perdió el conocimiento. Enseguida, un bombero del Ayuntamiento de Madrid, una voluntaria de Samur Protección Civil y el marido de esta, que se encontraban nadando en la piscina, reaccionaron y fueron también a ayudar.
Estaba inconsciente, en parada cardiorrespiratoria y no respiraba. Empezaron la RCP, utilizaron el DESA (desfibrilador semiautomático) con el que cuenta el Centro Municipal y a la segunda descarga consiguieron que Rafael recuperara pulso.
A los pocos minutos llegaron los equipos de Samur Protección Civil y comprobaron que Rafael seguía inconsciente pero con pulso. Inmediatamente, aislaron vía aérea, estabilizaron y trasladaron al Hospital Gregorio Marañón.
Tras permanecer cuatro días ingresado en el centro hospitalario, donde le colocaron un stent, fue dado de alta sin ninguna complicación ni secuela neurológica.
Rafael había sufrido un infarto de miocardio que le provocó la parada cardiorrespiratoria. Hoy lo puede contar gracias a que funcionó ‘la cadena de la vida desde el primer momento’. “Todo fue muy rápido, que es que estaba muerto cuando me cogieron. El agradecimiento lo van a tener toda mi vida. Muchísimas gracias, de corazón”, relata hoy un emocionado Rafael.
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