VALLADOLID, 9 (EUROPA PRESS)
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirmado la condena de ocho años de cárcel al vecino de Cabezón de Pisuerga que en 2021 asestó a un convecino varios golpes en la cabeza con un rodillo de cocina y le causó graves lesiones.
En su sentencia, la Sala de lo Civil y Penal del TSJCyL, con sede en Burgos, desestima así el recurso interpuesto por el condenado y ratifica en su integridad el fallo anterior dictado por la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia provincial, según la información del Gabinete de Prensa del Alto Tribunal castellanoleonés recogida por Europa Press.
En aquella sentencia ahora confirmada, la Audiencia de Valladolid consideró a Eligio M.E. autor de un delito de tentativa de asesinato en la persona de Manuel B.L, y, a mayores de la citada pena privativa de libertad–las acusaciones pública y particular habían pedido diez años–, le impuso la obligación de indemnizar a su víctima en la cantidad de 14.570 euros y con otros 2.000 al Sacyl por la asistencia sanitaria prestada.
Ya en el juicio, vecinos de Cabezón que presenciaron el incidente registrado en 2021 en el Hogar del Jubilado, donde el ahora condenado causó graves lesiones a otro en la cabeza al golpearle con un rodillo de cocina, sostuvieron que la víctima podría haber muerto de no mediar la intervención en la refriega de varios testigos.
De hecho, la defensa, que inicialmente había pedido un fallo absolutorio, modificó y finalmente pidió dos años de cárcel por delito de lesiones y, alternativamente, tres años y nueve meses por tentativa de asesinato.
Las testificales de quienes presenciaron los hechos el día de autos, sobre las 21.30 horas del 31 de octubre del pasado año, han sido claves en el fallo sentenciador en cuanto a considerar probado que el objetivo del acusado no era otro que acabar con la vida del lesionado, algo que no pudo consumar fruto de la rápida actuación del gerente del local y de un guardia civil de paisano, quienes desarmaron a Eligio y le redujeron.
Tanto la camarera del establecimiento como el gerente y el guardia civil de paisano que se hallaban en el escenario de la agresión relataron relatado que aquel día el acusado “llevaba buscando” al agredido, Manuel B.L, con el que coincidió finalmente en el local y fue entonces cuando Eligio se tomó un vino “súper rápido”, salió a la calle y regresó al poco tiempo con una bolsa de plástico bajo el brazo.
Los testigos recordaron que entonces se acercó a Manuel, apodado “el manchego”, cuando éste se hallaba sentando ante una mesa y, de forma sorpresiva, “desenfundó” un rodillo de cocina de amasar pan y la emprendió a golpes con la víctima.
“¡El primero en la frente!”, espetó la camarera, que, al igual que el resto de testigos, reiteró que si el agresor no pudo arrear más de otros dos o tres rodillazos fue al echársele encima el gerente y el guardia civil.
“¡Si no le reducimos le mata porque no paraba de darle golpes!”, abundó el agente, mientras que el gerente del establecimiento apostilló que Eligio se hallaba “fuera de órbita, desbocado”, sin que el testigo conociera qué rencillas o problemas había entre agresor y agredido.
“ME HABÍA AMENAZADO Y LE TENÍA MUCHO MIEDO”
La explicación del incidente la daba el propio acusado al inicio del juicio cuando, tras reconocer la autoría de los hechos, indicó que su único objetivo cuando acometió a la víctima era “meterle el mismo miedo” que ésta le había metido en el cuerpo tras amenazarle tiempo antes con partirle la cara.
“Soy una persona operada del corazón y le tenía pánico porque al amenazarme de esa forma temía por mi vida”, sostuvo Eligio, quien por eso el día de autos se sirvió de un rodillo que llevaba en el coche y que utilizó como arma debido, ha alegado en su descargo, a la mezcla de alcohol y pastillas para su dolencia cardiaca.
“Para que me parta la cara a mí, se la parto yo antes”, es lo que en su momento justificó Eligio ante la Guardia Civil y que mantuvo en el juicio, con la particularidad de que ahora aseguró desconocer el número de golpes dado a su oponente pero sí precisa que en modo alguno su intención era acabar con su vida.
“CREÍ QUE SE ME HABÍA CAÍDO EL TECHO ENCIMA”
Por su parte, el herido, más conocido en el pueblo como “el manchego”, atribuyó lo ocurrido a que meses antes había tenido que llamar la atención a su agresor por “faltarle el respeto” a su pareja, concretamente por un comentario “obsceno”, de ahí que ambos llevaran al menos cuatro meses sin dirigirse la palabra.
Sobre lo ocurrido, Manuel recordó que se hallaba sentado ante una mesa mirando su teléfono móvil y de repente, sin poder reaccionar, recibió un golpe terrible en plena frente. “Creí al principio que se me había caído el techo encima”, decladró “el manchego”, quien asegura que el segundo rodillazo le partió el móvil al tratar de defenderse de forma instititiva cuando se trató de proteger la cabeza, mientras que un tercer golpe impactó en su boca y le partió la prótesis dental.
“¡Fue todo muy rápido y contundente. No fue una simple pelea, iba a matarme, no tengo ninguna duda. El primer golpe me hundió la frente y el médico me dijo que si el segundo me lo da en el mismo lugar me hubiera quedado como mínimo vegetal!”, incidió Manuel en referencia a que el impacto recibido provocó el hundimiento del cráneo y éste quedó a una distancia mínima de dos milímetros de su masa cerebral, cuando normalmente ambas partes se hallan separadas por cinco milímetros.
De lo que tampoco tiene duda alguna la víctima es que Eligio no actuó bajo la influencia de las bebidas alcohólicas, tal y como el acusado alega. “Una persona bebida no actúa así, lo tenía todo muy pensado”, sentenció.
La víctima también explicó que tuvo que pasar por el quirófano para ser sometida a una peligrosa intervención quirúrgica y que a raíz del episodio traumático sufrido convive a diario con el ibuprofeno para combatir sus persistentes dolores de cabeza y cualquier situación fuera de lo normal le provoca un profundo estrés.
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