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Ana Tijoux termina su gira en Barcelona sin dejar de reivindicar y elogiar a la sociedad reaccionaria: “Somos una llama”

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Diez años después de su último trabajo, sueña con superar tragedias en otros diez: “Me gustaría no cantar de esto, me gustaría cantar a las ballenas”

BARCELONA, 10 (EUROPA PRESS)

La cantante franco-chilena afincada en Barcelona Ana Tijoux acaba este jueves la gira de presentación de ‘Vida’, su último trabajo, en la Sala Paral·lel 62, cerrando un periplo de mostrar al mundo un álbum grabado 10 años después del último en el que no deja su lado reivindicativo ante lo que ocurre en el planeta. Con todo, y en entrevista con Europa Press antes de tocar en la sala barcelonesa, avisa de que la sociedad reaccionaria no se puede apagar. “Somos una llamarada”.

Lo hace diez años desde su último trabajo, que confiesa que se han pasado “volando”, y es que para Tijoux el tiempo es también “subjetivo” según la experiencia que a cada uno le toca vivir.

“Fui mamá por segunda vez, me tocó criar, y esa crianza, más el trabajo, han hecho que se me pasen muy rápido”, afirma, admitiendo que quizás no tuvo tiempo para “entrar en una energía de composición o de contemplación”, ya que estaba más alineada con la filosofía de “resolver”.

Sobre ‘Vida’, abunda en el hecho de que su objetivo “claro” a la hora de darle forma era partir de la premisa de que tenía que ser un trabajo “luminoso”.

Pese a una década de turbulencias en cuanto a lo personal, arranca con ‘Millonaria’, un tema lleno de luz y esperanza que dedica “a toda esa gente maravillosa” que ha compartido camino con ella; gente que, asegura, le sigue marcando. “Gente que inspira. Me siento como con un banco de amor en casa”.

Mirando hacia atrás, Tijoux viene de unos años en los que falleció mucha gente alrededor, hasta sentir que la propia muerte es “mucho más cercana a lo que uno cree”.

Y es que “uno se siente medio invencible, como si fuera para siempre, y este tipo de situaciones te ponen en una situación existencialista de que esto es un momento y hay que disfrutarlo”.

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LA SOCIEDAD CON PABLO

Ana Tijoux ha pulido este nuevo trabajo con su paisano Pablo Chill-E, que cuando la chilena sacó el último disco apenas tenía 14 años. “La primera vez que le vi en un vídeo que me mostraron, fue algo automático. Lo que me gusta de Pablo es su honestidad y desde lo genuino, viene de otra historia diferente a la mía pero algo nos cruza y eso es muy interesante”, explica.

Aunque uno del otro no conoce su obra al completo, lo “genuino” del trabajo de Pablo encaja a la perfección con lo que buscaba en este momento.

“Sonará raro lo que digo, pero en esta industria musical, yo creo que todo el mundo busca un pedazo del otro, y siento que Pablo no busca nada de mí porque tiene un poco de todo, y yo no busco nada de él más allá de la admiración”, añade.

Sobre su trayectoria, apunta que la exposición pública, en general, “es muy dura” y puede hacer que el artista se sienta un “superhéroe”, porque todo se crea para que se sienta en “una máquina de humo”.

Por ello, y más allá de “subidones” que luego bajan, el secreto está en no dejar de entender por qué “uno hace música y por qué empezó”, que es lo que “da sentido a la obra” de un artista. “Creerse la última chupa del mate también me pasó, no te voy a mentir”.

DISCO POLICROMÁTICO

Reconoce la artista que es su disco más policromático, con influencias de varios estilos. “Yo siempre he escuchado mucha música, y aunque de forma natural uno termina enmarcándose en algo y se te come el personaje, hay mucha música que me interpela. Y dije: ‘Hagamos esto, ¿cuál es el problema?”.

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Algo que “no es grave mientras uno sea honesto con lo que le toca defender” alrededor de su trabajo, ha confesado.

Un extremo que se ha podido permitir por la “libertad” con la que ha podido trabajar en España, con Panda detrás de un equipo de producción que “nunca ha dicho lo que había que hacer”. “Eso lo hace todo muy genuino”.

Sobre el recibimiento del disco, ha dicho que su proyecto “no es un fenómeno mundial” que llene estadios ni lo quiere ser, y siempre quiere ir de la mano de su público.

“Hemos tocado en una gira en todas partes y ha sido muy bonita la recepción, estamos muy agradecidos. Somos una hormiga en la jungla, pero para nosotros está todo bien, trabajamos con quien queremos, nos invitan a lo que nos interesa y podemos decir que no a cosas que no nos interesan”, expone.

Ante los puntos de vista que ensalzan su figura como la mejor rapera actual en español, ha rechazado las clasificación de mejor a peor. “Lo recibo con cariño, pero creo que los gustos son extremadamente subjetivos según el prisma. Tengo esa contradicción”.

REIVINDICACIÓN SIEMPRE

El contenido de su arte siempre va ligado a una fuerte reivindicación y así ha sido a lo largo de su carrera, y es que entiende que el momento actual de la historia, “es muy difícil no reivindicar algo”.

“No es que quiera hacer un disco reivindicativo, es porque al final creo que la contingencia también te lleva a ese lugar, como que las noticias o la manera en que el mundo está caminando o funcionando es muy difícil, yo creo que no ser sensible a lo que sucede a tu alrededor es raro”, indica la chilena.

Alude aquí al conflicto en Oriente Medio y hace suyos relatos de amigos palestinos que hablan de “una gran violencia vivida de forma sistemática” a lo largo de los años. “Estamos ante un genocidio en 4K y en tiempo real”.

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Ante situaciones de este tipo, “la tarea del artista y del músico es ser acompañante de la historia” en un contexto en el que tanto sociedad como medios de comunicación actúan ante el conflicto “como si hubiera muertes de tercera, cuarta o quinta categoría”.

“Vengo de un país llamado Chile que vivió una dictadura muy violenta y su proceso a democracia habría sido imposible sin la ayuda internacional y las denuncias que se hacían fuera de Chile de gente del pueblo que no era chileno, y eso no lo podemos olvidar”, alude.

Con todo, considera que pertenece a “una inmensa gran minoría en este mundo” que está diciendo “alto al bombardeo, a lo absurdo”. “El pueblo palestino reúne muchas luchas y ahí está la complejidad. Hay racismo, hay islamofobia, hay patriarcado, mucha retórica que reúne su lucha”.

En este contexto, se arropa de “una cadena de humanos que no quieren repetir un patrón de violencia”, tras lo que cita a sus padres, exiliados de Chile y que siempre defendieron no desear la tortura ni a su peor enemigo. “Y ahí está el aprendizaje como una lucha humanitaria en este mundo”.

Recuerda en esta línea que la sociedad a lo largo del planeta sí se está moviendo para elevar la voz ante el genocidio, “incluso dentro de Estados Unidos”, protestas que “se agrandan a pesar de la retórica de los medios de comunicación”.

“No hay forma alguna en que esto se apague. Es la llamarada de la humanidad, y la humanidad necesita reinventarse a sí misma y reconocerse a sí misma de forma permanente”, asegura.

Elevando la mirada a diez años adelante y preguntada sobre a qué le va a cantar, lo tiene claro. “Me encantaría estar cantando de temas que no fueran de lo que canto hoy día, que se resuelvan un montón de cosas. Cantarle a las ballenas”.


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