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Cataluña tiene en su poder 4.223 muestras de ADN de familiares de desaparecidos durante la época del franquismo

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El censo familiar “no tiene una limitación geográfica ni de bando

BARCELONA, 7 (EUROPA PRESS)

El programa de identificación genética de las personas desaparecidas durante la Guerra Civil y el franquismo, impulsado por la Direcció General de Memòria Democràtica de la Conselleria de Justicia en colaboración con la Conselleria de Salud a través del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, acumula ya 4.223 muestras de ADN de familiares, según datos de diciembre de 2024 a los que ha tenido acceso Europa Press.

Así lo ha confirmado también el director general de Memòria Democràtica, Francesc Xavier Menéndez que, en una entrevista con Europa Press, ha explicado que cuentan con un listado de aproximadamente más de 8.000 familiares de desaparecidos en Catalunya y que, desde que en 2016 se inició el programa de identificación genética se han recogido 4.223 muestras de ADN.

“Por el camino muchas personas, muchas familias, no han estado a tiempo y no han podido contactar con nosotros, pero estos 4.200 han contactado con nosotros, se han hecho entrevistas personales, se les han tomado muestras genéticas directamente o mediante envío postal y todo eso consta en una base de datos”, ha explicado.

Los datos de la base genética de los familiares se cotejan “con otra base de datos, la de genética de los restos esqueléticos que nosotros recuperamos de las fosas” comunes y del cruce de información entre ambas es posibles establecer relaciones de parentesco y, por tanto, determinar la identidad del individuo hallado.

De este modo se ha identificado a 26 personas cuyos restos mortales fueron hallados en fosas comunes de Catalunya intervenidas por el Pla de Foses, aunque Menéndez reconoce que “después de 80 o 90 años, los restos esqueléticos sufren muchos daños, sobre todo por el Ph negativo, la acidez de la tierra o mil razones más”, factores que dificultan la obtención de un resultado claro.

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Sin embargo, destaca que 26 identificaciones no dejan de ser un éxito: “Después de tantos años, de tener un número limitado de familiares, es un porcentaje que nos da muchas esperanzas, porque cada vez avanzamos más, tenemos más análisis, más familiares y el círculo se va cerrando y, por tanto, creemos que en el futuro obtendremos más identificaciones”.

SIN LÍMITE GEOGRÁFICO NI DE BANDO

El censo familiar “no tiene una limitación geográfica ni tampoco de bando”, de forma que cualquier persona que resida en otro lugar de España y sepa que su familiar murió durante la Guerra Civil en Catalunya se puede inscribir y, a partir de entonces, se inicia un proceso de documentación con el objetivo de conocer datos sobre el posible lugar de la desaparición, muerte, o la unidad militar a la que pertenecía la persona desaparecida.

Esto permitirá acotar, en algunos casos, las posibles fosas en las que estaría inhumado el cuerpo, de acuerdo con la información que contiene el mapa de fosas de la Generalitat de Catalunya.

A partir de ahí, a los familiares inscritos se les ofrecerá -priorizando aquellos de edad más avanzada- una prueba genética que es gratuita, indolora y rápida, pues consiste en un frotis bucal bien en el Laboratori Genètic de l’Hospital Universitari Vall d’Hebron o mediante un kit que se les envía por correo postal.

“Lo que sí es cierto es que lo que respecta a los cruces del ADN de los restos esqueléticos, sólo se realiza con los hallados en Catalunya, aunque tenemos convenios con otras comunidades autónomas para poder cruzar y aportar los datos. De hecho, una de las víctimas que identificamos era de Navarra”, subraya Menéndez.

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El último caso de identificación se produjo en octubre de 2024, cuando la Conselleria de Justicia devolvió el cuerpo de un soldado republicano nacido en Bellcaire de Urgell, Josep Bellet, a su sobrina, Laura Niubó, después de localizar sus restos mortales en la fosa común del cementerio de Salomó, donde se hallaron los cadáveres de otros 21 combatientes que no han sido identificados.

“Fue un acto absolutamente emotivo, un acto que no olvidaré nunca porque su sobrina, Laura Niubó, estaba muy agradecida”, ha manifestado Menéndez, que ha subrayado que el fin último del programa es precisamente ese: poder identificar y entregar a los familiares los restos de sus parientes desaparecidos para que puedan enterrarlos donde deseen, en el caso de Bellet, en su pueblo natal.

Menéndez también ha explicado que desde Memoria Democrática se está trabajando con instituciones internacionales en el programa Alvah Bessie, que tiene como objetivo localizar a los familiares de brigadistas internacionales caídos en Catalunya “que pueden ser de Hungría, de Inglaterra, de Francia y que no saben que hay esta posibilidad de inscribirse en este censo”.

MÁS DE 1.000 FOSAS

El director ha subrayado que cada vez se localizan más fosas en Catalunya: si hace 5 o 10 años se habían documentado entre 300 y 400, hoy se sabe de la existencia de aproximadamente un millar, pues se realizan estudios territoriales a partir de archivos y testimonios y se van registrando, aunque no todas son “practicables”.

“Sabemos que hay algunas que existieron y que han desaparecido, por ejemplo las que fueron vaciadas por el franquismo y se los llevaron al Valle de los Caídos, otras que han desaparecido por razones físicas y las de los cementerios, que son masivas y muy difíciles de intervenir porque tienen muchas dificultades técnicas”.

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Calendarizar el trabajo en las fosas tampoco es sencillo, añade, aunque en los primeros meses de 2025 prevén hacer intervenciones en una treintena de fosas: “A veces pensamos que hay 5 individuos y son centenares, como pasó hace unos años, o a veces se tarda más por razones tan peregrinas como que el propietario no nos da el permiso y no podemos entrar”.

En ellas trabajan los estudiosos que hacen los estudios previos de cada fosa y, sobre el terreno, además de los arqueólogos, operan los antropólogos físicos, encargados de evaluar el estado de los cuerpos y su posición para determinar qué pasó y, por último, los genetistas.

Se identifiquen o no los restos, se pone en marcha la última fase, la de la “dignificación”, consistente en su inhumación en un cementerio o, en caso de que haya un resultado positivo, se devuelven a la familia.

REVISIONISMO Y NEGACIONISMO HISTÓRICO

Menéndez añade que uno de los objetivos que tienen las políticas de memoria es concienciar a las nuevas generaciones de lo que pasó en la Guerra Civil y el franquismo: “El hecho de que no sepan lo que pasó es de las principales razones abracen o sean poco críticos con todas estas ínfulas que estamos sufriendo de la extrema derecha, de esta oleada que nos está copando de descrédito, de negacionismo, de revisionismo histórico”.

Reconoce que les preocupa muchísimo, en sus palabras, el desconocimiento de los jóvenes cuando se les pregunta al respecto y que la solución es complicada: como primera vía, apuestan por la educación formal, pero también valoran intervenciones en redes sociales, en formato podcast o como píldoras audiovisuales: “Hay mil ideas pero no tenemos la fórmula mágica para resolver este descrédito y este desconocimiento entre los jóvenes”.


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