El informe enviado al Supremo confirma la ayuda de Turull en la fuga y las trabas del Parlament a los Mossos
BARCELONA, 22 (EUROPA PRESS)
Los Mossos d’Esquadra se confundieron en el modelo del vehículo en el que el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, huyó del Passeig de Lluís Companys de Barcelona el 8 de agosto y el único agente que le seguía no pudo comunicar su posición, mientras que los demás se centraron en la comitiva que iba hacia el Parlament, según el informe remitido al juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, al que ha tenido acceso Europa Press.
El informe indica que uno de los ocho agentes adscritos a la Comisaría General de Información “fue el único efectivo que observó visualmente lo sucedido”, si bien se desplegaron unos 600 efectivos de Mossos d’Esquadra, de los cuales 40 pertenecían a la Comisaría General de Información.
El informe recoge que los efectivos de la Comisaría General de Información desplegados en la zona observaron que se habían instalado unas vallas metálicas de 180 centímetros de altura que formaban un perímetro en la zona posterior, laterales y por delante del escenario, justo delante del monumento, y que esta disposición de las vallas aislaba por completo la zona del escenario y la zona posterior (backstage).
Además, estas vallas se cubrieron completamente con unas lonas de color negro que impedían tener visión del interior de la zona y los agentes comprobaron que estaban unidas y aseguradas mediante un sistema de bridas de plástico y que había una única salida habilitada como acceso/salida situada justo en la zona posterior (la zona más alejada del escenario).
CARPAS Y VALLAS
En el interior de estas vallas se habían instalado dos carpas de color granate que disponían de lonas laterales, que también impedían ver el interior, y había trasiego de un gran número de ciudadanos accedían al interior de la zona delimitada por las vallas metálicas y que recogían un sombrero de paja.
A ese lugar accedió el expresidente a las 8.56 y, tras pronunciar un breve discurso, bajó por unas escaleras y entró en una de las carpas situadas en el interior del vallado.
Mientras se encontraba dentro de la carpa, justo delante se colocaron una cincuentena de personas distribuyéndose en filas de 3 columnas con los brazos entrelazados, todas ellas con gorro de paja, mientras que dentro del vallado otras personas se colocaban otro tipo de sombrero, concretamente una gorra, según la narración del mosso recogida en el informe.
BRIDAS CORTADAS Y GORRAS DE BEISBOL PARA HUIR
A las 9.05 el agente observó que un grupo reducido de personas cortó las bridas que unía las vallas “a la altura del carril de salida del aparcamiento subterráneo Saba” de Lluis Companys y que del párking salió un coche de color blanco.
El agente observó, “de forma clara y sin duda alguna, como el señor Jordi Turull con una gorra oscura de béisbol en la cabeza salía del interior del vallado a través del paso habilitado por las personas anteriores” y también observó cómo Puigdemont se colocaba una gorra igual a la del señor Turull y salía del interior del vallado, introduciéndose en el asiento posterior izquierdo del vehículo.
El informe argumenta que el agente “no logró acceder al canal, ya que en ese momento se estaban retransmitiendo diferentes comunicaciones por parte de otros efectivos policiales”, por lo que decidió llamar por teléfono a su superior.
Por este motivo, el resto de efectivos policiales presentes en el lugar “fueron desconocedores de lo que estaba sucediendo” y centraron su atención en la comitiva de políticos y autoridades que avanzaba hacia el Parlament.
El agente echó a correr tras el vehículo, que perdió en un cambio de semáforo, pero trasladó a su superior que era un Peugeot, en vez de un Honda, y aportó dos matrículas al no poder apreciar uno de los números de la placa con claridad, una confusión que en el informe, firmado por el comisario jefe de Mossos, Eduard Sallent, se atribuye a “la tensión del momento y por el hecho de que el agente se encontraba corriendo tras el vehículo”.
El informe recoge que la huida de Puigdemont estuvo facilitada por varias acciones organizadas y ejecutadas con perfecta sincronización con el fin de distraer la atención policial y que consistieron en simular un desplazamiento del expresidente hacia el parque de la Ciutadella, lo que motivó “una situación de confusión, incertidumbre y alto tráfico en las comunicaciones” que propiciaron su fuga sin que los efectivos policiales tuviesen conocimiento.
EL DRON CAMBIÓ DE POSICIÓN
El coche fue captado estacionado al final de la rampa del parking Saba a las 09.09 por uno de los tres drones que estaban a disposición de este dispositivo, pero en ese momento cambia de ubicación y se dirige a ofrecer imágenes de los políticos y autoridades y cuando a las 9.10 vuelve a enfocar el vallado el vehículo blanco ya no se localiza allí.
El informe precisa que había otros dos drones, uno que se encontraba en la zona del Parlament y otro “a disposición del responsable del dispositivo”, sin especificar si se llegó a usar, y que también estaba disponible un helicóptero.
“El objetivo vinculado al previsible retorno de Puigdemont no se alcanzó, dado que no se dispuso de la oportunidad policial de acceder a su detención”, reconocen los Mossos, que añaden que en ningún momento se previó, teniendo en cuenta parámetros de razonabilidad y congruencia, que el retorno del expresidente sería meramente fugaz y no orientada a participar en el Pleno del Parlament, como había anunciado.
Añaden que el hecho en el día anterior no se les permitiera el acceso al Parlament “reforzaron las sospechas sobre un posible acceso del señor Puigdemont de forma previa al debate de investidura”.
Aseguran que el día anterior, durante la fase previa del dispositivo, intentaron registrar el edificio pero estas requisas no se pudieron llevar a cabo “ya que los responsables del Parlament de Cataluña no facilitaron que se pudieran realizar”.
“ESCAPA A TODA LÓGICA RACIONAL”
Primero solicitaron una comunicación por escrito por parte del comisario jefe de Mossos, después les indicaron que la comunicación debía hacerse llegar al presidente del Parlament, Josep Rull, y finalmente les informaron de que no se podían hacer las requisas porque no había personal laboral adecuado.
Como conclusión, exponen que “el escenario finalmente acaecido escapa a toda lógica racional o política según el contexto y la información disponibles” y que su huida no se contempló como una posibilidad e indican todos los mandos que participaron tanto en el diseño como en la elaboración, aprobación y ejecución del dispositivo.
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