La banda distribuyó 45 kilos de cocaína, con un valor de dos millones y medio de euros
MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
Los integrantes de una de las mayores redes de ‘Telecoca’ desmantelada en Madrid, cuyos integrantes suministraban droga en moto durante el confinamiento y los meses posteriores de la pandemia, han pactado con la Fiscalía de Madrid una reducción de penas, de hasta 8 años de cárcel, al aplicarles una circunstancia atenuante de drogadicción, según han informado a Europa Press fuentes fiscales.
En el banquillo de los acusados se han sentado 29 miembros de esta trama, de los que los dos líderes cumplen prisión provisional y otros tres están en rebeldía. Se les imputa a cada uno un delito contra la salud pública referido a sustancias que causan grave daño a la salud en cantidad de notoria importancia cometido en el seno de una organización delictiva.
A dos de los supuestos cabecillas de la red les pedía el Ministerio Público inicialmente una pena de 15 años de cárcel y multa de 630.000 euros, mientras al resto de los integrantes penas de doce y diez años de prisión.
Antes del juicio, las defensas y la fiscal han alcanzado un acuerdo de conformidad ante el reconocimiento de los hechos por parte de los procesados. Así, las condenas se han visto reducidas al aplicar en las penas la atenuante de drogadicción al considerar que los acusados tenían alteraciones en las capacidades cognoscitiva y volitiva.
El acuerdo alcanzado se queda en ocho años y tres meses de cárcel para los cabecillas, en seis años y medio de prisión para otros tres integrantes de la trama y en cuatro años y medio para los distribuidores, según las mismas fuentes fiscales. Tras concluir la vista, se ha dictado la sentencia condenatoria.
Se trataba de un grupo perfectamente especializado que contaba con dos ‘call center’ donde recibían los pedidos, 25 distribuidores por toda la capital y 2.000 clientes.
El cliente pedía por teléfono o con mensaje dónde y cuándo quería la droga, mensaje que recibían dos personas en dos ‘call centers’ ubicados en Las Tablas y Cuzco. Atendían de 11 a 24 horas de lunes a jueves y de 11 a 1 de la madrugada los fines de semanas. Les ofrecían “compromiso de calidad y tiempo” en unos 20 minutos. Había 25 distribuidores que habían parcelado la capital en 8 zonas (2 o 3 individuos por cada zona).
PEQUEÑAS DOSIS A DOMICILIOS
También recibían el encargo de los dos ‘teleoperadores’ y llevaban las pequeñas dosis a casa del cliente con una moto o incluso en transporte público durante las primeras semanas del estado de alarma.
La motocicleta se las compraba la banda y por ello les descontaba todos los meses una cantidad. Los que llevaban motos más grandes llegaban a los puntos más alejados. Los ‘camellos’ cobraban un sueldo que rondaba entre los 6.000 y los 8.000 euros semanales limpios, ya que era un sueldo fijo con suplementos. Trabajaban entre 12 y 14 horas diarias, por lo hacían unas 500 entregas diarias. También tenían sus días de libranza y vacaciones.
La banda había creado un enlace que se encargaba de preparar la droga y elaborar las monodosis en pequeñas bolsitas, todas con el mismo precio de 60 euros el gramo, y todas con el mismo precinto verde como marca de calidad de la organización, cuya cantidad periódicamente facilitaban a los repartidores en función de una estudiada estadística de sus ventas. No se permitía ni préstamos ni fiados.
De los 2.000 clientes muchos eran fijos y así estaban registrados en los ficheros de los ‘call centers’. Se dejaban el dinero y la droga en los felpudos de sus puertas, en los cuartos de basura o donde quedaran. Por Navidad les regalaban una dosis como ‘aguinaldo’.
También había clientes esporádicos e incluso turistas que llegaban a Madrid que conocían los teléfonos a través del ‘boca a boca’. Normalmente llamaban pidiendo falsamente comida para intentar no ser pillados en caso de que los teléfono estuvieran pinchados. De hecho, para evitarlo la organización cambiaba cada poco los teléfonos y los domicilios de sus empleados.
CAMBIO DE MÉTODO DURANTE LA PANDEMIA
La organización del ‘telecoca’ madrileña cambió su ‘modus operandi’ durante el inicio de la pandemia. Con la aprobación del estado de alarma, dejaron de funcionar una semana y pidieron a los clientes que tuvieran paciencia porque se estaban reorganizando. E incluso a algunos les recomendaban que “aprovecharan este tiempo para desintoxicarse”, según los mensajes interceptados por la Policía.
Una vez que los investigadores acreditaron el entramado criminal y establecieron las tareas que llevaba cada miembro de la organización, los agentes planificaron un dispositivo que ejecutaron el 9 de junio con 21 registros simultáneos.
Arrestaron a 28 personas (dos proveedores de la droga, los dos ‘teleoperadores’ y el resto repartidores), diez motocicletas, 85.000 euros en efectivo, casi cuatro kilos de cocaína, decenas de terminales móviles y efectos relacionados con la venta de drogas. Cuatro de ellos han acabado en prisión.
La banda, la mayoría entre 20 y 40 años de edad, colombianos y con antecedentes, había distribuido durante el tiempo de investigación 45 kilos de cocaína, por lo que podrían haber movido dos millones y medio de euros.
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