El objetivo es promover la autonomía de sus usuarios
MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
El Centro de Acogida San Isidro (CASI) ha celebrado este martes su 80º aniversario con la incorporación de una herramienta que supondrá un avance diferencial en el modelo de intervención, unas cerraduras electrónicas en las habitaciones que permitirán un acceso a demanda de los usuarios para impulsar su autonomía.
El Centro de Acogida San Isidro, integrado en la Red Municipal de Atención a Personas Sin Hogar, se ha consolidado a lo largo de su trayectoria como un recurso pionero apostando por espacios donde se fomenta la independencia de los usuarios o la flexibilidad de horarios.
A partir de la próxima semana, se ahondará en este objetivo con la instalación de cerramientos electrónicos en los dormitorios para promocionar su autonomía y que se conviertan en su garantía de hogar.
El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, ha entregado hoy una tarjeta de acceso simbólica a la directora del centro en el acto conmemorativo por sus ocho décadas de funcionamiento al servicio de personas en situación de vulnerabilidad.
El regidor ha subrayado que Madrid es una ciudad cuyo corazón “late en todos y cada uno de los rincones”, pero más si cabe en este centro. “Tenemos el propósito de no dejar a nadie atrás”, ha afirmado, a lo que ha añadido la importancia de fomentar que las personas en exclusión social puedan recuperar su autoestima y el dominio de su propia vida, que es “absolutamente fundamental”.
Entregar a los usuarios una tarjeta con la que podrán acceder a sus habitaciones a cualquier hora del día implica “otorgarles confianza”, pues se deja a su voluntad la decisión de cómo utilizar y cuidar algo tan íntimo como el propio cuarto. De esta forma, se favorece la adopción de responsabilidades de las personas sin hogar en el pretendido camino hacia la vida autónoma.
MÁS DE 240 PLAZAS EN EL CENTRO
En la actualidad, el CASI se compone de 88 habitaciones, incluyendo varias individuales y, en el marco de un programa de desinstitucionalización, dispone de plazas en pisos. En concreto, pone a disposición de los usuarios 243 plazas en régimen de centro de acogida, 25 en pensión y pisos y 60 más de centros de día.
En declaraciones a los periodistas, la jefa de unidad del centro, María Isabel Cebrecos, ha destacado el objetivo de encontrar espacios “amables, tranquilos y amigables” para estas personas, que se encuentran en riesgo de exclusión social.
Lo que quieren conseguir es favorecer la autonomía de sus usuarios y una vida autónoma para personas que pasan por una situación difícil. “Queremos que vuelvan a recuperar todo lo perdido y reparar los daños que les ha producido por diferentes circunstancias”, ha expresado.
El perfil de los usuarios ha ido cambiando pero ha destacado que las personas a las que se atiendan se encuentran en “gravísima situación de exclusión social”. “En situaciones muy, muy difíciles, con problemáticas de todo tipo que a primera van a requerir mucho tiempo de recuperación. Diferentes problemáticas, pueden ser adicciones, puede ser salud mental, pueden ser dificultades de todo tipo”, ha relatad.
LA HISTORIA DEL CENTRO
Usuarios y exusuarios del centro han ejercido como protagonistas del acto conmemorativo por los 80 años del CASI, que ha comenzado con la visita del alcalde a las instalaciones, acompañado por el delegado del área de Políticas Sociales, Familia e Igualdad, José Fernández, y el concejal de Moncloa-Aravaca, Borja Fanjul, junto a responsables del área social del Ayuntamiento de seis mandatos diferentes.
Un residente los ha guiado en un recorrido por la historia de San Isidro a partir de la exposición de objetos representativos que evidencian su transformación.
Entre ellos, se encuentran una insignia policial de los años 30 que recuerda la época de ‘represión de la mendicidad’; ficheros en papel con el expediente social de usuarios, que datan de la década de los 40 o una máquina de coser y calzado correspondiente a finales de los años 70, etapa en la que se impulsó la rehabilitación de las personas sin hogar a través de los talleres de oficios.
A continuación, Almeida y Ana Botella, exalcaldesa de la capital que también ostentó el cargo de concejala de Empleo y Servicios a la Ciudadanía entre 2003 y 2007, han entregado el primer premio del concurso de fotografía organizado por el aniversario, en el que han participado usuarios y profesionales del centro.
José Fernández y su predecesor, Pepe Aniorte, han hecho entrega del segundo premio y las también exdelegadas del área social del Ayuntamiento Marta Higueras, Lola Navarro y Beatriz Elorriaga, del tercero.
Durante el evento se ha proyectado, además, una versión reducida del cortometraje ‘Casi invisibles’, creado por el periodista Mario Gónzalez, que aborda la realidad del sinhogarismo y que relata la labor de intervención del Centro de Acogida San Isidro a través de las entrevistas que el autor ha realizado a usuarios y trabajadores del centro durante un año. Una pieza audiovisual que se estrenará esta tarde en el Centro de Arte Contemporáneo Condeduque.
Jesús Jiménez, exusuario del centro, ha puesto el broche final al acto con una actuación musical en la que ha interpretado la canción ‘Vengo’, una composición propia inspirada en su experiencia personal. Con estudios universitarios y músico de profesión, diversas circunstancias lo arrastraron al sinhogarismo. Gracias al trabajo de un equipo de calle fue derivado y acogido en San Isidro.
Tras un exitoso proceso de tratamiento, concluyó su recuperación y en la actualidad tiene una vida autónoma en un piso donde ha retomado su vocación: la música.
UN LAVADERO Y UN TALLER DE JUGUETES EN EL PASADO
El Ayuntamiento de Madrid adquirió en el año 1903 el terreno en el que se ubica el Centro de Acogida San Isidro. En un primer momento, lo habilitó como lavadero municipal y después, como depósito de agua para el Palacio Real. En plena posguerra, en un contexto de miseria, el Consistorio decidió abrir un albergue para acoger a las personas sin hogar. El CASI se inauguró oficialmente el 29 de marzo de 1943 y su gestión se encomendó a las Hijas de la Caridad.
En esta etapa, se aplicaron medidas represivas contra las personas en situación de calle, siguiendo lo pautado por la Ley de Vagos y Maleantes de 1933 y el acceso al recurso se ordenaba de forma forzosa y bajo custodia de agentes de la autoridad. Ya en 1975, el centro se convirtió en mixto tras acoger a las mujeres sin hogar residentes hasta entonces en el albergue de Santa María de la Cabeza y comenzó un periodo de cambios que culminó con el fin de las políticas represivas.
Actualmente, en el CASI se dispensa una atención individualizada, centrada en la singularidad de la persona, partiendo de una valoración interdisciplinar con la que se obtiene un conocimiento profundo de sus circunstancias.
La atención profesional la garantiza el equipo que allí trabaja, compuesto por 115 funcionarios con perfiles de médico, enfermero, trabajador social, terapeuta ocupacional, psicólogo, cocinero, auxiliar administrativo y personal de oficios diversos, a los que se suman trabajadores de los servicios de limpieza, mantenimiento y vigilancia.
Junto a ellos, trabajan también seis hermanas de las Hijas de la Caridad y ofrecen, además, su colaboración los Voluntarios por Madrid y la entidad Nadie Solo.
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