
“Al final tú vas a pescar donde hay peces. ¿Qué está de moda ahora? Pues ellos están allí”, dicen
BARCELONA, 22 (EUROPA PRESS)
El jefe del Área Central de Cibercrimen de la División de Investigación Criminal (DIC) de los Mossos d’Esquadra, el inspector Josep Antoni López Garzón, y otros dos responsables avisan de que los juegos online son “lugares de captación” para pedófilos.
Así lo han dicho en una entrevista a Europa Press, en la que han detallado que “consiguen atraer al menor por las habilidades que tienen en el juego, si hay un juego que se juegue mucho, serán muy buenos”.
“Al final tú vas a pescar donde hay peces. ¿Qué está de moda ahora? Pues ellos están allí, igual que en las redes sociales, que depende del momento, es una u otra”, añaden.
El Área Central de Cibercrimen investiga desde los ciberataques o accesos ilícitos a bases de datos a los ataques a la indemnidad sexual de los menores en la red, y actualmente hay 15 personas trabajando, aunque en las unidades de investigación de las comisarías catalanas también llevan estafas “sin mucha relevancia”.
EXPLOTACIÓN SEXUAL INFANTIL
En 2024 abrieron unos 50 casos de explotación sexual infantil, aunque “no quiere decir que sólo haya 50 casos”, ya que otras policías también investigan estos delitos en Catalunya.
Los responsables del Área aseguran que, tras la primera denuncia, siempre puede haber muchas víctimas, incluso fuera de Catalunya: “Hemos tenido casos que se han iniciado por una denuncia y hemos llegado a identificar a 500 víctimas”.
PERFIL DEL PEDÓFILO
Los responsables del Área afirman que el perfil del pedófilo ha cambiado, y han pedido “desterrar el concepto de ‘viejo verde’, porque esto ya no es así”.
“Definir un perfil único no se puede. El 99% son hombres, de entre 20 o 40 años y con conocimientos informáticos. Buscan proximidad con menores, aparentemente son personas con una vida normal, aunque hay más incidencia de gente soltera y tienen mucha actividad en las redes sociales y se crean perfiles bien alimentados y convincentes”.
Para entrar y compartir material pedófilo en grupos o canales de mensajería instantánea, los administradores “muchas veces piden vídeos nuevos”.
“Para entrar en estas comunidades tienen que pasar pruebas o hacer aportaciones, y normalmente no entran con su identidad real. También utilizan una simbología para que los otros miembros detecten si les gustan los niños, las niñas o les es indiferente y una terminología concreta”, aseguran.
PERFIL DE LAS VÍCTIMAS
Sobre el perfil de las víctimas, es “cualquier menor con acceso a Internet, aunque juega un factor muy importante su madurez”.
Aseveran que hay dos perfiles de víctimas: los menores inmaduros, inseguros y con complejos, que se refugian en las redes sociales, y los que tienen exceso de confianza y que no paran de publicar fotografías para explotar su físico.
En el primer caso, los pedófilos hacen de “protectores” de los menores y se ganan su confianza, mientras que en el segundo caso les pueden ofrecer dinero a cambio de fotografías.
“Hoy en día, desgraciadamente, tengo que decir que los menores han normalizado estas prácticas. Algunas personas sienten que han atentado contra su intimidad y en otros casos los menores consideran que el envío de una fotografía, según su criterio, es una práctica consensuada”, lamentan.
REGISTROS
Una vez la investigación está más avanzada y el juez pertinente les autoriza la entrada y registro en el domicilio del investigado, los agentes revisan todos los archivos –algunos ‘in situ’– y se llevan los móviles, tabletas o ordenadores que pueden contener imágenes o indicios para su investigación.
“Intentamos que la comunicación se haga sólo con la persona afectada, no lo hacemos delante de la familia porque sabemos que esto provocará un altibajo familiar tremendo”, admiten.
REACCIONES DE LOS PEDÓFILOS
Los responsables del Área relatan que cuando detienen a un pedófilo se encuentran con 3 reacciones distintas: gente que niega los hechos; gente que hace un “mutismo absoluto” y gente que dice ‘¿Por qué no habéis llegado antes? No lo podía parar’.
“Todos saben que están haciendo algo mal, aunque interiormente quizás alguno se intenta justificar”, destacan.
FORMACIÓN
Los agentes que trabajan en el Área de Cibercrimen deben tener un perfil investigador, aunque no todo el mundo “aguanta los vídeos e imágenes”, a pesar de tener apoyo psicológico periódicamente y hacer jornadas de descarga, en sus palabras.
Además, la Fiscalía General del Estado tiene delegados territoriales de delitos tecnológicos repartidos en cada provincia, que marcan las líneas de actuación básicas para que todos los policías actúen de la misma manera y con los que tienen un “contacto continuo y directo”.
Cada cuerpo policial tiene su propia formación, pero cuando hacen investigaciones conjuntas aprenden los unos de los otros: “Es el mejor lugar en el que compartir experiencias. Formalmente, no hay una formación comuna, pero informalmente sí que aprendemos los unos de los otros”
TRATO MUY DIFERENCIAL
Los responsables del Área realzan el trabajo de los Mossos en este ámbito, ya que en 2 horas pueden llegar a cualquier punto de Catalunya, lo que tachan de “bastante exclusivo” y les permite adquirir las evidencias en el origen, sin que hayan pasado por muchas manos y convertirse en el referente.
“Estamos hablando de una situación muy grave para un menor y para sus padres, que están desbordados, descolocados, no saben qué pueden hacer, y esta atención, incluso de ir al domicilio a recoger la denuncia, este trato tan directo es muy diferencial”, manifiestan.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL
En 2024, los Mossos d’Esquadra se encontraron con 2 o 3 casos de explotación infantil con Inteligencia Artificial (IA), aunque el objetivo del Área Central de Cibercrimen “es el perfil pedófilo, y en estos casos generalmente los autores de las imágenes con IA son compañeros de clase, por lo que no son interés competente de la unidad”.
Sobre las imágenes, destacan que en algunos casos han visto rápidamente que están hechas por IA porque en las manos hay 6 dedos, pero “hay otras que a simple vista no se sabe diferenciar”.
“Se están perfeccionando muchísimo. Hay menores que cogen imágenes de sus compañeras de clase, las pasan por un software y las convierten. Esto está bastante a la orden del día”, lamentan.
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