ZAMORA, 6 (EUROPA PRESS)
Las águedas de Andavías (Zamora) han cumplido este martes con la tradición del salto del piorno, una práctica que consiste en pasar por encima de una hoguera prendida sobre los palos que le dan nombre al ritual y que es característica de esta localidad de la Tierra del Pan.
Cada año, al día siguiente de las honras a la santa, las cofradas acuden puntuales a la cita, arropadas por las gentes del pueblo, que se implican en la celebración. Este año, el salto se ha realizado con la particularidad de la hora.
Habitualmente, la tradición se celebra en torno a las cinco y media de la tarde, pero esta vez se ha demorado hasta el anochecer por culpa de la tractorada que ha cortado diferentes carreteras en la provincia, incluida la ZA-P-1405, la que comunica Zamora con Andavías.
Eso ha provocado un retraso de dos horas en la llegada del cáterin que traía la comida para el festejo de hermandad que se celebra siempre antes de la tradición.
Más allá de este asunto, las águedas de Andavías han seguido los pasos marcados y han recorrido las calles del pueblo al son del tamboril y la dulzaina hasta llegar a las puertas de la casa de una de las mujeres que ostentará el mando durante el próximo año.
En este caso, de Sara Cabezas, que además se queda con esta responsabilidad de organizar las actividades del siguiente año por primera vez.
Ha sido allí donde se han prendido los piornos, las mujeres han formado un corro y han comenzado a girar alrededor del fuego hasta que la llama estaba lo suficientemente baja como para brincar por encima de ella.
Ya sobre las brasas, niños y mayores se han sumado también a una tradición cuyo origen se remonta en el tiempo. En Andavías no queda nadie que recuerde una celebración de las águedas en la que el salto del piorno no se hiciera.
La cofradía data de 1732 y el cronista oficial de esta localidad de 440 habitantes, José Antonio Mateos Carretero, mantiene la hipótesis de que el ritual del fuego podría venir ligado a sus inicios.
Lo que está claro es que, en estos momentos, la tradición mantiene el vigor en una cofradía de unas 30 hermanas que, vestidas con trajes tradicionales, siguen elevándose sobre las llamas año tras año.
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