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La economía catalana tiene capacidad de anticipación ante los riesgos del contexto global
BARCELONA, 10 (EUROPA PRESS)
El cambio climático, el “desorden informativo” y el incremento de la complejidad de la ciberseguridad son los tres principales riesgos que afrontan las empresas, según la cuarta edición del Observatorio de riesgos elaborado por el Institut Cerdà.
“Vale más aprender de la prevención que no aprender de la desgracia”, ha sostenido el presidente de la entidad, Salvador Alemany, en la presentación del informe en la Casa Seat de Barcelona este lunes.
Entre otros, también han intervenido el conseller de Empresa y Trabajo de la Generalitat, Miquel Sàmper; el delegado especial del Estado en el Consorci de la Zona Franca de Barcelona, Pere Navarro, y el vicepresidente de Pimec, Emili Rousaud.
Alemany ha opinado que no hay riesgos imprevisibles y ha abogado por analizarlos de manera compartida, junto a todos los sectores: el estudio ha analizado 35 riesgos que, al estar interrelacionados, ha estructurado en 15 riesgos sintéticos.
Los riesgos surgen de 148 factores relevantes, de los que 134 han aumentado o se han mantenido respecto a anteriores ediciones, por lo que el impacto de los riesgos cada vez será “más probable y/o más elevado”.
EXPOSICIÓN AL CONTEXTO GLOBAL
El delegado especial del Estado en el Consorci de la Zona Franca de Barcelona, Pere Navarro, ha sostenido que el informe de riesgos da “señales muy claras de hacia donde va el mundo”, que ve cada vez más globalizado.
“Lo más importante es tener la capacidad de reinventarse”, ha defendido, y ha abogado por desarrollar la capacidad de aceptación y adaptación ante la dificultad de prevenir riesgos.
El director de análisis sectorial del Banco Sabadell, Pablo Hernández, ha destacado que la economía catalana tiene un “grado de exposición mayor al contexto global”, que según ha dicho es mucho más complejo hoy que hace diez años.
A pesar de ello, ha expresado confianza en el comportamiento de las empresas catalanas, de quien ha destacado la “capacidad de anticipación a los riesgos y de prevención”, ejemplificada en la diversificación de mercados de origen o en el incremento de las reservas estratégicas.
“MODERADO OPTIMISMO”
El vicepresidente de Pimec, Emili Rousaud, ha descrito la situación como “no de pesimismo, sino de moderado optimismo”, y ha atribuido el mayor crecimiento económico de España respecto a Europa al precio de la energía y a la recuperación del turismo.
Ha convenido en que “ahora hay muchos riesgos geopolíticos”, entre los que ha destacado la política arancelaria de Estados Unidos, y ha opinado que también pueden suponer nuevas oportunidades para el empresariado.
El ceo de Culmia, Paco Perez, ha hecho hincapié en el impacto macroeconómico negativo de la vivienda, y ha instado a las empresas a actuar en el mercado a través de la colaboración público-privada.
Ha advertido de que el acceso a la vivienda es un “problema que va creciendo, creciendo y creciendo”: por un lado, ha defendido impulsar la industrialización también en este ámbito y, por el otro, ha avisado de que las administraciones no tienen fondos suficientes para actuar solas.
ANÁLISIS DE LOS RIESGOS
El presidente del Observatorio, Carlos Cabrera, ha insistido en que el cambio climático no es un reto de futuro, sino de presente; ha tachado de insuficiente la respuesta de la sociedad y ha alertado que las compañías tienen “dos opciones: invertir en prevención, o asumir los costes de reparación”.
Cabrera también se ha referido al “desorden informativo”, que según ha dicho abre la puerta a la inestabilidad política y daños reputacionales; a los riesgos sociales, entre los que ha mencionado la falta de adaptación del mercado laboral y el acceso a la vivienda; a la ciberseguridad, y a la falta de confianza en las instituciones.
Asimismo, el técnico del Observatorio Pere Torres ha hecho hincapié en la inestabilidad internacional: ha destacado la nueva composición del Gobierno estadounidense, a quien ha acusado de “consolidar y exportar su visión unilateral del mundo”.
Ha reclamado “una mayor integración” de la Unión Europea para afrontar los retos: ha advertido de que la economía del Viejo Continente no puede permitirse perder más productividad, en sus palabras, y ha considerado que es víctima de la globalización al tener cadenas de producción dependientes de –textualmente– países lejanos.
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