Carnero asegura que se ha ido un hombre “bueno” que convirtió la ayuda a los demás en su “quehacer diario”
VALLADOLID, 19 (EUROPA PRESS)
El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha lamentado “profundamente” el fallecimiento en Bolivia del que fuera obispo de Palencia entre 1978 y 1991, Nicolás Castellanos, un “referente de entrega y solidaridad” que cambió la vida de “cientos de personas”.
De esta forma ha recordado el líder autonómico a Castellanos a través de un mensaje publicado en sus redes sociales, del que se hace eco Europa Press, en el que ha recordado que fue Premio de Valores Humanos 2002.
También el alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, ha trasladado este miércoles su pésame en una publicación en la que ha asegurado que se ha ido un hombre “bueno” que convirtió la ayuda a los demás en su quehacer diario mediante su ‘Proyecto de Hombres Nuevos’.
“Agustino universal, haciendo que en Santa Cruz de la Sierra en Bolivia hubiera más justicia. Gracias por tu enseñanza de vida Nicolás Castellanos”, ha destacado el regidor de la capital del Pisuerga.
Castellanos nació el 18 de febrero de 1935 en Mansilla del Páramo, provincia de León. Ingresó aún adolescente en la Orden de San Agustín y realizó sus primeros votos en Palencia el 10 de septiembre de 1953; tras realizar sus estudios eclesiásticos en el monasterio burgalés de Santa María de la Vid, fue ordenado sacerdote el 12 de julio de 1959.
En 1973 fue elegido provincial de los agustinos. Cuando disfrutaba de su segundo mandato como provincial, le llegó en julio de 1978 el nombramiento de obispo de Palencia, recibiendo la ordenación episcopal el 30 de septiembre del mismo año, de manos del nuncio apostólico Luigi Dadaglio.
El 27 de julio de 1978 fue nombrado Obispo de Palencia y el 30 de septiembre recibió la Ordenación Episcopal en la Catedral de Palencia. Acto seguido tomó posesión de la Diócesis.
En la CEE fue miembro de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades (1981-1990) y de la Comisión Episcopal de Pastoral (1984-1987). También perteneció a la Comisión Episcopal de Límites de 1987 hasta 1991. En 1991 presentó su renuncia como obispo, que le fue concedida el 4 de septiembre por Juan Pablo II.
Marchó entonces como misionero a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, llevando consigo un nutrido grupo de laicos y de sacerdotes. Con ellos inició el ‘Proyecto Hombres Nuevos”‘, para tratar de mejorar las condiciones de vida en los barrios más desfavorecidos de aquella ciudad boliviana.
A lo largo de los años ha ido poniendo en marcha diversos proyectos para atender a mujeres y a la población infantil: comedores, centros escolares, viviendas sociales y hospitales.
Por su labor ha recibido diversos premios en España y en Bolivia, siendo el más prestigioso de ellos el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, que le otorgaron en 1998 junto con Vicente Ferrer, Joaquín Sanz Gadea y Muhammad Yunus.
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