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El jurado declara a Rubén culpable del asesinato de ‘La Fiestuki’ y exonera a su novia de posesión ilegal de armas

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VALLADOLID, 17 (EUROPA PRESS)

El jurado popular constituido en el juicio por el denominado crimen de ‘La Fiestuki’ considera al principal encausado, el salmantino Rubén A.S., autor del asesinato del joven de 27 años Brayan L.C. durante la discusión registrada la madrugada del día 2 de agosto de 2022 en las inmediaciones de la citada discoteca ubicada en la localidad vallisoletana de La Cistérniga.

Después de que la acusación pública y las defensas expusieran este viernes sus informes finales, el jurado, en su veredicto recogido por Europa Press y dado a conocer esta tarde tras tres jornadas de juicio celebradas en la Audiencia de Valladolid, considera acreditado, por unanimidad, que Rubén A.S. es autor de los tres delitos que se le imputaban, asesinato, amenazas y tenencia ilícita de armas, sin ninguna circunstancia modificativa de la responsabilidad criminal –alteración por toxicomanía– mientras que ha exculpado a su novia, Carmen S.S., del tercero de los delitos.

Una vez conocido el veredicto, el fiscal del caso, que había pedido inicialmente un total de 21 años de cárcel para Rubén, ha acordado ahora solicitar 17 por el delito de asesinato, dos por las amenazas y un año y medio por la tenencia ilícita de armas (en total 20,5 años). Asímismo, ha pedido que en concepto de responsabilidad civil el acusado indemnice tan solo al Sacyl con 2.028 euros por la asistencia dispensada al fallecido, y ha retirado las cuantías que inicialmente había solicitado para los padres de la víctima, ya que la madre había renunciado a cualquier indemnización y el progenitor ni siquiera tenía relación con él desde hacía muchos años.

Además, el acusado público en consonancia con el fallo del jurado se ha mostrado contrario a la remisión condicional de la pena impuesta a Rubén S.A. y de cualquier posible indulto.

El defensor del autor del crimen tan solo se ha pronunciado respecto del delito de tenencia ilícita de armas, para el que ha pedido un año de prisión, al tiempo que ha anunciado ya su intención de recurrir el fallo al Tribunal Superior de Justicia.

Durante el juicio, el principal acusado se declaró inocente y atribuyó el crimen a una tercera persona que aquella madrugada se desplazó con él y otras personas más en varios coches desde Salamanca a La Cistérniga pero que ha rechazado identificar ante las supuestas amenazas de muerte recibidas para que mantenga su anonimato.

En su versión exculpatoria, Rubén explicó que cuando se produjeron los hechos tanto él como su novia y también acusada, Carmen S.S, permanecían dentro del coche consumiendo droga y no se enteraron de lo ocurrido hasta que varios de sus acompañantes que habían entrado en la sala les advirtieron de ello y les invitaron a salir huyendo de allí, cosa que hicieron ya que el acusado se encontraba por aquellas fechas en busca y captura por violencia de género.

Pero además, Rubén negó ser el propietario de la pistola utilizada en el crimen y explicó que si la Guardia Civil se la ocupó en un registro practicado un mes después en su vivienda de Salamanca, donde se encontraba escondido, fue porque la misma era propiedad de uno de sus acompañantes aquella madrugada, Alberto S, y éste le había pedido que se la guardara. “Es el dueño del arma pero no el autor del disparo, aunque me acusa a mí porque tiene todavía más miedo al verdadero responsable”, sostuvo el presunto asesino.

TESTIGOS PROTEGIDOS

Casualmente, el tal Alberto y su exnovia, Tamara P, testigos protegidos, son las únicas personas que han responsabilizado directamente del asesinato y de la propiedad del arma a Rubén–no presenciaron el crimen pero sostienen que el acusado se lo confesó a posteriori–y que han denunciado las amenazas recibidas del encausado y de su entorno para que declararan en el juicio a su favor o realizaran un ejercicio de amnesia.

Pese a ello, ocultos tras un biombo, ambos testigos mantuvieron finalmente la incriminación de Rubén y aseguraron que éste les reconoció haber mantenido un altercado con un hombre, armado éste con una barra de hierro, y que había tenido que utilizar la pistola, confesión que Alberto asegura haber recibido aquella noche vía ‘was’ en su teléfono cuando se hallaba aún dentro de la ‘disco’ y el autor ya había huido en coche, mientras que Tamara, quien no se encontraba ni siquiera en la villa vallisoletana, explicó que fue puesta al corriente del trágico suceso bastantes horas después en Salamanca por quien apretó el gatillo.

El reconocimiento aportado por ambos ha sido el único con el que ha contado el jurado, ya que el propio dueño de la sala y dos de sus empleados, a pesar de presenciar el crimen a escasos metros de distancia, han rechazado en el juicio que el autor fuera Rubén y también han negado que éste les amenazara minutos después con pegarles un tiro si no le abrían la puerta del aparcamiento para permitirle huir del lugar.

Ante la ‘amnesia’ y “declaración renuente y olvidadiza” de los tres testigos, el fiscal del caso ha pedido su procesamiento por delito de falso testimonio en su intento por encubrir a Rubén, a quien el acusador público vino a definir como un hombre “muy violento un lobo con piel de cordero” por haberse presentado ante el jurado como un mero yonqui que ha pagado su adicción a las drogas con la desintegración de su núcleo familiar.

El fallecido, Brayan L.C. recibió un único tiro a la altura del tórax, por debajo del esternón, que afectó al hígado y provocó un hemiperitoneo o hemorragia masiva que provocó su muerte por fallo multiorgánico pese a la intervención a la que fue sometido y numerosas transfusiones que no pudieron evitar su óbito diez horas después del incidente en el hospital, sobre las 11.30 horas del día 2 de agosto de 2022.

Las defensas de Rubén y Carmen habían pedido un fallo absolutorio por falta de pruebas tras advertir de que la investigación de los hechos realizada por la Guardia Civil fue, en palabras del primero, “confusa y deficiente” al no haber profundizado en una serie de detalles de vital importancia para el esclarecimiento real de lo ocurrido.

En este sentido, el letrado de Rubén recordó que los únicos “testigos directos”, el titular y dos empleados de ‘La Fiestuki’, han exculpado a su patrocinado en el acto de juicio oral, mientras que la única incriminación contra su cliente la realizan Alberto y Tamara, “meros testigos de referencia”.

El defensor puso en tela de juicio el testimonio de Alberto S, la persona a la que su cliente atribuyó en el juicio la propiedad de la pistola. “Tanto Alberto como Tamara llegaron a figurar como investigados y fueron detenidos, con lo que no es de extrañar que el primero trate ahora de apartarse de la causa para que no le salpique la propiedad del arma implicada en el crimen”, apuntó el letrado.

También criticó que la Guardia Civil no investigara a otras muchas personas que la noche de autos llegaron a La Cistérniga desde Salamanca tanto en el coche ocupado por Rubén como en otro, entre ellos Paco, Mata y, sobre todo, un tal Alan, quienes ni siquiera han sido llamados al juicio para poder ser interrogados, así como que no se llegara a realizar un retrato robot con las características físicas del verdadero responsable del hecho.

A su vez, el representante legal de Rubén no se explica cómo es posible que la secuencia de los hechos fuera grabada por distintas cámaras de seguridad del local y, sin embargo, “no se hayan aplicado las últimas tecnologías para aclararlas a fin de identificar a los responsables. Nosotros seguimos sosteniendo que el autor es una tercera persona que no se ha podido identificar por una investigación que no ha llegado al fondo del asunto”, sentenció el letrado del principal acusado.


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