SALAMANCA, 4 (EUROPA PRESS)
Eduardo Aguilar es un joven venezolano que hace poco más de un año llegó a Salamanca como refugiado, apenas tres meses después comenzó un curso de hostelería en el Centro Joven de Cruz Roja en Salamanca.
Entonces, quien había sido barbero en su país natal, cambió de sector y abrió en España una puerta a su futuro, pues le sirvió para encontrar empleo y asentar su proyecto de vida, junto a su pareja, en la ciudad, como señala a Europa Press.
“Cuando llegamos aquí, a España, hace un año ya, nosotros llegamos por asilo político, nos dieron ayudas, había muchas instituciones que nos apoyaban, y llamamos a Cruz Roja, nos atendieron perfectamente, nos ayudaron con piso y nos dieron la información para recibir unos cursos, y nos inscribimos”, añade sobre su llegada a Salamanca y el comienzo con una formación en el Centro Joven con la que le fue “muy bien”.
“Me ha servido mucho para conseguir trabajo y para aprender cada día más, también para conocer más aquí a España, porque soy de Venezuela, no soy de por acá.
Nos ayuda a entender un poco más cómo se trabaja aquí, cómo es todo, el trabajo, la vida”, concluye en el aula en la que se formó y donde ahora participan otras alumnos, con el mismo propósito de abrirse hueco en el mercado laboral.
Sobre este centro joven, su directora, María Pascual Ramos, explica que es un espacio dirigido a jóvenes entre 16 y 30 años, con “una atención bastante especial” entre quienes se sitúan en la franja de 18 a 24 años por ser “una población un poco más vulnerable”.
“Los jóvenes que atendemos son jóvenes vulnerables o con riesgo de exclusión social, debido primero a su propia edad”, señala antes de incidir en otros factores como la ausencia de formación previa, el racismo o estereotipos que marcan a las nuevas generaciones y que les suponen “causas de discriminación” para quienes buscan una oportunidad.
“Con toda esta problemática, con toda esta complejidad de los jóvenes, intentamos hacer una atención integral, ofreciéndosela de manera individualizada, ajustándonos a sus necesidades; les ofrecemos cursos formativos para la mejora de la empleabilidad, les ofrecemos orientación laboral”, afirma antes de poner en valor otros recursos como el apoyo psicosocial o las propuestas de ocio.
“Todo esto lo hacemos con el equipo multidisciplinar que tenemos en el centro, técnicas de empleo para toda la parte de empleo juvenil, tenemos un equipo de psicólogas, tenemos trabajadoras sociales, tenemos educadoras sociales.
Los docentes que dan los cursos y la parte más específica”, remarca y añade que es posible también “gracias al equipo de voluntariado que tiene Cruz Roja” y a las entidades que financian los proyectos.
En cuanto a la actividad desarrollada, María Pascual Ramos apunta que el centro recibe cada año a unos 200 jóvenes, de los que unos 80 entran en los cursos formativos y los otros precisan una asistencia o apoyo en otras líneas de atención.
HOSTELERÍA
Por su parte, el formador y también hostelero salmantino Diego Cenalmor señala que su sector “necesita gente” para la incorporación a sus plantilla y que, en el Centro Joven, se forma “lo máximo posible” a los jóvenes para que puedan luego “trabajar tanto en terrazas, bares, restaurantes, hoteles y cualquier sitio” con un porcentaje de inclusión “bastante alto”.
“A todos los empresarios que conozco, les recomiendo que acojan a los chicos para hacer las prácticas, porque de aquí salen casi para trabajar directamente de un puesto, para desarrollar la profesión perfectamente”, añade antes de continuar con la formación que imparte en uno de los cursos actualmente activos en las dependencias de Cruz Roja en Salamanca.
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