La mujer había contado a su madre que el hombre la seguía por la calle y le revisaba el móvil
BARCELONA, 28 (EUROPA PRESS)
El hombre que confesó haber asesinado a su expareja y a su hija, con las que todavía convivía, la noche de Reyes de 2020 en Esplugues de Llobregat (Barcelona) ha declarado este viernes en el juicio que no recuerda el momento del crimen.
El hombre ha contado ante el jurado de la Audiencia de Barcelona que juzga el caso que sintió que “perdía la razón”, y que al despertarse se sentía aturdido y encender la luz de la habitación vio los cadáveres de la mujer y la niña en el suelo.
La noche del crimen, él mismo llamó al 112 para confesar –lo que su defensa ha esgrimido para reclamar una atenuante de confesión– pero en su declaración no ha hecho referencia al momento del crimen sino que ha relatado que perdió la razón y al despertarse y verlas muertas se asustó y quedó en ‘shock’.
“Me horrorizó lo que estaba viendo. Me disgusté muchísimo por lo que había pasado por todo lo que estaba viendo, por todo lo que estaba pasando, sentí que en aquel momento… Me sentí tan horrorizado que no supe cómo reaccionar”, ha contado sobre su reacción tras el crimen.
El acusado ha optado por contestar solo a las preguntas de su abogado, David Sans, en un interrogatorio en el que ha explicado que ese día había llevado a su hija a la cabalgata de Reyes y en el que ha negado que maltratara ni controlara a la mujer, como afirman la Fiscalía y la acusación particular, si bien ha reconocido que supo que tenía una nueva pareja porque miró mensajes del móvil de ella.
También ha mencionado que tiene anemia falciforme, una enfermedad que le produce “intensos dolores por todo el cuerpo, e incluso ha llegado a propiciar la aparición de episodios de epilepsia” y por la que tiene reconocida una discapacidad por la Conselleria de Salud de las Islas Baleares.
TESTIGOS
Este viernes también han declarado, como testigos, los padres de la mujer y abuelos de la niña, que a diferencia de lo que afirma el acusado han explicado que le trataban “como a un hijo” y que estaba bien integrado con su familia política, mientras que sus familiares vivían en el Reino Unido.
Tanto el padre como la madre han explicado que no detectaron ninguna situación de maltrato en la pareja, y los dos han añadido que “ojalá” se hubieran dado cuenta.
Han contado que el acusado no se ha disculpado con ellos por el crimen y la mujer ha detallado que su hija le dijo que se quería separar del acusado y que después lo había pillado revisándole el móvil y también siguiéndola por la calle.
El acusado y la víctima habían terminado su relación de pareja –en noviembre según él, en septiembre según las acusaciones y la madre de la mujer– pero siguieron conviviendo mientras él buscaba un piso donde mudarse y pasados los meses la mujer le puso una fecha límite para dejar el piso que compartían: este viernes la madre ha detallado que el crimen fue una semana antes de ese límite.
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