Muestra el modelo comunal tradicional en estos municipios con la mujer como sujeto activo y rechaza leyendas prejuiciosas contra las amazonas
VALLADOLID, 28 (EUROPA PRESS)
Cuando el forajido Frank Griffin llega con su banda al pueblo de La Belle en la serie de Netflix ‘Godless’ se encuentra con una localidad sin hombres debido a un accidente minero, pero bien defendida por un grupo de mujeres dispuestas a plantar cara a estos bandidos.
Lejos de la ficción de este ‘western’ dirigido por Scott Frank, las localidades de las sierras que separan las provincias de Burgos, Soria y La Rioja atesoran también una historia en la que sus mujeres se hacían cargo del territorio durante largos periodos y ocupaban los cargos de responsabilidad en el mismo.
Este papel de las serranas como guardianas del territorio a lo largo de los siglos y las peculiaridades del sistema social de sus pueblos, alejado del modelo patriarcal predominante, protagoniza el nuevo libro de la antropóloga e historiadora Maria-Àngels Roque Alonso, en el que también aborda la figura clásica de las amazonas más allá del mito.
‘Amazonas y serranas. Guardianas del territorio materno’ es el título de este ensayo, publicado por la editorial vallisoletana Páramo, en el que su autora analiza el modelo uxorilocal –en el que son los hombres los que se trasladan al pueblo de sus esposas cuando se produce el matrimonio y no al revés– predominante en pueblos de las sierras de la Demanda o Urbión hasta el siglo XX y muy relacionado con el comunalismo practicado en la zona y la importancia de la trashumancia.
Este modelo ganadero (junto con el de la carretería), que obligaba a la mayoría de los varones a marchar durante más de la mitad del año lejos de localidades como las sorianas Vinuesa y Covaleda o las pertenecientes al burgalés Valle de Valdelaguna, es el que explica el papel preponderante de la mujer, que durante estos largos periodos quedaban como responsables del territorio, hasta el punto de ocupar los cargos de alguacil o encargarse del cobro de impuestos, tareas que solían realizarse por turnos, según explica Roque Alonso.
Se trata de un libro que, como reconoce la autora a Europa Press, nació fruto de otro trabajo de campo que desarrolló acerca precisamente del comunalismo tan habitual en estas sierras, un modelo social que ya había sido estudiado en su día por el adalid del regeneracionismo Joaquín Costa.
Sin embargo, durante el proceso, explica, le llamó la atención el papel de las mujeres en este sistema comunal fruto de la ausencia de hombres desde el otoño hasta el verano, cuando marchaban con los rebaños a los pastos de Extremadura huyendo de la ausencia de alimento para el ganado en el riguroso invierno de sus lugares de origen. Un papel, el de estas mujeres, del que “prácticamente nunca se habla”.
De hecho, Maria-Àngels Roque Alonso subraya, en base a su trabajo, que “a mayor comunalismo” en estas sociedades, se constata una menor primacía del patriarcado, que “tiende a las divisiones” de la propiedad.
20 AÑOS DE TRABAJOS
Así comenzó una minuciosa labor de estudio que la antropóloga e historiadora ha debido compaginar con otros trabajos durante cerca de 20 años, según admite, y que ahora ve la luz para preservar del olvido esta realidad frente a la visión androcéntrica dominante a la hora de estudiar la historia y costumbres de la Demanda, Urbión o la comarca de Pinares.
En este sentido, Roque Alonso aventura que este modelo social no sería un caso endémico de estas sierras, sino que podría haberse dado en diferentes territorios, preferentemente montañosos, del continente europeo, si bien lamenta que se ha investigado poco sobre ello debido a que en muchos casos los antropólogos, entre los que destacaban los anglosajones, mostraron “poco interés” y en muchos casos lo consideraban, con cierto desdén, “materia de folcloristas”.
