La madre de la víctima impulsó una campaña de recogida de firmas para que los asesinos de su hija cumplan las penas íntegras
MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
El joven de 18 años que mató a un menor de 14 años en septiembre de 2020 en Getafe ha alegado en el juicio que actuó en defensa propia para evitar los golpes que supuestamente le estaba propinando la víctima y sus amigos, a quienes acusa de pertenecer a la banda latina de los ‘trinitarios’ pese a que ese extremo se descartó en instrucción y lo niega la familia.
El juicio por la muerte de Ricardo ha arrancado esta mañana en la Audiencia Provincial de Madrid. El chico, que acababa de cumplir 14 años, recibió una puñalada mortal en el pecho cuando se encontraba en un banco junto a sus amigos para dar una vuelta por el barrio.
La fiscal solicita para el procesado 37 años de cárcel por un delito de homicidio consumado y otros dos como tentativa. Dos amigos de Ricardo resultaron gravemente heridos. De no ser atendidos por el Samur, el desenlace hubiera sido peor.
Sus padres iniciaron entonces una campaña de recogida de firmas para que los asesinos de su hijo cumplan las penas íntegras y exigir que este tipo de crímenes sean calificados de asesinato para que conlleve a una pena superior.
“Cuando matan a un niño tiene que ser un asesinato. Las leyes tienen que cambiar”, ha manifestado a Europa Press la madre del joven fallecido, quien reclama justicia y que el crimen de su hijo no quede impune.
A Francisco P., a quien se conoce como ‘Paquito, le acompañaban en el momento de los hechos dos menores que portaban navajas y que agredieron a las víctimas. En su caso, un juez de menores les condenó a dos años de libertad semivigilada.
La madre, que niega que su hijo perteneciera a alguna banda juvenil, teme que la pena a cumplir se rebaje debido a que el tribunal contemple una atenuante por sufrir el acusado un trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.
En su declaración, Paquito ha relatado que ese día había quedado con unos amigos y que, cuando se encontraban por la calle, un grupo de chicos les preguntaron si eran de bandas porque llevaban un pañuelo gris atado en la muñeca.
“Ellos eran trinitarios. Llevaban pañuelos rojos. Nos dijeron que nos lo quitáramos y comenzaron a golpearnos. Ricardo me pegó y saqué una navaja con intención de asustarle. Solo le di un pinchacito para asustar”, ha reconocido el acusado.
Tras la agresión, huyeron a casa de un amigo y limpiaron el arma homicida. Según ha narrado, incluso llamaron a amigos para saber cómo actuar. Pactaron entonces que la navaja se tirase a unos contenedores.
Paquito ha insistido en que no recuerda muchos más datos más allá de la agresión, tal solo que le agredieron. Sin embargo, no hay acreditadas lesiones de los supuestos golpes. Un amigo suyo le incriminó y la Policía le detuvo.
Mañana comparecerá la madre y los otros jóvenes agredidos. La madre sostiene que su hijo estaba en un banco con unos amigos y le agredieron sin motivo.
Según la Fiscalía, entre las 18 y las 19 horas del pasado 4 de septiembre de 2020, el acusado transitaba por un calle de Getafe en compañía de dos menores de edad cuando se originó una pelea con un grupo de chicos, todos ellos menores de 16 años de edad, “comenzando a golpearse mutuamente, propinándose indistintamente patadas y puñetazos los unos a los otros”.
En ese preciso instante F. J. C. P. asestó a los tres chicos varias puñaladas con la navaja que portaba en su riñonera. Las víctimas consiguieron zafarse de su agresor.
Una de ellas se desplomó a unos 36 metros del lugar de los hechos donde falleció, “irremediablemente por shock hipovolémico hemorrágico causado por la sección parcial de la arteria iliaca externa izquierda”, a la altura del número 14 de la calle Ferrocarril.
A su vez, el acusado causó graves heridas a A. A. B. y a O. R. D. que, tal y como recoge el escrito de acusación, habrían fallecido “de no haber mediado una inmediata atención médica”.
El acusado, que se encuentra se encuentra en situación de prisión provisiona desde el 9 de septiembre de 2020, tiene diagnosticado un trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad lo que conlleva “una baja tolerancia a la frustración y un deficiente control de impulsos que le conduce a la ejecución de comportamientos en cortocircuito sin que exista una previa reflexión que le limitaba levemente sus capacidades volitivas”.
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