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La Real Chancillería de Valladolid alberga 19 kilómetros de relato judicial con huellas de Santa Teresa, Cervantes y Berruguete

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VALLADOLID, 13 (EUROPA PRESS)

El Archivo de la Real Chancillería de Valladolid custodia uno de los fondos judiciales más importantes de España, con cerca de 19 kilómetros lineales de documentación que abarcan desde finales del siglo XV hasta el siglo XIX, conserva miles de pleitos y apelaciones que reflejan la vida cotidiana, económica y social del pasado de Castilla y León, así como documentos de figuras históricas como Santa Teresa, Miguel de Cervantes o Alonso Berruguete.

En concreto, la mayor parte de la documentación que alberga pertenece al fondo antiguo, el cual ha permanecido en este archivo desde su origen y se mantiene “íntegro y completo”, según ha explicado a Europa Press la directora del Archivo, Cristina Emperador Ortega.

En este sentido, el fondo, que abarca desde finales del siglo XV hasta 1834, está compuesto en un 80 por ciento por pleitos, es decir, litigios entre particulares o instituciones y, en su mayoría, se pueden encontrar apelaciones de sentencias provenientes de diversas jurisdicciones de la época, como la justicia del rey, la de los señoritos, la universitaria o la mercantil.

Así, Cristina Emperador ha asegurado que la magnitud del denominado ‘Fondo viejo’ cuenta con cerca de 14 kilómetros lineales de documentos, de los cuales la gran mayoría corresponden a estos pleitos históricos, lo que significa que, en total, hay más de 100.000 cajas dedicadas a estos litigios, reflejando siglos de disputas legales. Además de los pleitos, el fondo antiguo conserva documentación generada por la propia institución, relacionada con la defensa de sus privilegios y su interacción con otros organismos.

Por otro lado, el fondo contemporáneo del archivo, aunque es “más reducido”, contiene documentación administrativa y de personal relacionada con la justicia más reciente, por lo que, en total y sumando ambos fondos, el archivo conserva alrededor de 19 kilómetros lineales de documentación.

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La importancia histórica del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid radica en su papel como reflejo “fiel” de la sociedad castellana durante siglos debido a que, al tratarse de un tribunal de apelación, cualquier persona o institución de la Corona de Castilla, al norte del río Tajo, podía recurrir aquí para resolver disputas legales.

Esto significa que, según ha explicado la directora, “cualquier realidad social, desde un contrato de alquiler de un animal hasta conflictos de mayor envergadura, podía acabar en los documentos del archivo” por lo que, a diferencia de otros archivos históricos que conservan documentación oficial del gobierno, los archivos judiciales ofrecen “una visión mucho más cercana a la vida cotidiana de las personas, mostrando sus problemas, relaciones y preocupaciones”.

En este marco, Cristina Emperador ha destacado como uno de los elementos “más interesantes” que conserva el archivo a los interrogatorios de testigos en los pleitos, ya que estos documentos “no solo revelan el contenido de las disputas, sino también el lenguaje, las prioridades y las estrategias de los implicados”.

Además, la documentación de la Real Chancillería se ha mantenido prácticamente “íntegra” desde finales del siglo XV hasta 1834, lo que permite estudiar “con detalle” la evolución de la sociedad y la administración de justicia en diferentes épocas.

Por ello, el más antiguo con fecha es del año 978, un documento de traspaso de propiedad firmado en su época y posteriormente utilizado como prueba en un pleito aunque, sin embargo, la directora del archivo ha destacado que también se han encontrado fragmentos aún más antiguos, como un pergamino del siglo VIII el cual se usó para reforzar encuadernaciones.

Por otro lado, el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid no solo conserva documentos escritos, sino un registro de ejecutorias, que contiene información sobre los pleitos resueltos por el tribunal; los planos y dibujos, que representan espacios geográficos, infraestructuras y edificaciones de distintas épocas y, por último, óleos sobre lienzo de finales del siglo XVIII, utilizados como pruebas en litigios sobre lindes o aprovechamiento de aguas entre instituciones y grandes propietarios

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Además de estos materiales, el archivo alberga una colección de más de mil documentos geográficos sobre papel, con representaciones de territorios, obras de arte, puentes, casas y todo tipo de edificaciones, además de una colección de pergaminos, muchos de ellos más antiguos que la propia institución, incorporados como pruebas en pleitos o utilizados como refuerzos en encuadernaciones.

Asimismo, este archivo alberga documentos relacionados con personajes históricos como son Santa Teresa de Jesús, cuyo padre y tíos protagonizaron un pleito por el reconocimiento de su hidalguía o la figura Miguel de Cervantes, a través de un litigio de su padre relacionado con un préstamo.

Otro personaje que ha destacado Cristina Emperador es Fray Luis de León, que aparece en un pleito que interpuso tras recuperar su cátedra en la Universidad de Salamanca, en relación con el horario y el aula de sus clases y, por último, Alonso Berruguete, quien, además de su labor artística, fue escribano en la chancillería y del que se encontró una carta manuscrita dirigida, probablemente, a la esposa de Francisco de los Cobos, en la que expresaba su descontento con una liquidación económica.

La entrada a este edificio es totalmente libre y gratuita para todos los ciudadanos, con una previa presentación de una pieza de identidad al entrar.

RETOS HISTÓRICOS PARA LA CONSERVACIÓN

En cuanto al escollo “más grande” que se ha encontrado a la hora de conservar los documentos históricos, Cristina Emperador ha asegurado que fue el siglo XIX, ya que lo ha tachado como un periodo “crítico” debido a la falta de una gestión adecuada.

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Esto sucedió debido a que la Audiencia Territorial, que ocupaba el edificio, no consideraba que el archivo fuera de su responsabilidad y tampoco contaba “el conocimiento necesario” para su mantenimiento, por lo que la documentación quedó bajo la supervisión de los secretarios de la Audiencia, quienes “no tenían formación archivística ni conciencia de su valor histórico o administrativo”.

Esta situación provocó un “deterioro considerable”, según la directora, ya que los documentos no se consideraban “útiles” ni siquiera para la propia administración, pues estaban escritos en una caligrafía que los funcionarios “ya no comprendían” y, como resultado, el siglo XIX fue un periodo de “abandono y malas” condiciones para la conservación de los fondos documentales.

CONSERVACIÓN Y PREVENCIÓN

La conservación de los documentos en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid es una tarea “prioritaria”, según ha manifestado Cristina Emperador, y para ello se cuenta con un edificio diseñado “específicamente para este fin”.

Este fue construido en los años 70 y, posteriormente, entre 2009 y 2012, se realizó una reforma que mejoró las condiciones como los accesos controlados, aislamiento térmico y sistemas de almacenamiento, reforzando las medidas de preservación.

Así, la directora ha destacado que la estrategia de conservación se basa en la prevención, es decir, en controlar el entorno de los documentos para evitar su deterioro antes de que sea necesaria una restauración y, de este modo, se minimiza la necesidad de intervenciones directas sobre los materiales, garantizando su integridad a largo plazo.

En este sentido, Emperador ha detallado que las principales medidas preventivas incluyen el control permanente de la humedad relativa y la temperatura, factores “clave” para evitar el desarrollo de microorganismos, hongos o procesos de acidez en los documentos contemporáneos.


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