VALLADOLID, 16 (EUROPA PRESS)
La Audiencia de Valladolid ha dejado visto para sentencia el juicio celebrado contra G.B.C, a quien las acusaciones pública y particular han pedido cinco y siete años de cárcel, respectivamente, por agredir sexualmente en enero de 2021 en su vehículo a su entonces pareja a la que había conocido poco antes en el mundo de los juegos de rol.
La vista oral ha sido pública y en ella el encausado, cuyo letrado ha pedido un fallo absolutorio, se ha declarado inocente tras reiterar que el día de autos, el 30 de enero de aquel año, él y la joven con la que acababa de iniciar una relación tuvieron sexo en su coche en un descampado situado en las inmediaciones del Puente de la Hispanidad.
El acusado, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha explicado que la amistad entre ambos era incipiente, de unos dos meses, tras conocerse en el Orco Rojo, una tienda de juegos de rol, y que las relaciones sexuales fueron plenamente consentidas por la denunciante, quien esa tarde le había pedido que la trasladase en su coche hasta la Biblioteca de Las Delicias para recoger un libro.
“¡Claro que sí!”, ha respondido categórico G.B.C. a preguntas del fiscal sobre si la joven que le ha denunciado consintió tener sexo con él en el coche cerca del Puente de la Hispanidad, en un parada realizada durante el trayecto al barrio de Las Delicias. De hecho, ha precisado que esa misma tarde, con posterioridad a los hechos objeto de la presente causa, la joven le mandó un ‘was’ en los siguientes términos: “¿Lo pasaste bien? Porque yo, sí”.
No ha sabido responder a la pregunta de cuál era por tanto el motivo de la denuncia de la supuesta víctima, aunque G.B.C, de 34 años, ha apuntado la posibilidad de que fuera por despecho, después de que él esa misma tarde la bloqueara en redes al enterarse de que había estado con otro.
“Nos estábamos conociendo, con expectativas de tener una relación sentimental. Pero después de las relaciones sexuales la bloqueé al conocer que me estaba engañando con otro”, ha insistido G.B.C, quien, no obstante, ha reconocido que tenía prohibida la entrada en el Orco Rojo por supuesto acoso a una chica.
“MI PADRE ES MUY CATÓLICO Y NO ME CREYÓ”
La denuncia de lo ocurrido no la presentó la supuesta víctima, P.C, hasta pasados unos seis meses, demora que la joven, de 25 años, ha justificado en el hecho de que ni siquiera su propio padre la creyó cuando el mismo día de los hechos le contó lo sucedido, de ahí que no acudiera a comisaría hasta que abandonó el domicilio familiar.
“Mi padre es muy católico y creía que la culpa había sido mía por ser mujer, mientras que a mi madre un ginecólogo le parece el demonio”, ha sostenido la joven resumiendo el ambiente familiar hostil y represivo al que se veía sometida y que motivó su tardía denuncia por “unas relaciones sexuales que en ningún momento fueron consentidas”.
La joven, que padece un 40 por ciento de discapacidad a causa de un trastorno psicológico previo a estos hechos, ha relatado que la tarde de autos el acusado la llevaba en su coche para recoger un libro en Delicias cuando en un momento dado se desvió y paró en un descampado cerca de Vallsur con el pretexto de mostrarle su ejército de figuras de rol. Pasaron a los asientos traseros y él, siempre según su versión, le bajó los pantalones y la agredió sexualmente.
En su relato de lo ocurrido, la mujer, que ha testificado tras un biombo para no encontrarse con su supuesto agresor, no solo ha apuntado que tiene denunciado a su propio padre por violencia familiar sino que ha dado una versión un tanto enrevesada a preguntas de si era cierto que había mandado a G.B.C, tras ser violada, un whatsapp en el que ella mostraba al denunciado que había disfrutado del encuentro.
Así, ha mantenido que su padre ejercía un control estricto de su teléfono móvil, sin descartar que hubiera sido su propio progenitor el autor del intercambio de ‘was’ con el denunciado.
“¡MI HIJA ESTÁ ENFERMA, NO ES FIABLE!”
Sin embargo, el aludido ha comparecido también en el juicio para negar dicho extremo y recordar que la supuesta víctima tiene graves problemas psicológicos.
“¡Mi hija está enferma, no es fiable, no de doy credibilidad, no puedo declarar en contra de alguien para enterrarle en vida porque esto ha ocurrido ya con otros chicos!”, ha declarado el progenitor de P.C, quien para que el tribunal se hiciera una idea del trastorno de su hija ha añadido que “se trata de una persona que en internet se está ofreciendo y mandando fotos de ella explícitas. Las ha montado gordísimas”.
También ha declarado la persona a la que la joven contó aquella misma tarde lo ocurrido, A.R.D, el varón que hoy es su pareja sentimental y al que, como así él mismo ha precisado, había conocido en el “mundo friki de los juegos de rol de mesa en el Orco Rojo”.
El testigo ha manifestado que quedó con P.C. y la tuvo que invitar en un bar a una tila porque la vio “desencajada, se derrumbó y empezó a llorar”. Tras consolarla, el hoy novio de la joven ha indicado que la acompañó al domicilio familiar donde ella relató lo ocurrido, aunque su progenitor no pareció darle mucho crédito y no hizo nada.
Frente a la absolución solicitada por la defensa, el fiscal del caso y la acusación particular han mantenido sus peticiones respectivas de cinco y siete años de cárcel–el letrado de ella pide también una indemnización de 6.000 euros–, y ello a pesar de que el acusador público ha reconocido los “problemas psicológicos y las distintas contradicciones” cometidas por la supuesta víctima.
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