Se ha detenido a seis personas y liberado a cinco víctimas
VALLADOLID, 20 (EUROPA PRESS)
Agentes de la Policía Nacional de Valladolid, en la denominada ‘Operación Chaturanga’, ha desarticulada una banda criminal compuesta por seis personas que se dedicaba a la captación de mujeres de origen sudamericano para explotarlas sexualmente en un club de alterne de la provincia, según informaron a Europa Press fuentes policiales.
La operación se inició en el mes de octubre del año pasado, cuando la Unidad Contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de Valladolid lograba tener información sobre una víctima de trata de seres humanos que podría haber huido de un club de alterne situado en un municipio de la provincia de Valladolid.
Tras diversas gestiones se tuvo conocimiento de que la víctima, de origen sudamericano, había sido engañada por una organización criminal para trasladarse a España, debido a la situación de extrema pobreza y necesidad que vivía en su país. Una vez aquí la explotaron sexualmente en un club de alterne.
La investigación, con una duración de cinco meses, ha logrado la desarticulación de una organización criminal de origen español, paraguayo y colombiano que ha captado en Colombia y Paraguay a cinco víctimas, cuyo viaje hasta España fue financiado y coordinado por los integrantes del entramado criminal, y solo una vez en el club de alterne las víctimas eran informadas de la elevada deuda que habían contraído con la máxima responsable, así como de las duras condiciones en que tendrían que ejercer la prostitución para saldar esa deuda.
LA JEFA, “LA SEÑORA”
La máxima responsable era una mujer española, conocida por las víctimas como “la señora”, “la mami” o “la jefa”. Esta mujer hacía uso de otros miembros del entramado criminal para captar en sus países de origen a víctimas que, por su extrema pobreza y su situación de necesidad, estuvieran dispuestas a viajar a España para ejercer la prostitución.
Estas mujeres tenían personas a su cargo y carecían de medios para poder mantenerlas, además de que en su mayoría desconocía totalmente el mundo de la prostitución, por lo que accedían a realizar el viaje ante las falsas promesas de sus captadores de que ganarían mucho dinero y una vez en España las ayudarían a encontrar otras oportunidades laborales.
Los viajes de las víctimas eran gestionados por los propios captadores, quienes no solo las convencían y proporcionaban todo lo necesario para viajar, sino que además las aleccionaban para asegurarse que lograran entrar en España de forma exitosa. Sin embargo, todos los gastos generados por estos viajes (como las compras de billetes de avión y autobús, el viático o dinero que mostrar en frontera) eran financiados por la señora.
Una vez las víctimas se encontraban en España, pasaban una primera noche en uno de los numerosos pisos que la señora controlaba en Valladolid, todos ellos lugares de ejercicio de la prostitución, y a la mañana siguiente eran trasladadas por miembros de la organización al club de alterne.
Tras su llegada al club, la señora informaba a las víctimas de la cuantía de las deudas que habían contraído con ella -cantidades que oscilaban entre los 3.000 y los 4.500 euros-, y les informaba de que debían abonarlas ejerciendo la prostitución bajo unas estrictas condiciones, muy penosas y de obligado cumplimiento.
Además de devolver el dinero de la deuda, las víctimas debían pagar por el alojamiento en el club y para disponer de luz. Existía también un sistema de multas que debían abonar las víctimas cuando incumplían una norma, por lo que, sumando estas penalizaciones a los pagos semanales por el alojamiento y la electricidad, sus deudas se iban incrementando exponencialmente.
SIN PROTECCIÓN, SI LO PEDÍA EL CLIENTE
Las víctimas debían permanecer en la sala del club desde las 17.00 horas hasta las 03.00 horas, las 05.00 los fines de semana, o incluso más si la señora así lo ordenaba. Durante ese tiempo, no podían negarse a mantener relaciones sexuales con ningún cliente, y además debían hacerlo sin protección si estos lo solicitaban.
Las tarifas de los servicios de prostitución eran establecidas por la señora y los clientes se lo abonaban directamente a ella o a alguno de los miembros de la organización que actuaban como encargados del club de alterne en su ausencia. Estos encargados no solo se ocupaban de cobrar por los servicios de prostitución, sino que además controlaban a las víctimas, minimizando el riesgo de fuga, y se aseguraban de multarlas si incumplían alguna de las normas impuestas. En el club no existían días libres, ni siquiera si las víctimas estaban enfermas.
Tampoco podían abandonar el club sin permiso, y si eran autorizadas a salir lo hacían escoltadas por alguno de los controladores o encargados del club. En ausencia de la señora y de sus encargados, estos llegaban a cerrar la puerta del club con llave desde fuera para que las víctimas no escaparan.
El club de alterne carecía de calefacción y como las mujeres no disponían de dinero y apenas podían salir del club, comían lo que la señora les proporcionara, que habitualmente eran alimentos en mal estado y muy escasos. El agua del grifo en el club de alterne era turbia, y varias mujeres enfermaron por beberla.
Las víctimas debían cocinar y realizar la limpieza del club de alterne, sin recibir ninguna remuneración por ello y además se les animaba a la venta de sustancias estupefacientes a los clientes de servicios de prostitución.
Los miembros de la organización se aseguraban la total sumisión de las víctimas amenazándolas y atemorizándolas continuamente, consiguiendo que todas ellas temieran profundamente a la señora y se sometieran a su control.
FASE DE EXPLOTACIÓN
La fase ejecutiva de la ‘Chaturanga’ se ha llevado a cabo a lo largo de las tres primeras semanas del mes de febrero, lográndose la desarticulación de la organización criminal y el cese total de su actividad delictiva, si bien no se descartan nuevas detenciones.
El número de víctimas liberadas asciende a cinco, siendo todas ellas víctimas de trata de seres humanos con fines de explotación sexual.
La líder de la organización criminal ha ingresado en prisión provisional sin fianza, quedando los otros cinco detenidos en libertad, todos ellos como presuntos autores de los delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, favorecimiento de la inmigración clandestina, delitos relativos a la prostitución, y pertenencia a organización criminal.
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