Dice que no quería ofrecer una “procesión de acontecimientos trágicos” sino una historia de esperanza
BARCELONA, 13 (EUROPA PRESS)
El periodista norteamericano Robert Kolker recorre la historia de una familia numerosa norteamericana que tuvo seis casos diagnosticados de esquizofrenia entre sus hijos en el libro ‘Los chicos de Hidden Valley Road’ (Sexto Piso/Periscopi) con el que quiere combatir los estigmas de la salud mental, huir del sensacionalismo y ofrecer una “historia de esperanza” y superación de la familia.
En una entrevista de Europa Press por su presencia en la Setmana del Llibre en Català invitado por el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), ha explicado que un editor le propuso la historia porque buscaba un periodista independiente que pudiera explicar la historia y durante meses habló con los integrantes vivos de la familia, primero por teléfono y luego personalmente para compartir “qué había pasado” y cómo se habían mantenido unidos.
La familia Galvin, compuesta por un padre militar, una madre procedente de una familia adinerada y doce hijos nacidos en pleno ‘baby boom’ entre 1945 y 1965, ven como el comportamiento del hijo mayor “lo cambia todo” y posteriormente cinco de sus hermanos comienzan a desarrollar indicios de esquizofrenia en los años 70.
El libro de Kolker alterna el relato de los delirios, las hospitalizaciones de cada hermano y la búsqueda cada vez más desesperada de ayuda por parte de la familia, con un recorrido por la historia del estudio de la esquizofrenia.
Ha remarcado que cuando conoció a las dos hermanas –las menores de los 12– imaginó un libro sobre cómo se “ayudaban a sobrevivir”, pero comprendió que cada una de ellas había procesado los traumas infantiles de forma diferente: una poniendo límites y la otra volviendo a la familia y cuidando de los hermanos que lo necesitaban.
Por ello, puso en primer plano tanto a ellas dos como a la madre, pero luego descubrió como las historias de alguno de los hermanos también tomaban un lugar “preminente” en la historia y la narración ganó dimensión con una mayor perspectiva.
“ROMPECABEZAS”
Ha remarcado que dedicó mucho tiempo a garantizar que la información proporcionada por la familia era correcta porque cada uno proporcionaba una “pieza del rompecabezas” y había lagunas.
Ha explicado que la historia no podía ser censurada y que cuando dejó leer a miembros de la familia el libro antes de la publicación se sintieron “aliviados” al ver que no era un texto sensacionalista y cada uno ha tenido su propia reacción –para una de las hermanas ha sido cerrar una etapa–, y que ahora alguno de los hermanos se extrañan cuando vecinos les comentan sobre su familia.
Ha señalado que con el libro quería explicar qué se conoce de la enfermedad y qué ha aportado esta familia a la investigación, por lo que habló con muchos expertos, también con la voluntad de presentar el relato como “una historia de esperanza de progreso”.
Kolker ha remarcado que quería visibilizar ese trabajo de los investigadores para que la obra no fuera una “procesión de acontecimientos trágicos” y fuese una historia humana, de progreso y de esperanza, pero que tampoco quería que fuera como si se tratara de un libro de texto explicando los diferentes estudios.
Una vez completado el libro, Kolker ha considerado que la familia tiene la oportunidad de explicar por si misma sus vidas, y ha dicho que está haciéndose un documental del que no forma parte y que espera que se centre en los “estigmas” de la enfermedad y no en los pasajes más oscuros de la historia.
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