MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
El Juzgado de Instrucción número 9 de Madrid ha archivado el caso contra una conductora investigada por un delito contra la seguridad vial al dar 0,73 en alcohol al realizarse la prueba de alcoholemia 40 minutos después de que se produjera el accidente que derivó en una intervención policial.
Al parecer, la conductora golpeó su coche contra otro estacionado en Madrid y abandonó el lugar de los hechos para ir a su domicilio, donde según su versión, bebió alcohol para superar su nerviosismo.
Los hechos arrancan a la una de la madrugada del 26 de agosto de 2020 cuando la Policía Municipal era alertada de la colisión entre un Audi Q5 y un Porche Cayenne que se encontraba estacionado en una calle del barrio de San Blas.
Tras el impacto la conductora abandonó el lugar de los hechos bajo la excusa de ir a su domicilio a por los papeles del coche, lo que generó una discusión con el propietario del vehículo perjudicado, motivo por el cual un vecino llamo a las autoridades.
A su llegada la patrulla municipal, y una vez localizada la conductora, ésta les manifiesta que el motivo de la colisión es una perdida involuntaria de control del vehículo “sin saber cómo”. Frente a ello, los agentes recogen en el atestado que durante la conversación con la conductora causante del accidente “se le aprecian síntomas de alcoholemia”.
Ante ello, solicitan una patrulla dotada de etilómetro, quienes tras personarse y efectuar la pertinente prueba de alcoholemia constatan un resultado positivo en ambas de 0,73 y 0,67 miligramos por litro de aire inspirado, superando de esta manera los 0,60 MG/L. Al poder constituir un delito contra la seguridad vial, la mujer es citada días después para un juicio rápido en calidad de investigada.
Tras conocer los hechos, el abogado defensor, el letrado Juan Gonzalo Ospina, solicitó el archivo y sobreseimiento del caso, defendiendo que su clienta había ingerido el alcohol en el lapso de tiempo entre el accidente y la ejecución de la prueba “fruto del shock que le causo el mismo”, cuando acudió a su domicilio a por los papeles del vehículo. Una versión corroborada por su marido, quien se encontraba en casa.
La defensa puso el acento en que desde el momento del accidente a la realización de la prueba de alcoholemia pasaron 40 minutos, un tiempo que se ajustaba con el criterio del médico forense y los propios informes de la DGT respecto a la relación a la influencia de bebidas alcohólicas y conducción, posibilitando que la versión esgrimida por su clienta ganase credibilidad ante la sala y generando una duda real sobre lo sucedido.
El juez, a la vista de las actuaciones presentadas y las diligencias previas confeccionadas por la defensa, al no poder determinar en que momento la acusada ingirió el alcohol, entiende el archivo de la causa a pesar de alcanzar los 0,73 miligramos por litro de aire inspirado en la prueba de alcoholemia y del testimonio de los policías que acudieron al siniestro.
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