En cambio, la gran cantidad de archivos, tanto eclesiásticos como concejiles, consultados por la antropóloga barcelonesa, así como la abundante bibliografía y las menciones en otros documentos como el Catastro del Marqués de la Ensenada, las alusiones populares en el romancero y en los pliegos de cordel, la han permitido conocer mejor el modelo de localidades en las que las mujeres eran capaces de salvaguardar el territorio durante la ausencia de los hombres y, no sólo eso, sino que eran ellas las que seguían la línea de transmisión familiar, al ser las que permanecían en su pueblo y los varones los que emigraban para casarse.
Al hacer esto, los flamantes maridos se convertían, como detalla en su libro, en vecinos de pleno derecho de su localidad de acogida, derechos que perdían en el suyo de origen, vinculándose así al de su esposa y formando una familia en él, en el que se quedarían sus hijas, mientras sus hijos habrían de marchar también a formar nuevas en otros como ellos hicieron.
Sin embargo, con la práctica desaparición de la trashumancia durante el siglo XX este sistema también se vio afectado, detectándose a partir de entonces una mayor endogamia dentro de cada pueblo, lo que se demuestra, aclara a la autora, en la cantidad de dispensas conservadas en las que se solicitaba a la iglesia permiso para contraer matrimonio pese a los lazos de consanguinidad.
Una consanguinidad promovida incluso por las propias familias para aglutinar tierras que generó cierto rechazo a los matrimonios con forasteros e incluso animadversión a los que llegaban a los pueblos y trataban con las mujeres locales.
El conocimiento y estudio de estas sociedades serranas y el papel de sus mujeres lleva a la antropóloga a tratar de desentrañar también en su ensayo el mito de las amazonas, mujeres cuya existencia real se ha contaminado de la leyenda, construida en muchos casos a base de prejuicios y rechazo por filósofos e historiadores del mundo clásico.
PREJUICIOS CONTRA LAS AMAZONAS
Así, frente a una supuesta imposibilidad física para que las mujeres realicen labores consideradas “poco femeniles” por estos autores, Roque Alonso constata una imposibilidad “moral” impuesta por el patriarcado del mundo clásico, que optó por atacar a aquellas sociedades de mujeres que, como las serranas de Burgos, Soria y La Rioja, realizaban trabajos supuestamente de hombres e incluso podían combatir en la guerra, consolidando el tópico de mujeres “violentas, despiadadas y crueles” de las que se decía incluso que llegaban a “mutilar y cegar” a sus hijos varones.
Sobre el relato de estas amazonas que rechazaban vivir con hombres, el caso castellano-riojano permite, sugiere la antropólgoa, pensar que podía tratarse de sociedades en las que los hombres, por actividades ganaderas u otras, pasaban largos episodios fuera del hogar y eran ellas las que habían de hacerse cargo de sus comunidades.
Asimismo, los impedimentos físicos para viajar con el resto de hombres de aquellos con algún tipo de discapacidad podrían explicar que muchos viajeros vieran sólo a hombres así en sus poblados, ayudando a perpetuar aquel mito. Algo así plantea también Scott Frank en ‘Godless’, donde el Sheriff, uno de los pocos varones que queda en La Belle, ve su capacidad mermada precisamente por sus problemas de visión.
No deja escapar la oportunidad la autora en su libro de recordar, en su análisis del mundo clásico y su patriarcado, los nombres de algunas mujeres que destacaron como filósofas, poetas o intelectuales en aquella sociedad, nombres entre los que figuran, junto a otros muchos, los de Themistoclea, Teano de Crotona, Aesara de Lucania, Phintys, Perictione, Diotima de Mantinea, Arete de Cirene o la más conocida Safo de Lesbos.
Doctora en Antropología y Licenciada en Historia, Maria-Àngels Roque Alonso es profesora-colaboradora de la Universitat Pompeu Fabra y directora del Departamento de Cultura, Género y Sociedad Civil del Instituto Europeo del Mediterráneo de Barcelona.
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