VALLADOLID, 6 (EUROPA PRESS)
La población de águila imperial ha crecido en torno a un 30 por ciento desde 2019 en Castilla y León hasta llegar a las 130 parejas censadas en 2022, según los datos aportados por la Junta de Castilla y León dentro del análisis de las medidas de conservación activas.
Así, tras la aprobación de su Plan de Recuperación en el año 2003, la especie ha pasado de contar con una población mínima histórica de 16 parejas entre los años 1997 y 1999 hasta superar el centenar a partir del año 2019 para alcanzar las 130 en 2022. En concreto, las medidas aplicadas en los últimos años se han centrado en la corrección de tendidos eléctricos y en una gestión forestal sostenible.
Como indican los resultados del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León obtenidos para la especie, la recuperación fue paulatino y en el año 2005 la población alcanzaba los 29 parejas, 46 en 2010, 70 en 2015, y superó el centenar de parejas en 2019. En el año 2022 se contabilizaron un total de 130 territorios en Castilla y León, distribuidos entre las provincias de Segovia (43), Ávila (43), Valladolid (23), Burgos (nueve), cinco en Salamanca, cuatro en Zamora y tres en la provincia de Palencia, aunque el máximo poblacional histórico se registró en 2021, con un total de 131.
En la actualidad, las presiones más importantes para la especie en Castilla y León están relacionadas con la muerte de ejemplares por colisión y electrocución en tendidos eléctricos, y por otras causas relacionas con actividades humanas, como el uso de venenos para control ilegal de depredadores y especies oportunistas, molestias en época de cría por trabajos de diversa índole, y por presencia humana en áreas aledañas a los nidos.
En concreto, entre los años 2000 y 2022 se registraron 197 siniestros de águila imperial (de los cuales 177 tienen identificado el motivo de ingreso) en los Centros de Recuperación de Animales Silvestres de la comunidad. Del total de siniestros conocidos, 16 corresponden con problemas naturales (caída del pollo del nido, debilidad provocada por enfermedad o desnutrición, abandono parental, etc.), mientras que 161 corresponden con causas no naturales (colisión y/o electrocución en tendidos eléctricos, intoxicación por ingestión de venenos, disparos, colisión con aerogeneradores, etc.).
Con un 55,4 por ciento de los siniestros conocidos, la electrocución en tendidos eléctricos es la principal causa de mortalidad identificada en la red de centros de recuperación, con un total de 98 casos, seguido por la intoxicación con 38 siniestros.
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