SEGOVIA, 11 ( EUROPA PRESS)
El patio de Columnas de la Diputación de Segovia acogerá la muestra que da a conocer la Historia de ‘la Puchera de Riaza’, considerado como el primer medicamento español, que se podrá visitar hasta el 30 de noviembre.
La exposición cuenta con siete expositores informativos y mas de una decena de diferentes elementos y objetos representativos de la importancia que ha tenido este fármaco.
Después de que en 2020 se cumpliesen doscientos años de la fabricación por parte de Frutos Sanz y Agudo de la Puchera de Riaza, teniendo en cuenta que la pandemia por la Covid-19 y las consecuentes restricciones sanitarias impidieron la puesta en marcha de muchas iniciativas, el ayuntamiento de Riaza dio inicio, en mayo de este año, a diferentes actividades enfocadas su conmemoración.
“Es un hito que puso el nombre de la provincia de Segovia, y en concreto del municipio de Riaza, en boca de todos los españoles que, a comienzos del siglo diecinueve buscaban un remedio para las fiebres producidas por la malaria”, ha señalado el presidente de la institución provincial, Miguel Ángel de Vicente, quien ha estado acompañado del alcalde riazano, Benjamín Cerezo.
La exposición se podrá visitar hasta el próximo 30 de noviembre en el Palacio Provincial en horario de 9.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00 horas de lunes a viernes.
Tres pucheras, algunos tarros de farmacia, balanzas, barreños y cinco arbarelos, piezas de exclusivo uso farmacéutico destinadas a contener materias viscosas o albergar píldoras, dan cuenta de una historia que comenzó cuando ‘don Frutos’ se instaló como boticario en la localidad y, preocupado por los estragos que ocasionaban las fiebres tercianas y cuartanas, decidió investigar.
Así, pudo encontrar un remedio que tuvo en el alcaloide de la corteza de quino su base y que comercializó bajo el nombre Electuario Febrifuto, envasado en una pequeña vasija de barro -la que, a la postre, le daría su denominación común- con la que se adjuntaba un prospecto firmado por el propio Frutos Sanz y Agudo.
“Ese prospecto, tan imprescindible ahora, es algo que no era habitual entonces y que, sumado al destino exclusivo de La Puchera, convirtió al medicamento en histórico”, ha afirmado Cerezo.
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