
Reclama políticas que garanticen los derechos laborales de estas mujeres
LLEIDA, 6 (EUROPA PRESS)
Un estudio liderado por la Universitat de Lleida (UdL) y el Institut de Recerca Biomèdica de Lleida (IRBLleida) ha señalado que el acoso laboral y sexual y la falta de recursos de apoyo perjudican la salud física y mental de las mujeres temporeras.
Publicado en la revista ‘Women’s Studies International Forum’, ha contado con personal investigador de las Universidades de Murcia, Almería y la Nacional de Colombia, informa la UdL en un comunicado este jueves.
La investigación reclama políticas públicas para garantizar los derechos laborales de estas mujeres y una “atención integral” desde los profesionales sociales y de la salud.
El estudio se ha realizado en cuatro provincias –Huelva, Almería, Murcia y Lleida– mediante entrevistas a personal sanitario, de servicios sociales y de organizaciones no gubernamentales.
Los profesionales destacan dos temas sobre el trabajo agrícola de las mujeres migrantes: por un lado, las tareas feminizadas y, por otro, las situaciones de acoso laboral y sexual, así como la influencia de las relaciones de pareja.
TRABAJO
En el estudio se señala que los hombres se dedican a trabajos que requieren fuerza física y tienden a utilizar maquinaria agrícola, y las mujeres se centran en funciones “más delicadas” como embalar, clasificar y empaquetar la fruta.
Algunos testigos relatan jornadas “maratonianas” de hasta 16 horas, con trabajos repetitivos, supervisión constante por parte de sus superiores y sin posibilidad de descansar ni hacer pausas, lo que les causa estrés, ansiedad y pérdida de la percepción del tiempo.
“ENTORNO DE TRABAJO HOSTIL”
Las personas entrevistadas manifiestan que los supervisores de línea de los almacenes pueden acosar a las trabajadoras verbalmente de forma continua para aumentar el rendimiento: “Esto crea un entorno de trabajo hostil y estresante que fomenta la rivalidad, la competencia y el individualismo entre ellas”.
Las temporeras, especialmente las que trabajan sin contrato en los almacenes o en el campo, también son vulnerables al acoso sexual, y se asegura que “gestores de granjas o invernaderos las chantajean exigiendo sexo para conseguir un trabajo o un contrato de trabajo”.
La investigación indica que estos acosos no suelen ser denunciados ni en España ni en los países de origen de las mujeres, ya que “las víctimas en muchos casos están amenazadas con su vida, su permanencia en el trabajo y/o la integridad de sus familias”.
“Otro obstáculo es la falta de recursos legales y de soportes disponibles en el idioma de las trabajadoras, lo que limita su capacidad para buscar justicia”, añade la investigadora y profesora de la UDL Erica Briones.
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