El acusado y la víctima mantienen versiones contradictorias en relación a cómo se produjo el golpe
MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
El joven que agredió a un sanitario en el Metro de Madrid por pedirle que se colocara la mascarilla ha alegado en el juicio que le golpeó con el brazo sin intención de hacerle daño al sentir pánico al haberle pegado un puñetazo antes la víctima, negando haberle golpeado con un objeto contundente.
La agresión se produjo sobre las 22.30 horas del 13 de julio de 2021 en el interior de un vagón de la Línea 1 cuando estaba en vigor la normativa de su uso obligatorio en el transporte. Tras el brutal golpe, le espetó: “Gilipollas, ojalá te mueras”.
El sanitario, entonces enfermero del Hospital 12 de Octubre, perdió la visión de un ojo por la gravedad de la lesión. Los hechos quedaron grabados por las cámaras del suburbano, que mostraban que el agresor era la única persona que no llevaba mascarilla.
“Sentí pánico y fue un acto autoreflejo. Sentí que venía a por mí”, ha subrayado Juan C.L.C., quien afronta una petición fiscal de 8 años y medio de cárcel por un delito de lesiones. La defensa solicita que se le condene por lesiones imprudentes con la atenuante de consumo de sustancias.
Los testigos presenciales coinciden en que el agresor se mostraba “muy violento” e insultaba a los pasajeros cuando éstos le recriminaron su actitud. Sin embargo, otros aseguran que la víctima “perdió el control” e increpó al acusado.
Procesado y víctima mantienen versiones contradictorias en lo que se refiere a cómo se produjo el golpe. Mientras Juan Camilo manifiesta que le agredió con un brazo, el herido sostiene que pudo ser con un objeto contundente. Los testigos no vieron con qué se produjo la lesión y sospechan que pudo ser con el móvil.
En las cuestiones previas, la abogada defensora ha solicitado la suspensión del juicio al considerar que no están acreditadas la gravedad de las lesiones que sufrió el herido, un extremo al que se ha opuesto el fiscal y el tribunal.
MIEDO HACIA EL PASAJERO
En su declaración, el acusado ha relatado que ese día se encontraba en la Línea 1 escuchando música con la mascarilla puesta pero sin que le cubriera la nariz. En un momento determinado, una pasajero se le acercó y le pidió de forma “agresiva e intimidatoria” que se colocara bien el cubrebocas.
“Me dijo tres veces; súbete la puta mascarilla. Me entró mucho miedo y pánico”, ha recordado. Según su versión, esta persona le propinó un puñetazo y comenzó a sangrar. Le comentó entonces que no quería problemas y cuando iba a bajar del vagón, sintió que el mismo hombre se acercaba.
“Sentí que venía a por mí. Fue un golpe autoreflejo con el brazo porque le intenté alejar sin intención de hacerle daño. Vi que caía y me bajé del andén”, ha detallado.
Frente a su versión, la víctima ha contado que el chico no quería ponerse la mascarilla y se puso agresivo, dándole un puñetazo para defenderse. Cuando se fue a bajar del vagón, sin mediar palabra le propinó un fuerte golpe en la cara con un objeto punzante.
“Casi me arranca la cabeza, se me nubló la vista. Le escuché decir; ojalá te mueras”, ha recordado el sanitario, quien niega haberle increpado. Tras concluir el interrogatorio, se ha levantado y ha dirigido una mirada al procesado.
El golpe le dejó una grave lesión ocular y perdió la vista del ojo derecho. Desde entonces, no puede trabajar y se somete a revisiones semanales. El enfermero, que trabajaba en el servicio de urgencias hospitalario, reclama en concepto de responsabilidad civil 80.383,69 euros por las secuelas.
En la fase testifical, varios testigos han relatado que el chico no llevaba la mascarilla a pesar de la obligación de llevarla, lo que provocó un episodio violento entre dos pasajeros. Según los testigos, el acusado estaba “muy violento” e insultaba a las personas el vagón.
” Una persona se negaba a ponerse la mascarilla y un pasajero se encaró. Le dijo que si no se podía la mascarilla, se la ponía él y se la subió. El chaval le empujó y le echó para atrás. Y se volvió a bajar la mascarilla. Me puse en medio”, ha narrado una de las personas que iba en el vagón.
En la prueba pericial, un forense ha expuesto que la víctima sufrió una lesión grave al estallarle el globo ocular, lo que condujo a la pérdida de la funcionalidad del ojo derecho. Además, ha señalado que esa lesión se podría haber producido por un puñetazo o un objeto muy contundente como un bate de béisbol o una pelota.
HECHOS JUZGADOS
Los hechos ocurrieron en el trayecto comprendido entre las estaciones Cuatro Caminos y Alto del Arenal. Cuando el convoy se encontraba a la altura de esta última estación, en Puente de Vallecas, un febrero que viajaba en el mismo, identificado como G. M. C., requirió a un joven de nacionalidad colombiana de 20 años para que se pusiera la mascarilla.
Según el relato del Ministerio Fiscal, el enfermero reclamó en repetidas ocasiones al pasajero que se colocara “correctamente” la mascarilla, dado que la llevaba puesta a la altura de la barbilla sin cubrir nariz y boca. Aunque otros pasajeros del convoy se unieron a este llamamiento, el acusado se negó “reiteradamente” a ello.
En un momento dado, el propio enfermero fue quien colocó la mascarilla al hombre, por lo que comenzó entre ambos una discusión en la que se lanzaron mutuamente patadas y puñetazos hasta que fueron separados por otros usuarios, sin consecuencias lesivas para ninguno de ellos.
“GILIPOLLAS, OJALÁ TE MUERAS”
Cuando una vez que el vagón se detuvo en la parada de metro Alto del Arenal, y antes de salir de su interior, el acusado, “con ánimo de menoscabar la integridad física” del enfermero, le dio un puñetazo en el ojo con el borde del teléfono móvil que llevaba en la mano, al tiempo que le gritó “gilipollas, ojalá te mueras”. A continuación, huyó del lugar.
Como consecuencia de este golpe, según la Fiscalía, el enfermero ha sufrido la “pérdida funcional, completa e irreversible” del ojo derecho, además de otras lesiones. “Las secuelas oculares que presenta “le suponen un perjuicio moral por pérdida de calidad de vida en grado ligero”, señala.
El acusado fue detenido el día 19 de julio de 2021 y se encuentra en prisión provisional desde 21 de julio de 2021. La Fiscalía recuerda, además, que Juan C. L C. “no ha aportado documentación alguna que le permita permanecer en España” y que tampoco consta “la existencia de razón alguna que justifique su permanencia en España”.
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