LEÓN, 10 (EUROPA PRESS)
Más de 260 investigadores de distintas instituciones académicas de España y de otros países han firmado un manifiesto para mostrar su rechazo contra la instalación de polígonos eólicos en la Sierra de Gistredo (León).
Como ha denunciado la entidad precursora de la iniciativa, la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica, a través de un comunicado recogido por Europa Press, Repsol pretende instalar en la zona y las áreas aledañas del Alto Sil tres polígonos para la obtención de energía eólica, sobre los hábitats de los últimos urogallos de la Cordillera Cantábrica.
Desde la Plataforma han destacado que muchos de los científicos firmantes llevan varias décadas dedicadas al estudio de la ecología, la demografía y el comportamiento de especies amenazadas, como el oso pardo y el urogallo cantábrico, dos de las especies que verían amenazados sus hábitats con estos proyectos.
El Alto Sil leonés es “una de las zonas mejor conservadas y menos humanizadas de la península Ibérica”, y también “atesora una enorme diversidad biológica, contando con especies como el picamaderos negro, la perdiz pardilla, el águila real, el roquero rojo, la marta, el lobo, el desmán ibérico y la liebre de piornal, entre muchas otras”.
Es por ello que la organización denunciante ha asegurado que la implantación de polígonos eólicos en el noroeste leonés supondría “una pérdida irreversible de hábitat para muchas de esas especies amenazadas, y una alteración definitiva de uno de los paisajes montañosos mejor conservados de nuestro país”. Los planes de la compañía pasan por la instalación de tres complejos con más de 40 aerogeneradores y sus estructuras auxiliares, que incluyen viales de acceso y mantenimiento, redes de evacuación y subestaciones eléctricas.
La Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica ha impulsado y conducido este manifiesto al que se han adherido más de dos centenares de científicos de toda España y de Suiza, Reino Unido, Japón, Italia, Polonia, Alemania y Portugal, en su convicción de que “la transición energética no debe comprometer nunca el patrimonio natural de la Cordillera Cantábrica ni el de otros territorios”.
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