La denunciante sostiene que el futbolista le tocó los pechos con ambas manos durante el saludo previo a un partido
BARCELONA, 11 (EUROPA PRESS)
El futbolista Hugo Mallo, acusado de abuso sexual por realizar presuntos tocamientos a una animadora del RCD Espanyol al inicio de un partido de Liga el 24 de abril de 2019, ha negado los hechos en el juicio celebrado este jueves en el Juzgado de lo Penal 19 de Barcelona: “No estábamos para esas bromas”.
El que era el capitán del Celta de Vigo en aquel entonces ha recordado que, en ese partido, los jugadores del club celeste se jugaban el descenso y una reducción del 80% de su salario, por lo que “el momento era delicado para el Celta” y no estaban para estas cosas, y menos en un campo de fútbol con la de cámaras que hay, en sus palabras.
“Al principio no me lo creía, pensé que era una broma”, ha relatado Mallo, que ha asegurado que durante el saludo con las mascotas él estaba centrado en el partido y que no se enteró de que la mujer lo había señalado hasta que, al día siguiente, los directivos del Celta se lo comunicaron durante un entrenamiento.
“Le di la mano, como a todos”, ha reiterado durante su declaración en la que ha respondido a todas las partes y en la que ha añadido que el presidente y el director general del Celta, tras visualizar los vídeos reiteradamente, le trasladaron que no daban crédito a la acusación de la víctima.
TOCAMIENTOS EN LOS PECHOS
La víctima de los presuntos tocamientos, que trabajaba en aquel momento como mascota del Espanyol, ha declarado que al inicio del partido, ella y su compañero, ataviados con disfraces de periquitos, se colocaron para recibir en fila a los jugadores del equipo contrario con un choque de manos, pero que Hugo Mallo le realizó tocamientos inconsentidos.
“Esas manos no fueron a mis manos, sino a mis pechos” ha respondido a las preguntas planteadas por la Fiscalía, antes de añadir que intentó apartarlo, que lo insultó y que se colocó detrás de su compañero buscando protección, totalmente aturdida y descolocada, según sus palabras.
La denunciante ha explicado que la indumentaria que llevaba aquel día consistía en unas mallas y “una cabeza muy grande con una tela, una especie de babero de gasa con vuelo”, espacio que, según ella, el jugador aprovechó para meter ambas manos y tocarle los pechos.
La víctima, que ha recordado que sintió “rabia y mucho asco”, ha asegurado que no conocía de nada al jugador y que no supo quien era, por lo que decidió escribir un correo electrónico al club para poder identificarlo.
Además, la denunciante ha declarado que vio “una misma intencionalidad” en el segundo jugador de la fila, una afirmación que la defensa de Mallo ha puesto en duda al señalar que, tras el episodio denunciado, siguió saludando a los futbolistas, según figura en las imágenes tomadas en el estadio y que se han reproducido durante el juicio.
“NERVIOSA E INDIGNADA”
El compañero de la denunciante, que se encontraba a su lado en el momento de los hechos, ha declarado que estaba de espaldas y que no vio nada hasta que, en el túnel de vestuarios, ella se le acercó “nerviosa e indignada” y manifestó que un jugador le había tocado los pechos.
Por su parte, la hermana de la denunciante y responsable de las mascotas, ha manifestado que “nunca la había visto” como el día de los hechos cuando, de camino a casa tras el partido, su familiar le relató que el primero de los jugadores al que había saludado la había manoseado, según su declaración.
Rubén Blanco, que era portero del Celta y compañero de Hugo Mallo en aquel momento, y que iba tras el acusado en la fila para saludar a las mascotas, ha negado que pactaran en el vestuario tocar los pechos a la periquita, que no se distinguía el género de los disfraces ni de quién iba dentro, y que no ocurrió “nada extraño” durante los saludos ni escuchó el insulto que la mujer supuestamente le profirió al capitán.
NO SE APRECIA ÁNIMO ESPURIO
El Juzgado de Cornellà de Llobregat (Barcelona) decretó el sobreseimiento provisional de la causa, pero la Sección 9 de la Audiencia de Barcelona revocó este auto al entender que los hechos podrían ser constitutivos de un delito de abuso sexual y ordenó que se continuase con la instrucción.
Este jueves, la fiscal ha insistido en que no se puede deducir de la declaración de la víctima que hubiese un “ánimo espurio”, pues no se conocían de nada, y que Hugo Mallo “fue con toda la intención de tocar el pecho a la mascota”.
La fiscalía y la acusación particular han mantenido la petición de 24 meses de multa, a razón de 12 euros diarios, por un delito de abuso sexual –que en la actualidad con la reforma del Código Penal sería constitutivo de un delito de agresión sexual– mientras que la defensa de Mallo pide su libre absolución alegando que los tocamientos “no han sucedido”.
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